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“La universidad no es elitista, pero el problema está en que esa sea la meta”

Alfonso Carlosena García (San Martín de Unx, 1962) ha sido el vicerrector de Investigación en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) durante las dos últimas legislaturas, fue el primero de los dos candidatos al Rectorado en anunciar su candidatura (de hecho, hasta que Jorge Nieto dio el paso al final del proceso, se llegó a pensar que sería el único que se presentaba) y eso, junto a su intensa campaña electoral, le ha colgado el cartel de favorito. Pese a ello, este licenciado en Ciencias Físicas y doctor por la Universidad de Zaragoza evita lanzar las campanas al vuelo. Eso sí, cuando se le pregunta si, entre su contrincante Jorge Nieto y él, puede ser considerado el aspirante más crítico, Carlosena asegura, sin titubear, que ser crítico es parte de su personalidad. Y eso se nota al analizar la situación de la universidad; de la UPNA en concreto y de esta opción educativa en general.

¿La educación universitaria, con medidas como las tasas o el 3+2, se ha puesto en peligro?

Desde luego el sistema universitario necesita una reforma, pero también una reflexión muy profunda y un consenso entre todos sus actores. Y no ha ocurrido eso, sino que esto se ha reducido a acciones concretas, sin lógica, salvo una: hacer que el sistema universitario público sea cada vez más complejo y difícil.

Usted dijo que, incluso, esas medidas favorecían a las universidades privadas.

Está claro que el sistema público no beneficia en nada a las universidades públicas. Y la realidad es que empezamos la legislatura diciendo que sobraban universidades y la hemos terminado con un crecimiento de centros. Privados, por supuesto.

¿Cuál es su opinión sobre la gestión del ministro de Educación, José Ignacio Wert?

Entre mala y nefasta. Puede que tenga ideas que sean sensatas y con sentido, pero este tipo de decisiones nunca se pueden tomar de manera impuesta; sin embargo, ha ocurrido al revés, por eso ha cosechado lo que ha cosechado. Aunque, como él suele decir muchas veces, se crece ante la adversidad, yo creo que políticamente podría tener una penalización muy seria.

¿No queda más remedio que aceptar el 3+2?

La posición que ha adoptado la CRUE [Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas] ha sido no negarse al cambio, ver los resultados del 4+1 y, si hacemos cambios, que sean coherentes entre todas las universidades. Si se desregulariza el sistema, puede tratarse de una trampa: porque, lejos de fomentar que cada uno haga su política, lo que consigue es que el sistema universitario español resulte muy confuso e imposibilite algo clave, como es la movilidad del propio alumnado.

¿La universidad se está volviendo elitista, teniendo en cuenta el coste de las tasas?

Probablemente no hemos llegado a ese punto, pero es verdad que hay personas que se han quedado fuera del sistema universitario. No diría que hemos llegado a ese elitismo, pero el problema es que ese sea el objetivo. Hay que estar muy vigilantes.

¿La universidad debería haberse cuidado más en los presupuestos institucionales?

La sanidad, por ejemplo, también ha sufrido mucho. Pero el sistema universitario español estaba en un proceso de consolidación y nos han cortado antes de que llegáramos a conseguirlo.

En su blog, hace una mención a que es necesario que el Gobierno Foral confíe en la UPNA. ¿Eso quiere decir que hasta ahora no lo ha hecho?su blog

Creo que, en general, los gobiernos, y no solo este, no han confiado en el potencial de la universidad como elemento de cambio, de desarrollo económico y social. Quizá a la universidad se le ha visto más como un lugar donde formar titulados, que hacíamos algo de investigación, pero eso no es todo. Y somos un actor que puede empujar mucho. Pero no tenemos que echar balones fuera: en la universidad también hemos cometido el error de mirarnos a nosotros mismos, a nuestras necesidades y nuestros objetivos, cuando tenemos que centrarnos en dar un servicio social.

¿Dar ese servicio a la sociedad pasa por ampliar el número de grados?

Es un elemento más. Hace años se hizo un estudio, que ahora habría que revisar, pero parece clara la necesidad de nuevas titulaciones.

En Ciencias, Humanidades, Psicología… y Medicina, que parece la gran aspiración.

Es lo que dijo el estudio y parecen grados razonables.

¿Es realista plantearse esa ampliación con la estrechez económica actual?

Al final, aunque mañana decidiéramos que vamos a hacerlo, pasarían al menos dos años hasta ponerlos en marcha. Así que, si nos creemos las previsiones de crecimiento en España, o nos acomodamos a esa situación o, de lo contrario, nos están engañando.

Como vicerrector de Investigación hace muchas referencias en su programa a la situación en este campo. ¿La UPNA va a poder retener a sus investigadores e investigadoras?

De momento, creo que estamos teniendo buenos resultados. Es verdad que las apreturas empiezan a pesar, y hay personas que terminan sus contratos y es difícil ofrecerles la oportunidad de quedarse, tras pasar los concursos correspondientes. Pero otro elemento que me preocupa no es ya la retención del talento, sino su generación, con contratos predoctorales u otras ayudas que permitan que se forme nueva savia investigadora.

¿Entre el alumnado no pesa la sensación de que podrá sacar adelante una carrera, pero no lograr un trabajo?

A mí me gustaría reivindicar el valor de la formación universitaria independientemente de la empleabilidad, que es una afirmación difícil de hacer hoy en día. Quienes tenemos una carrera defendemos esa formación, aunque luego hayamos trabajado en lo que nos hemos formado o no. Pero informes como el realizado por la Conferencia de Consejos Sociales daban claramente unos ratos de empleabilidad muy altos de los egresados de la UPNA. Yo transmitiría optimismo. Otra cosa, y eso también hay que decirlo, es que la calidad de ese empleo sea menor de la que teníamos, por ejemplo, hace ocho años.