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La donación de semen en España: anónima, casi sin control y más difícil de lo que parece

Actualmente, la donación de semen en España es anónima.

David Noriega

España es uno de los países con más clínicas de reproducción asistida del mundo: alrededor de 400. En 2015 nacieron aquí 2.801 bebés concebidos mediante estas técnicas de reproducción humana asistida (TRHA) utilizando semen de donantes (un 0,7% del total), según los últimos datos del registro de actividad de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Pero, pese a los números y a la creencia generalizada, donar esperma no es un proceso sencillo ni rápido: se tarda meses en saber si un candidato es válido y tan solo se acepta a uno de cada diez. Este, a su vez, solo puede donar para seis bebés nacidos y tiene la obligación de informar, en cada proceso, de aquellos a los que se haya sometido con anterioridad, cuándo y dónde. Pero nada más.

Aunque la Ley de Reproducción Humana Asistida de 1988 contemplaba la creación de un registro nacional de donantes en el que las clínicas estarían obligadas a introducir el historial de sus donantes y así poder identificar a aquellos que hubieran excedido el límite, 30 años después aún se encuentra en fase piloto.

Las donaciones en España son, por ley, totalmente anónimas, salvo en casos excepcionales en los que corra peligro la vida del nacido. Es decir, el donante nunca sabe quién es la receptora o el nacido y viceversa; una situación que se mantendrá con el registro. No obstante, como indica la profesora de Derecho y directora del Máster de Derecho de Familia y Menores de la Universidad de Cantabria, Silvia Tamayo, si bien es cierto que “la mayor parte de las legislaciones extranjeras que se ocuparon de regular por primera vez las técnicas de reproducción asistida establecieron con carácter general el anonimato del donante”, también lo es que “con el paso del tiempo son varios los países que han optado por innovar en sus legislaciones, levantando el velo del donante en beneficio del hijo”. Esto ha sucedido en Alemania, Suecia, Reino Unido o, más recientemente, Portugal, a través de una sentencia de su Tribunal Constitucional. Una tendencia que, señala la experta, “podría afectar en un futuro a España”.

“Se trata de poner en una balanza el derecho a la intimidad del donante y el derecho del niño a conocer sus orígenes biológicos y decidir a cuál hay que dar preferencia”, razona Tamayo. En su opinión, eso sí, “hay que ser muy legalista, para que no se le pueda exigir nada al donante” y debe tenerse en cuenta que en los países donde se ha acabado con el anonimato, las donaciones han bajado notablemente, “con el consiguiente descenso en las posibilidades de reproducción”.

Según las estimaciones del presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Luis Martínez, y del director médico del banco de semen CEIFER Biobanco, José Antonio Castilla, en esos países ya solo donan un 10% de los que lo hacían y las receptoras han tenido que buscar otros destinos, como España. “Somos líderes mundiales en donación de células y gametos, gracias a un sistema altruista y anónimo”, indica Castillo. Por eso, para Martínez, no tiene sentido “quitar algo que está funcionando”, mientras hace hincapié en que “si alguien no quiere anonimato, no va a un banco de semen”.

Tamayo compara lo que ocurre en los casos de adopción y las técnicas de reproducción asistida. En el primer caso, “las últimas reformas garantizan de forma absoluta el derecho a conocer los orígenes del adoptado que, en ningún caso, tendrán incidencia sobre la filiación previamente determinada”. Así, para la profesora “no parece de recibo que la forma en que un niño venga al mundo pueda afectar al contenido de sus derechos” por lo que “se plantea la conveniencia de revisar este extremo y plantear, si procede, extender la regulación del derecho a conocer los orígenes en la adopción a los casos derivados de los TRHA”.

Así es el proceso de donación

Actualmente, el primer paso que deben superar los candidatos a donantes es una consulta en el propio centro donde se realizan las donaciones. En esta primera toma de contacto “se realiza una historia clínica, donde se ven sus antecedentes personales y familiares y sus hábitos”, explica Castilla. Después, deben someterse a un análisis de enfermedades infecciosas transmisibles (que se realiza de nuevo unos meses después de la donación, en caso de que esta llegue a producirse, para detectar posibles infecciones latentes) y a un análisis genético, que determine el riesgo de transmitir enfermedades genéticas prevalentes. Estos resultados pueden tardar en llegar entre dos y tres meses.

Pero al grueso de candidatos se les descarta por su semen. “Lo más importante es comprobar si tienen un semen de calidad, ya que la muestra se congela a -196ºC y no todos los espermatozoides son capaces de aguantar este proceso”, indica el doctor.

