Todo listo para la llegada de migrantes a Euskadi
El año pasado supuso un antes y un después para Euskadi en lo que a la acogida de personas migrantes se refiere. Muchos de ellos, en su camino hacia otros países de Europa, se toparon con un muro en la frontera entre España y Francia en Irún, donde las fuerzas de seguridad francesas llegaron a realizar 'devoluciones en caliente'. En el verano de 2018 no fue infrecuente ver jóvenes durmiendo en las calles de la ciudad fronteriza buscando un resquicio para pasar a Francia.
Desde junio de 2018 hasta marzo de 2019, un total de 8.662 personas fueron atendidas en albergues, según datos de Cruz Roja. Esta cifra supuso una sorpresa e hizo saltar las alarmas tanto sociales como institucionales. En su mayoría, los grandes grupos de migrantes llegan a Euskadi como una etapa de su viaje desde África hasta algún país del norte de Europa, donde estaría su destino final. Más del 95% de los migrantes que llegaron en esa fecha siguieron su viaje antes de sus primeros cinco días, por lo que tan solo 325 personas permanecieron en Comunidad Autónoma Vasca después de su quinto día en el territorio. Según datos del Gobierno vasco, 150 pudieron quedarse en Euskadi más de dos semanas, aunque no se puede hacer ningún cálculo de cuánto tiempo más se han quedado, si lo han hecho.
Ante el riesgo de que la cifra del año pasado se repita o aumente, el Gobierno vasco, junto con Cruz Roja, las tres diputaciones forales y los Ayuntamientos de Bilbao, Donostia, Vitoria e Irún, ha preparado un Plan de Contingencia para atender a inmigrantes en tránsito y evitar la improvisación, que contempla incluso un “escenario excepcional” en el que puedan llegar más de 600 personas en un solo día. No obstante, el Gobierno vasco confía en que el escenario más probable sea la llegada de 250 migrantes en un día.
“La verdad es una realidad muy condicionante en función de muchas variables. La primera de ellas, generalmente, suele ser la condición climatológica y el estado de la mar. También están las condiciones políticas de Marruecos, de España o incluso de la Unión Europea. Es una realidad que no vamos a poder saber de antemano, pero día a día iremos viendo cual es la situación que se va generando”, ha explicado a eldiarionorte.es Nahia Díaz de Corcuera, responsable de asilo e inmigrantes de Cruz Roja en el País Vasco.
El Plan de Contingencia define tres escenarios y establece las medidas para cada uno de ellos. El primero, que se considera más probable, prevé flujos de llegada similares o algo superiores a los de 2018, con picos máximos de llegadas de 250 personas en un día. Para ello se tienen dispuestas las mismas plazas del año pasado en los albergues de Bilbao, que dispone de 100 plazas, de Irún, con 60, San Sebastián que cuenta con 25 y Vitoria que tiene 65 plazas. Además, se tienen otras 50 plazas como refuerzo puntual en los albergues de Berriz y Oñati. El segundo escenario, menos probable pero también considerado como “posible”, daría respuesta a picos de llegadas de hasta 500 personas en un día, con lo que los albergues de las tres capitales e Irún ampliarían sus plazas. La tercera hipótesis de trabajo es la menos probable pero la más alarmante. Avanza una posible llegada de hasta 600 migrantes en una misma jornada, algo, aseguran, se trataría de un caso “excepcional”. De ocurrirse, se añadirían otras cien plazas en instalaciones adicionales.
Llegar a Euskadi: ¿Y ahora qué?
Para poder disfrutar de los recursos que ofrece la Cruz Roja, las personas migrantes que llegan a Euskadi lo tienen que hacer por costa y tienen que solicitar el asilo en un periodo menor a dos meses desde su llegada. Son personas que, o bien salen desde los dispositivos intermedios que hay en las costas, o en otros puntos del territorio nacional y que muestran su voluntad de llegar hasta Euskadi porque tienen redes de apoyo, ya sean amistades o familiares con los que esperan encontrarse en algún punto. Puede ocurrir que se “caigan” esas redes de apoyo y que necesiten un pequeño periodo de restablecimiento para volver a contactar con ellos y retomar el itinerario de forma conjunta.
“Es un detalle importante que sepan la contextualización geográfica en la que se encuentran, explicarles en un mapa dónde se encuentran geográficamente, porque es verdad que muchas veces no son conocedores de ello. Así, cuando contacten con sus redes de apoyo sabrán decirles cuál es su ubicación exacta en ese momento”, ha añadido Díaz de Corcuera.
Cuando llegan, se les identifica con el documento policial que les entregan en las comisarías a su llegada a costa, que suele ser la orden de devolución. Una vez identificados se les facilita de forma inmediata el acceso a los dispositivos que con los que cuentan en cualquiera de las provincias.
¿Qué contienen estos dispositivos? Por un lado, son centros de día donde tienen acceso a las zonas con conexión WI-FI, ya que es la principal demanda que tienen para poder restablecer el contacto con sus redes de apoyo. Además, cuentan con espacios para cargar los teléfonos móviles y tienen cubiertas todas las necesidades básicas: tres comidas al día, servicio de ducha e higiene personal y kit de vestuario. En el caso de que la persona necesitase atención sanitaria, cuentan con acompañamiento a los centros de salud ya sean ambulatorios o centros hospitalarios. Si la persona requiere un tratamiento médico a través de prescripción médica, también se le cubre esa necesidad.
Por otro lado, están las personas que solicitan el servicio por más de un día. Entonces, en estos dispositivos se les da alojamiento de entre 3 y 5 noches, en función de las capacidades del lugar. Además, se les ofrecen sesiones grupales de información y orientación, así como la posibilidad de realizar una entrevista individualizada para que se estudie su caso personal y poder ser destinado a algún recurso específico donde se cubrieran sus necesidades de forma más efectiva.
Desechando discursos xenófobos
Durante la presentación del Plan de Contingencia, el secretario general de Derechos Humanos y Cooperación, Jonan Fernández quiso destacar la colaboración interinstitucional y social que existe en Euskadi para dar respuesta a esta situación, así como la ausencia de expresiones explícitas de “discursos xenófobos o racistas que agitan el miedo a la persona migrante”, algo que sin embargo ha reconocido “prolifera en el entorno”.
“Lo uno y lo otro debe cuidarse y preservarse porque tiene un valor incalculable para la convivencia y la cohesión social”, ha asegurado Fernández quien ha advertido que plantear la migración como un problema puede convertirse en “terreno abonado para quienes pretenden hacer demagogia o extraer beneficio político o electoral a cuenta de rumores, falsedades y temores”.
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