Mi hijo adolescente se ha convertido en un ‘bro’ de la manosfera, ¿qué puedo hacer?
“De un día para otro, sin darnos cuenta, mi hijo adolescente empezó a cambiar su manera de vestir y de hablar. Se puso a entrenar a diario en el gimnasio y utilizaba expresiones que al principio no entendíamos: bro, fucking loser, burpees... Incluso hablaba del mundo cripto, cuando en casa nunca hemos hecho referencias a eso”. Pamela es madre de un niño de 14 años, un adolescente que hace pocos meses emprendió un cambio que al principio parecía propio de su edad. Lo que empezó a preocuparle a su madre fueron las primeras referencias a ideas machistas y misóginas: “Un día, hablando de sus compañeras de instituto, se refirió a algunas de ellas en tono despectivo porque habían tenido relaciones sexuales con varios chicos. Aunque no lo decía claramente, dejaba caer que tenían menos valor al no ser ‘vírgenes’, y eso sí que me encendió todas las alarmas”, cuenta Pamela.
Hablando con su hijo, supieron que estaba consumiendo contenidos en la denominada machosfera o manosfera, la comunidad online que abraza discursos antifeministas y misóginos. Es lo que los psicólogos Isa Duque y Fran Jódar definen en un capítulo de su nuevo libro Acompañando a las nuevas generaciones en la era de las pantallas (Nube de tinta, 2024). “[La machosfera] es un conglomerado de subculturas digitales masculinistas alojadas en espacios digitales –foros, webs, chats, Youtube, Facebook…– caracterizadas por un discurso misógino, antifeminista y victimista”, explican los autores. Tanto Duque como Jódar son psicólogos especializados en adolescencia, que abordan en su libro la necesidad de acompañar a las personas jóvenes en los espacios digitales, sin juzgarles ni alarmarse y construyendo lazos intergeneracionales.
Al enterarse de que a su hijo le atraía todo este contexto digital, Pamela tuvo que hacer un esfuerzo para no enfadarse y buscar apoyo profesional. “Al principio me puse de los nervios, porque yo he hecho mucho esfuerzo para darle una educación igualitaria. Pero me lo he trabajado junto a mi psicóloga y asumo que es su manera de buscar su propia identidad, de alguna forma opuesta a la nuestra, y que no puedo confrontarle todo el rato. Estoy intentando acercarme a él por los huecos que me deja, ofrecerle alternativas y contrastar todo el discurso misógino que consume con otro tipo de ideas”, cuenta.
Si demonizamos las pantallas y el contenido que consumen, automáticamente nos van a etiquetar como boomers y nunca más nos van a prestar atención. Tenemos que conocer a fondo a los streamers, youtubers e influencers a los que siguen
Eso es justo lo que propone Isa Duque, que también es conocida en sus redes sociales como La Psico Woman, y que trabaja a diario con jóvenes y adolescentes. “A esas madres, padres o profes feministas, que de repente ven que niños y adolescentes están a tope con este tipo de discursos machistas, siempre les digo que hagan lo mismo que les hubiera gustado que hicieran con ellos cuando tenían su edad: acompañarles con comprensión y cariño, tener mucha paciencia. E ir más allá de lo que se ve, porque al final ese tipo de comportamientos son el síntoma de que les está pasando algo más profundo, que tiene que ver con su contexto de incertidumbre y con su búsqueda de identidad y de pertenencia al grupo”, asegura Duque.
Fran Jódar cree que hay que sacudirse además el adultocentrismo y la juvenofobia y conocer a fondo lo que les gusta: “Si demonizamos las pantallas y el contenido que consumen, automáticamente nos van a etiquetar como boomers y nunca más nos van a prestar atención. Tenemos que conocer a fondo a los streamers, youtubers e influencers a los que siguen, controlar sus formatos y sus códigos para conectar con ellos, validarlos y demostrarles interés en lo que les gusta; a partir de ahí, podremos ofrecerles otro tipo de contenidos para contrastar”.
