Qué hacer con la sangre de cordón umbilical: mejor a un banco público que a uno privado
No hagas caso al rey. Esa es la principal conclusión que se puede sacar tras más de 25 años de investigación con la sangre de cordón umbilical. Fue en 2005 cuando Felipe de Borbón, por entonces príncipe de Asturias, anunció que había congelado la sangre del cordón umbilical de su primogénita en un banco privado de EEUU. Aquel anuncio disparó el interés por este procedimiento, sin embargo, también levantó críticas por la escasa utilidad de guardar este tipo de muestras para uso propio.
Dos años después, el monarca repitió el procedimiento con su segunda hija, aunque, en aquella ocasión, parte de la muestra fue a un banco público y otra parte a uno privado. Para justificar su decisión el rey aseguró que la ciencia y la medicina estaban “avanzando mucho en este campo” y que se había “informado mucho sobre ello”.
Sin embargo, más de 10 años después de aquella decisión, y a pesar de los avances en este campo, la realidad es que las únicas muestras que han demostrado utilidad clínica son las de los bancos públicos y la propuesta de los bancos privados no es muy diferente a vender billetes a Marte. No hay duda de que llegaremos al planeta rojo, pero no sabemos cómo, ni cuándo.
En 1988 se realizó el primer transplante de las células madre contenidas en la sangre de cordón umbilical (SCU) y, a partir de ahí, se generalizó el uso de este tipo de trasplantes como un tratamiento eficaz de algunas enfermedades de la sangre en población infantil, especialmente leucemias o linfomas. Poco a poco las técnicas fueron mejorando, los tratamientos se extendieron a los adultos y las donaciones comenzaron a ser cada vez más habituales.
En España, el pico en el número de transplantes se alcanzó en el año 2011, con 149, pero a partir de ahí hubo una tendencia a la baja y el año pasado solo se hicieron 38. “La SCU está reduciendo su uso porque hay otras fuentes más accesibles y con resultados similares, cuando no mejores”, explica a eldiario.es el responsable de progenitores hematopoyéticos de la Organización Nacional de Transplantes (ONT), Jorge Gayoso.
En medio de aquel bum que se vivió a principios de siglo surgieron los bancos privados de cordón, que veían en el enorme potencial terapéutico de la SCU, más allá de las enfermedades hematológicas, un negocio prometedor que podría superar los 12.000 millones de dólares durante la próxima década.
¿Por qué es más recomendable un banco público?
Según Gayoso, “el uso clínico que se hace a día de hoy de estas muestras está dedicado casi en su totalidad al tratamiento de pacientes con tumores hematológicos, básicamente leucemias, o algunas otras enfermedades de la sangre”.
El problema es que muchas de estas enfermedades tienen una base genética o congénita y, por lo tanto, pueden estar presentes en las células del cordón, con lo que los pacientes solo “se benefician de transplantes alogénicos, es decir, de muestras que provienen de otra persona”, explica Gayoso, por lo que no tiene mucho sentido guardar las muestras para uso propio, lo que se conoce como trasplante autólogo.
Según la Asociación Americana de Pediatría, “los padres que guardan la sangre del cordón umbilical de sus hijos en bancos privados deben saber que si su hijo desarrolla leucemia, la sangre almacenada ya contiene células premalignas y, por lo tanto, no puede usarse para tratar al niño”.
Para aquellas enfermedades de la sangre que sean adquiridas (no congénitas), sí podría utilizarse este tipo de autotrasplantes, pero “hay muy pocos casos de muestras de sangre de cordón umbilical para uso autólogo que se hayan utilizado”, afirma Gayoso. Según datos de la propia ONT, “hasta el momento solo se han publicado en el mundo 9 casos de trasplante de estos cordones”.
Este hecho ha llevado a la mayor parte de las sociedades científicas a posicionarse en contra del almacenamiento autólogo de la SCU e incluso la Comisión Europea y el Consejo de Europa han expresado sus dudas ante estos bancos que guardan de forma autóloga la sangre del cordón umbilical.
¿En qué se basan los bancos privados?
Teniendo en cuenta la extraordinariamente baja probabilidad de poder utilizar la sangre de cordón para un transplante propio a corto plazo, los bancos privados se apoyan más en el enorme potencial de las células para la medicina del futuro, especialmente en el campo de las terapias regenerativas.
“Actualmente no solo utilizamos estas muestras para transplantes, sino también para investigar otras posibles aplicaciones, porque es un producto único y con una potencia en sus células progenitoras muy grande”, explica a eldiario.es Marta Torrabadella, miembro del comité técnico de la Fundación CAT, una organización de certificación de bancos de SCU.
En la actualidad existen multitud de ensayos clínicos en varios campos, especialmente en neurología y cardiología. La SCU se ha utilizado para tratar varias afecciones neurológicas, como parálisis cerebral, encefalopatía isquémica hipóxica, lesión cerebral traumática y autismo. Y también para algunas patologías cardiovasculares, como la miocardiopatía dilatada y la cardiopatía isquémica.
Este potencial ha popularizado el concepto de 'seguro biológico' para referirse a la SCU, un término que algunos bancos siguen utilizando para atraer a sus clientes. “Lo que venden los bancos privados es la posibilidad de utilizar terapias regenerativas en el momento en el que éstas lleguen a desarrollarse, es decir, es un uso potencial que a día de hoy no tiene utilidad”, explica Gayoso.
El término seguro biológico ha sido explícitamente rechazado por la mayoría de las sociedades científicas a nivel internacional, ya que se considera que se está vendiendo una posibilidad, no una práctica clínica real, ni posible a corto plazo. Organizaciones como el Colegio de Ginecólogos de EEUU, la Asociación Americana de Pediatría o el Real Colegio de Ginecólgos de Reino Unido afirman que “no se recomienda el almacenamiento de la sangre del cordón umbilical como 'seguro biológico' contra futuras enfermedades”.
Aún así, la decisión de guardar las muestras de SCU en bancos privados es algo muy personal y puede ser razonable si la familia tiene un historial médico de alto riesgo en enfermedades que pueden ser tratables con muestras propias o si, simplemente, disponen del dinero para hacerlo y son optimistas con respecto a los avances de la medicina. En estos casos, Torrabadella recomienda a los padres que lo hagan “en un banco de garantías, que además de los permisos legales, también disponga de una certificación de calidad”.