Los centros deben informar a los candidatos de las consecuencias y el fin de la donación, y los candidatos deben advertir de las donaciones que hayan realizado anteriormente. Con esta información, las clínicas han de verificar que de su semen no han nacido seis bebés, pero todo depende “de la buena voluntad de los donantes”. Es decir, si un donante oculta que ya ha donado semen en otra clínica, no hay forma de descubrirlo. Ese límite de seis bebés por cada donante tiene que ver con los límites a la consanguinidad aunque es aleatorio: en algunos países esa barrera es, por ejemplo, de diez bebés y hay expertos que reclaman que en lugar de bebés, las donaciones se cuenten por familias. Esto es, que un donante pueda donar para un número concreto de familias, que podrían tener todos sus hijos del mismo donante.

La posible motivación para querer donar de más es económica, pero poco probable. Las donaciones en España son, por ley, altruistas, aunque la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida fija unas cuantías en concepto de gastos ocasionados. Son 50 euros en el caso del esperma. “No creo que haya mucha gente que mienta. Firman un documento informativo en el que se comprometen a decir la verdad”, indica el director de IVI Barcelona, el doctor Agustín Ballesteros. Más aún si se tiene en cuenta que para donar en una nueva clínica es posible tener que trasladarse de ciudad: “No te vas a desplazar por 50 euros”, incide la doctora Miren Mandiola, directora de los laboratorios de reproducción humana Quirón Salud del País Vasco y Navarra.

Un registro con 30 años de retraso

Un registro con 30 años de retrasoLa Ley de Reproducción Humana Asistida de 1988 ya preveía un mecanismo para paliar este inconveniente. Un registro nacional de donantes que, a día de hoy, se encuentra en periodo piloto, con unos 40 centros familiarizándose con la herramienta creada por Sanidad y en la que han participado un grupo de expertos, entre los que se encuentra el doctor Castilla. Se llama Sistema de Información de Reproducción Humana Asistida (SIRHA) y el retraso se debe a que “nadie se había visto en condiciones de poner en marcha” una aplicación de tal envergadura, explica el doctor Koldo Carbonero, presidente de la sección de infertilidad de la Sociedad Española de Ginecología.

“La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) era muy reducida y no tenía capacidad, además de que hay temas legales para los que no teníamos solvencia. Ahora lo ha impulsado el ministerio, que tiene una estructura coherente y está jurídicamente asesorado”, razona Carbonero. El motivo de la actual premura es aprovechar el impulso de una normativa europea para el transporte y la trazabilidad de los gametos y poner en marcha también el registro de donantes.

“De momento la aplicación permite muy poco: que metas tus datos y el ministerio los recoja”, indica la doctora Mandiola. No obstante, según los propios expertos consultados, Sanidad, que no facilita información sobre el estado actual del SIRHA, planea incorporar una segunda tanda de clínicas en los próximos meses y que, para 2019, el sistema esté totalmente operativo y con todos los centros trabajando con él de forma obligatoria. Esto permitirá “un control centralizado de la actividad, de las donaciones y de la trazabilidad de las células”, explica la directora médica del Grupo Eugin, Amelia Rodríguez-Aranda.

Esto es, al introducir el nombre en el programa, este mostrará si un donante ha pasado ya por otra clínica, qué pruebas se le han hecho y para cuántos ciclos se han utilizado sus muestras. Y, lo que es más importante para los médicos, “el seguimiento de los embarazos, para detectar si hay alguna alteración fetal que haya que tener en cuenta para bloquear una donación. Hasta ahora, tú lo puedes hacer y lo puedes bloquear en tu centro, pero no está descartado que ese donante pueda ir a otro”, indica Ballesteros.

Si se cumplen los plazos, el registro llegará con 31 años de retraso, pese a ser una reivindicación de todas las partes implicadas: desde los centros de donación hasta las receptoras, en su mayoría, según Martínez, mujeres solas o parejas de lesbianas. Precisamente, desde la Asociación Madres Solteras por Elección reconocen que el SIRHA “es uno de los puntos principales que se ha reclamado a todos los políticos y administraciones con las que se han mantenido reuniones” porque “es una garantía de que los donantes no excedan el límite máximo”.

Además, otra de las contradicciones es que uno de los requisitos para acceder a los tratamientos de reproducción humana asistida con donantes anónimos a través de la Sanidad Pública, estos deben estar inscritos en el registro. Un requisito que se pasa por alto, ya que el registro no existía y aún no está en funcionamiento.

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