“El único sitio viable para extraerme la leche era el baño. Como éramos pocas compañeras, avisaba de que iba a ocupar el baño unos 20 minutos por si querían ir primero”, cuenta Yanira. “A pesar de reducir mi jornada a cinco horas, cogí la hora de lactancia hasta los nueve meses de Aura. Trabajaba dos horas, iba a desayunar y a darle el pecho a mi hija, y volvía a trabajar dos horas más”, recuerda Jennifer. “Cuando tuve que volver a trabajar fuera de casa salieron a flote todos los miedos: si la niña estaría bien, si aceptaría el biberón, si tendría leche suficiente, si tendría tiempo para sacarme leche...”, confiesa Rebeca.
Son tres de los más de 50 testimonios que se recogen en Lactancia y trabajo (Grijalbo, 2024), el último libro de Alba Padró, consultora de lactancia certificada (IBCLC) y cofundadora de LactApp, en el que se facilita información para que una madre pueda plantearse qué quiere hacer respecto a su lactancia y, sobre todo, cómo. Las páginas recogen la experiencia de la propia Padró, pero también información, recursos e ideas prácticas, además de los relatos de otras madres en los que verse reflejada. “Venimos de una trayectoria muy amplia en grupos de apoyo a la lactancia y sabemos que poder identificarse con la vivencia de otras madres ayuda mucho a la hora de sentirte capaz de lograr algo. Yo les puedo dar la información, pero al final el relato de otra madre es mucho más potente y eficaz”, explica la autora.
La lactancia es el fenómeno biocultural por excelencia: no puede entenderse de manera aislada, ni se puede estudiar desde una única disciplina. Porque las condiciones laborales, económicas o sociales, así como las propias biografías personales, moldean la experiencia. Para que las madres que así lo desean puedan amamantar, necesitan el apoyo adecuado y la información, pero también la creación de un entorno propicio que facilite esa lactancia.
Padró desgrana las claves para una vuelta al trabajo que esquive la angustia y la inseguridad:
Trazar un plan para la vuelta al trabajo
El primer paso es pensar qué se desea hacer y qué se quiere conseguir. Después, hay tres cuestiones que son la base para poder trazar un plan a la hora de mantener la lactancia materna: qué edad tendrá el bebé cuando nos vayamos a separar, cuántas horas vamos a tardar en volver a reunirnos y con quién se va a quedar ese tiempo.
“La edad del bebé nos permite saber qué podrá o no podrá comer –si puede ya tomar otros alimentos nos da una gran ventaja–. Las horas que estamos separadas del bebé también facilitan o entorpecen el mantenimiento de la lactancia. Y con quién se quede también es muy importante: no es lo mismo que lo cuide la pareja o que lo haga algún otro familiar a que el bebé se quede en una escuela infantil en la que hay otros bebés, lo que supondrá otras necesidades a la hora de atender”, recuerda.
¿Y las madres que desean destetar?
Hay madres que, ante la reincorporación al trabajo, optan por la lactancia mixta o por el destete. Alba Padró anima en todos los casos a evaluar los pros y los contras de las opciones, pero insiste en que, en el caso del destete, este debe ser gradual para que el bebé pueda aceptar el biberón y la leche artificial, y a la madre no le moleste el pecho. “La famosa pastilla para cortar la leche sirve de poco”, escribe en Lactancia y trabajo.
¿Es compatible la duración de la baja de maternidad con la lactancia materna exclusiva?
“Tenemos permisos de maternidad que son insuficientes”, opina la experta. Pese a las recomendaciones oficiales de lactancia materna exclusiva durante seis meses, Padró recuerda que lo que se encuentra la mayoría de las madres es que, a las 16 semanas, –o a veces antes– tienen que volver al trabajo remunerado.
Añade que en los países en los que hay un mayor permiso, no hay una mayor duración de la lactancia, por lo que no se puede atribuir toda la responsabilidad al permiso de maternidad. “No podemos olvidar que la lactancia materna es también un acto cultural y social, y cada sociedad la vive la de una forma muy diferente. Por tanto, los permisos nos pueden ayudar, y son importantes, pero no son algo definitivo a la hora de mantener más o menos la lactancia”, señala.
¿De qué manera se puede reducir la angustia de las madres ante la vuelta al trabajo?
“El acompañamiento y el apoyo son claves para reducir esta angustia, pero he observado que hasta que las madres no están in situ, no acaban de creerse que pueden. Sufren muchísimo, sobre todo por el bebé. Un bebé que está acostumbrado a calmarse y a dormirse con la teta, a comer sin horarios… Esta es una angustia muy común y normal”.
Padró critica la falta de apoyo del entorno, que a menudo culpa a las madres por elegir la lactancia exclusiva, insinuando que están malcriando al bebé. “Esto no es cierto y las madres no han cometido ningún error. Evidentemente, una madre con apoyo a nivel sanitario y familiar y con información va a tener angustia, pero lo va a tener más fácil que si todo le está en contra”, sostiene.
