La Universidad Pública de Navarra (UPNA) se ha ofrecido al Gobierno Foral para colaborar en la atención a las personas refugiadas. Este paso, que forma parte de un acuerdo de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), de entrada abre la puerta a posibilidades como incorporar a alumnado, que profesores universitarios puedan colaborar con el centro o que se desarrollen fórmulas de apoyo al aprendizaje del castellano. Esas posibilidades, en cualquier caso, dependen de “factores que aún desconocemos”: como el número de refugiados y refugiadas, su formación o su idioma. Así lo reconoce el doctor en Derecho (Financiero y Tributario) y vicerrector de Internacionalización de la universidad, Hugo López, quien explica estas medidas y las posibilidades de que se lleven a cabo.
¿Cómo surge este ofrecimiento de la UPNA al Gobierno de Navarra?
A través de la CRUE se tomó la decisión de que las universidades colaboraran de alguna manera en el dramático problema de los refugiados. Desde la Universidad Pública de Navarra quisimos adherirnos a ese acuerdo y, en lugar de trabajar de forma individual, nos pusimos a disposición del Gobierno de Navarra, explicando esas actividades universitarias que estaríamos en condiciones de llevar a cabo.
¿Por ejemplo?
Cursos de idiomas, acogida a profesorado y alumnado… Ya contamos con un servicio de acogida para cualquier estudiante en movilidad, generalmente internacional, como puede ser a través del programa Erasmus, y se puede prestar en los mismos términos para este caso. Estamos, de todas formas, en una situación de espera; no sabemos cuántos refugiados van a llegar, ni en qué condiciones, ni con qué idioma… Y en función de lo que nos encontremos tendremos que reaccionar.
Desde los consistorios navarros, por ejemplo, hay quien ha reconocido que se han dado “palos de ciego” al preparar esa acogida. ¿Cuántas de las medidas que ahora se barajan tendrán viabilidad?se han dado “palos de ciego”
El Gobierno Foral tendrá que centralizar y canalizar ese operativo, porque manejarán la información y los tempos. Nosotros en la UPNA tenemos unas infraestructuras y una capacidad para atender a estas personas, y se trata de trabajar de forma coordinada. A partir de ahí, ¿qué es lo que se va a hacer en concreto? No se puede saber porque estamos en un momento muy inicial, todo depende de unos factores que ahora se desconocen y estamos a la expectativa. Pero sí hay acciones que se pueden llevar a cabo y luego las podremos afinar más. Tenemos proyectos de ayuda y cooperación al desarrollo bastante potentes y en próximas convocatorias, si Siria está incluida en ellas, podemos orientar esos proyectos hacia ese país en concreto.
¿Siria no había estado antes en esas convocatorias?
No hemos trabajado con Siria, pero entiendo que, como consecuencia de esta situación, se incorporará. No solo no tenemos problemas con ello, sino que nos vemos con muchas ganas de trasladar todo nuestro know how en materia de cooperación a Siria.
Por el momento, entonces, únicamente se puede decir que la postura de la UPNA es que se cuente con ella.
Claro, por supuesto. Aún no sabemos qué nos vamos a encontrar, así que no tiene sentido que vayamos más allá. Lo que está claro ante este tipo de situaciones es que necesitamos agilidad, tener capacidad de reacción, porque es un drama al que hay dar solución, y hay cuestiones que no sirven como excusa. Tenemos que responder a estas necesidades.
¿En la universidad se abordarán cuestiones como las personas refugiadas y por qué se producen este tipo de conflictos?
Sí, es una de las actividades que planteamos. Porque, desde un punto de vista divulgativo, la universidad no solo lo debe hacer sino que ya lo viene haciendo. En programas como África Imprescindible [la UPNA ofrece un curso, en colaboración con ONG como Oxfam Intermón o Médicos del Mundo, entre otras, en este caso sobre cuestiones como los Derechos Humanos en África, la igualdad o las claves para entender el continente] se tratan este tipo de cuestiones, y ahora tendremos que redirigir esas actividades.