Por qué viajar a contramarcha y otros consejos sobre seguridad vial infantil

Los expertos en seguridad vial infantil coinciden en que existe todavía un desconocimiento peligroso entre los padres y madres sobre cómo deben transportar a sus hijos correctamente en los coches. La buena noticia es que cada vez se habla más sobre ello. La mala, que aún se arrastra la falsa creencia de que las sillas son peligrosas. Las que ahora generan más dudas son, curiosamente, las más seguras según numerosos estudios: las fabricadas para viajar a contramarcha (ACM). 

Lo primero que deben saber unos padres que dudan si situar al niño mirando hacia atrás en el coche, según Fernando Camarero, responsable de Seguridad Vial Infantil de la Fundación Mapfre, es que de tal modo se reduce en un 80% el riesgo de sufrir lesiones graves en caso de accidente. La Organización Mundial de la Salud avala la eficacia de estos sistemas, cuya virtud reside precisamente en la posición. Camarero explica que los niños son especialmente frágiles ante el mismo impacto que puede sufrir un adulto porque “aún están desarrollando sus huesos y ligamentos, tienen la cabeza más grande en proporción al cuerpo, y a la musculatura del cuello le cuesta más soportarla con garantías en caso de accidente”.

Cristina Barroso es experta en sistemas de retención infantil y la primera persona en comercializar las sillas a contramarcha en España. Lo hizo por recomendación de un cliente sueco. Países como Noruega o Suecia llevan más de medio siglo usando este modelo y pueden presumir de una muy reducida tasa de mortalidad infantil en las carreteras. En España las sillas a favor de la marcha (AFM) lideran las ventas y los accidentes de tráfico siguen siendo una de las principales causas externas de fallecimientos de menores, según un estudio realizado por Mapfre en 2014.

Los suecos, además, son los autores del sello Plus Test, la prueba más exigente al evaluar el daño que puede llegar a causar una colisión en la zona más delicada del cuerpo: el cuello. Las sillas que han superado este examen y se han puesto a la venta incorporan una etiqueta de color marrón y azul en uno de los laterales.

Barroso asegura que un niño sentado en una Plus Test “viaja a bordo de un búnker”. ¿Por qué? “Cuando nos desplazamos en un vehículo en movimiento lo hacemos a la misma velocidad que él. Al detenerse bruscamente salimos proyectados hacia el punto de impacto a la velocidad que llevaba el coche antes de frenar y llegamos a pesar toneladas a causa de la inercia. La única manera de no acabar en el asfalto es que un sistema de retención lo impida ejerciendo la misma fuerza en sentido contrario. Cuando un niño viaja en el sentido de la marcha y sufre un impacto, su peso, que se multiplica por 56, se concentra en el cuello: aunque el torso está inmovilizado no ocurre lo mismo con la cabeza”.

La silla a contramarcha permite que cabeza, cuello y torso permanezcan apoyados y alineados contra el respaldo y sea la estructura la que absorba toda la energía. Si además cuenta con el sello Plus Test, la garantía de que el niño no sufrirá ningún daño en la zona del cuello es total.

Antes de adquirir uno u otro modelo de silla, además de la seguridad, según explica David Fernández, técnico en Seguridad Vial del RACE, tenemos que ver que la silla sea compatible con nuestro vehículo. “Muchas marcas traen indicado si hay modelos de coche con los cuales las sillas no pueden instalarse correctamente de serie y necesitan algún tipo de adaptador. Si no va a quedar bien agarrada, por muy moderna que sea, no servirá de nada”.

Hasta los cuatro años

Una de las cuestiones que más dudas generan estos sistemas de retención entre los padres es hasta qué edad los niños deben viajar mirando hacia atrás. Los expertos consultados coinciden en que todos los menores hasta los cuatro años deben colocarse a contramarcha, aunque la normativa actual en España solo obligue a los bebés de hasta quince meses o que pesan menos de nueve kilos.

“Creemos que todos los menores de 135 cm deben viajar en la parte trasera del coche con un sistema de retención a contramarcha homologado (se pueden reconocer por una etiqueta color naranja en la parte posterior de la sillita), a ser posible en el asiento central o detrás del copiloto. Solo cuando se ha agotado por completo el uso del dispositivo, por su estatura o peso, hay que cambiarle a un elevador con respaldo en combinación con el cinturón de seguridad”, afirma Barroso.

¿Encierran algún riesgo este tipo de sillas? En contra de los numerosos mitos populares que envuelven a estos dispositivos (que pueden producir lesiones en las piernas en caso de accidente, que los niños se  marean, se aburren y se sienten solos...) los expertos responden rotundamente “no”. “Fueron diseñadas para minimizar lesiones, por lo que no pueden suponer un peligro”, asegura Barroso. Según los expertos de RACE, algunos de los efectos adversos de la contramarcha, como los mareos, pueden impedirse si “evitamos montarles en el coche justo después de ingerir alimentos, conducir de forma agresiva o el exceso de calor”.

Para conseguir la completa garantía de que tu hijo viaja seguro y cómodo, la rutina aconsejada por los expertos es concisa y sencilla al primer vistazo. “Cuando cojas el coche, coloca al niño correctamente en la silla, asegúrate que en los asientos no hay objetos que pueden convertirse en proyectiles, realiza un descanso cada hora para que los bebés puedan estirarse y cambiar de postura y evita las aglomeraciones y las horas centrales del día”. “La actitud de los padres lo es todo”, concluye Cristina Barroso.

Prohibido viajar en el asiento delantero

Desde 2015 el Reglamento de Circulación prohíbe a los menores viajar en el asiento delantero de los vehículos, también en distancias cortas o aunque hagan uso de la silla. Pero una campaña de vigilancia iniciada hace dos meses por la Dirección General de Tráfico revelaba que siguen siendo muchos los niños que no utilizan los sistemas de retención pese a su obligatoriedad. En los siete días que duró el dispositivo se detectaron 198 menores sin cinturón, de los cuales 41 viajaban, además, en el asiento delantero.