¿Hay que preparar al bebé de alguna forma para la vuelta al trabajo de la madre?
“Al bebé no hay que prepararle”, responde la IBCLC, e insiste en que lo importante es aprovechar el tiempo previo a volver al trabajo para entrenar al adulto que va a quedarse al cuidado del bebé. “Las madres conocen perfectamente las señales de su bebé ante sus necesidades. Que el adulto que va a cuidar del bebé conozca todo esto es esencial y facilita mucho el bienestar del bebé. Pensamos que a quien hay que preparar es al bebé, desvincularlo de la madre, pero no, hay que mantener ese vínculo”.
Cuándo, cómo y con qué
Para la experta, es importante facilitar la presencia de espacios de cuidados para las madres en los que puedan hablar de lo difícil que es la maternidad, de la rabia que da no poder alargar más el tiempo con sus bebés, o de lo contrario, de las ganas que tenían de volver al trabajo. Más allá de ello, señala que conocer determinadas cuestiones técnicas que tienen que ver con la lactancia puede ayudar a las madres a organizarse y esquivar muchas situaciones de estrés innecesarias.
¿Cuándo extraer la leche?
La respuesta es clara: cuando y donde la madre desee. “Porque el mejor momento depende de cada madre”. Sí hay algunas ideas que pueden ayudar a lograr la cantidad que se necesita de forma más sencilla, como extraer del otro pecho cuando el bebé está siendo amamantado; extraer la leche entre media hora y una hora después de la toma; o realizar la extracción a primera hora de la mañana.
¿Y en el trabajo? ¿Qué estrategias ayudan a las madres a extraer leche en el trabajo?
“No es nada fácil sacarse leche en el trabajo”, adelanta Padró. En 2021, LactApp llevó a cabo una encuesta para examinar la reincorporación laboral tras el parto. Según los datos recopilados, más del 70% de las madres no contaban con un espacio adecuado en el trabajo para extraer y conservar la leche materna. “Sería ideal normalizar la lactancia materna y la extracción de leche con el respaldo de la sociedad y de los compañeros y compañeras de trabajo”.
Que sea más o menos sencillo va a depender no solo del espacio, también de qué tipo de trabajo tenga la madre. “No es lo mismo alguien que trabaja en una oficina que una persona que trabaja de cara al público o como sanitaria haciendo guardias”. Aquí es clave, para la experta, el conocimiento de los productos: cuál es el sacaleches más adecuado en cada caso y qué otros materiales pueden necesitarse (nevera, placas de hielo, tipo de recipientes). En el libro se recoge un cuadro para poder elegir un sacaleches en función del uso, cantidad, espacio en el que se va a realizar la extracción...
¿Cómo debe almacenarse la leche extraída?
“La leche materna, una vez extraída, siempre debe mantener en frío hasta que el bebé la vaya a tomar para que mantenga todos sus nutrientes y, sobre todo, las células vivas que tiene”, explica. Por lo tanto, debe almacenarse siempre refrigerada y es crucial mantener la cadena de frío. Si se dispone de una nevera en el trabajo, lo ideal es almacenarla allí y luego transportarla en una portátil con placas de hielo hasta llegar a casa. En caso de no contar con refrigerador en el trabajo, una nevera portátil –son asequibles– puede mantener la leche en buenas condiciones hasta por 12 horas.
¿Qué hacer si no soportas el sacaleches?
“Muchas madres se sienten muy cohibidas por el ruido del sacaleches o por la forma o por el volumen”, explica Padró. En ese caso, se puede buscar, con la ayuda de una experta, el que mejor se amolde a las necesidades y menos nos incomode. En cualquier caso, tenemos muy olvidadas las técnicas de extracción de leche manual, pero son una alternativa. “Todas las madres deberían conocer la extracción manual, porque te saca de unos apuros increíbles y puede facilitar el mantenimiento de la lactancia”.
¿Qué biberón es el adecuado?
En el mercado hay una amplia gama de biberones, pero Padró recuerda que, pese a la publicidad, no existe ninguna tetina que se parezca realmente al pecho. También apunta que hay bebés que no quieren biberón, pero hay otras muchas otras formas de ofrecerles la leche materna (o artificial si se complementa o se quiere destetar), como el vaso pequeño, el dedo-jeringa, la cuchara, el vaso de aprendizaje, o incluso la botella de deportista.
¿Cómo vive el bebé la separación? ¿Se puede compensar la ausencia?
“Los bebés son muy adaptables y muchos lo que hacen es dormir cuando su madre no está. Los primeros días están más nerviosos, lloran, están molestos, pero luego aprenden a esperar y se adaptan a la nueva situación”, cuenta.
Sobre compensar la ausencia, Padró prefiere no dar más trabajo a las madres: “Una madre cuando vuelve a casa, a pesar de estar frustrada, cansada, tiene muchas ganas de reencontrarse con sus hijos o con sus hijas y lo hace lo mejor que puede. Lo del tiempo de calidad es una falacia. Lo importante es estar. Tener esos momentos de reencuentro que son muy bonitos”.