“El amor no entiende de clases sociales”. Una tesis repetida una y mil veces en películas, libros y novelas pero que no parece sustentarse en los datos... al menos en España. El análisis de los microdatos de los más de 1,5 millones de matrimonios celebrados en España entre 2008 y 2016 revela que los españoles y españolas se casan principalmente con parejas muy similares en nivel de estudios y en profesión u ocupación.
Estos datos del INE, además de indicar los datos básicos de edad, sexo o nacionalidad, también indican los estudios de mayor nivel completados por cada uno y la profesión, oficio u ocupación principal de cada cónyuge. Dos variables que nos permiten hacer un retrato de los matrimonios y mostrar quién se casa con quién en España.
Los datos señalan que los estudios completados por la pareja son clave. Tendemos a casarnos con gente que tiene un nivel de estudios igual o similar al nuestro. Esta regla se acentúa en los extremos: los licenciados y los que tienen el graduado escolar o no tienen estudios son los que más se casan con personas que tienen los mismos títulos.
El 48% de los licenciados que contrajeron matrimonio entre 2008 y 2016 lo hicieron con una pareja que también tenía una licenciatura o un título equivalente. Porcentaje similar entre los que terminaron la educación secundaria: el 46% se casaron con personas que solo tenían ese título. Ver metodología.
Si solo tenemos en cuenta a los matrimonios heterosexuales -el 98% de los enlaces celebrados-, los datos del INE muestran esta brecha social por nivel educativo. Los universitarios (licenciados, diplomados y doctores) se casan principalmente entre ellos y los novios con estudios básicos (educación secundaria o sin estudios) con personas que tienen el graduado o no llegaron a terminar secundaria.
En la comparación por sexo, las mujeres en España tienden más que los hombres a casarse con personas con menos currículum académico. Por ejemplo, el 56% de las mujeres con una diplomatura dieron el “sí, quiero” a hombres que tenían un nivel educativo inferior. Por el contrario, solo el 33% de los novios diplomados se casaron con mujeres que no habían pasado por la universidad.
Esta brecha de género se puede explicar en que las mujeres que se casaron entre 2008 y 2016 tienen, de media, más estudios que los hombres que contrajeron nupcias en ese mismo periodo.
'Científicos e intelectuales', los más endogámicos
Además del nivel educativo, también la ocupación o profesión principal determina la pareja con la que te casas. Hay algunos oficios que tienden a casarse más entre sí. El siguiente gráfico muestra el porcentaje de endogamia entre las distintas áreas profesionales de todos los matrimonios celebrados entre 2008 y 2016.
Los 'técnicos y profesionales científicos e intelectuales' ocupan el primer puesto del ranking, con más de un 53% de uniones entre sí. Entre estos están incluidos los profesores, médicos, ingenieros, abogados o periodistas.
Los trabajadores y trabajadoras no cualificados -como limpiadores o repartidoras- son los siguientes de la lista, con un 44% de uniones entre sí. En el extremo opuesto, con menos de un 2% de coincidencia, se encuentran las 'personas que realizan o comparten las tareas del hogar'.
Estas categorías de los sectores de ocupación son genéricas, por lo que para conocer qué engloba cada una de ellas es necesario atender a la Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO). Por ejemplo, en 'científicos e intelectuales' se incluyen desde profesionales de la salud y la enseñanza hasta escritores y periodistas, pasando por profesionales del derecho y todo tipo de artistas.
Profesiones masculinizadas y feminizadas
No todas las áreas profesionales se casan igual entre sí, y dentro del mismo sector, el nivel de endogamia varía entre hombres y mujeres. Tiene que ver con la masculinización o feminización de determinadas profesiones. Así, mientras que en el caso de 'científicos e intelectuales' el porcentaje de hombres que se casan con mujeres de la misma profesión y viceversa es bastante equilibrado (56% y 50%, respectivamente), entre las personas que realizan tareas del hogar la brecha de género es evidente: menos del 1% de las mujeres que se dedican a las tareas del hogar se casan con hombres con la misma ocupación que ellas.
Lo mismo ocurre entre los profesionales de la construcción y la minería, o los instaladores de maquinaria y montadores. Al tratarse de profesiones altamente masculinizadas, sólo el 6% y el 3% respectivamente de estos hombres contraen matrimonio con mujeres que se dediquen a lo mismo. Paralelamente, el 50% de las mujeres que trabajan en estos sectores se casan con hombres del mismo sector.
El el caso más extremo se da en las Fuerzas Armadas: al haber muchas menos mujeres que hombres en el ejército, apenas el 10% de los militares se casan con mujeres militares; pero el 65% de las mujeres de las Fuerzas Armadas lo hacen con hombres de la misma profesión.
La mitad de matrimonios por habitante que en 1975
En 2017 se celebraron en España 169.000 matrimonios. 463 al día pueden parecer muchos enlaces, pero lo cierto es que son un 52,4% menos que en 1975, según se extrae de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El siguiente gráfico muestra la variación entre las nupcias contraídas por cada 10.000 habitantes en 1975 y en 2017. Si bien el descenso es drástico en todo el país —la menor caída, en Guadalajara, supera el 18%—, puede apreciarse una cierta diferencia entre las zonas de costa y las de interior: Teruel, Segovia, Soria o Toledo son algunas de las provincias en las que el descenso de matrimonios es menor, si bien en todos los casos supera el 30%. Al contrario ocurre en provincias de la costa mediterránea como Almería, Alicante, Valencia o Tarragona, donde el desplome de matrimonios supera el 50%.
También hay excepciones que se salen de esta tendencia. Madrid y Zaragoza, por ejemplo, son provincias interiores en las que el descenso de los matrimonios supera el 55%. Madrid, de hecho, es la tercera provincia donde menos nupcias se celebran ahora con respecto a 1975. Por delante de ella sólo están Bizkaia y, el caso más extremo, Álava, donde se celebran ahora un 64% menos de matrimonios que hace 42 años.