El éxito que la manosfera tiene entre las personas jóvenes, y sobre todo entre los chicos, se debe a que ofrecen un espacio afectivo y de seguridad identitaria en un momento en el que la crítica a la masculinidad es presentada falazmente como un ataque feminista
Además, propone empezar pronto a establecer pautas saludables de consumo de contenidos digitales: “No hay que esperar a la adolescencia para abordar este tipo de cuestiones, sino que debemos empezar a establecer buenos hábitos digitales desde una edad temprana. Y para eso, como adultos, necesitamos habernos formado nosotros previamente, revisarnos nuestros prejuicios y sesgos y llevar a cabo ese acompañamiento a lo largo de las diferentes etapas evolutivas”, explica.
Construcción de la masculinidad
Iván Gombel es historiador y doctor en estudios de género, especializado en masculinidades. Entiende que adolescentes y jóvenes busquen socializarse en este tipo de espacios: “El éxito que la manosfera tiene entre las personas jóvenes, y sobre todo entre los chicos, se debe a que ofrecen un espacio afectivo y de seguridad identitaria en un momento en el que la crítica a la masculinidad es presentada falazmente como un ataque feminista. Son ideas muy problemáticas porque definen la manera en la que esa persona se va a relacionar con otras. Construir quién eres desde el machismo, los discursos de odio y la represión emocional es encadenarte y limitar tu propia vida, pero también es asumir una posición muy violenta en la sociedad”, expone este experto.
Gombel propone huir de los enfrentamientos directos para abordar en familia este tipo de situaciones: “Si nuestro hijo se siente interpelado por los discursos de la manosfera, lo primero sería comprender por qué, qué le llama la atención, qué emociones le remueve y qué le están ofreciendo estos espacios. A veces es complicado, porque tenemos que escuchar cosas que no nos gustan e inmediatamente nos cuestionamos como padres o madres. Lo importante es no entrar en una guerra, ofrecer otras perspectivas, no caer en un enfrentamiento directo que lo único que va a hacer es que nos distanciemos”, asegura.
En redes sociales también hay gente que está creando un contenido maravilloso que va muy en contra de este tipo de discursos misóginos, y podemos usarlos para contrarrestar. También tenemos que hablarles de las mentiras de estos influencers, que quizás cuentan que tienen no sé cuántos coches de lujo y resulta que los han alquilado para hacer ese vídeo
Aunque para él no existen “recetas mágicas” en la crianza igualitaria, sí hay margen de actuación para las familias: “Tenemos que integrar una visión educadora desde la infancia, porque lo que es mucho más difícil que funcione es querer iniciar conversaciones cuando son adolescentes. Lo hacemos exactamente igual con la educación sexual: no tocamos el tema hasta un momento en el que nos lo encontramos de frente y no sabemos cómo abordarlo. Lo mejor que podemos hacer para evitar que se generen comportamientos machistas es servir de modelos igualitarios, enseñarles lo importante de la convivencia respetuosa, favorecer que rompan con los estereotipos de género y que comprendan las injusticias que se dan en su entorno. Tenemos que educarles para ser parte de una ciudadanía responsable, para ser también agentes del cambio”, asegura este experto.
La psicóloga Isa Duque amplía el repertorio de herramientas para ofrecerles: enseñarles referentes positivos, desmontar las mentiras de este tipo de discursos y utilizar el humor. “En redes sociales también hay gente que está creando un contenido maravilloso que va muy en contra de este tipo de discursos misóginos, y podemos usarlos para contrarrestar. También tenemos que hablarles de las mentiras de estos influencers, que quizás cuentan que tienen no sé cuántos coches de lujo y resulta que los han alquilado para hacer ese vídeo. Y utilizar el humor, por ejemplo yo a veces a los adolescentes que vienen a mis talleres les hablo como los supuestos gurús de la seducción, exagerando el tono que utilizan, y ahí es cuando ellos ven que es todo un fake”, propone Duque.
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