Todavía quitándome el cansancio de la jornada, escribo estas líneas para retener lo importante del día de hoy, el día en que Correa, aparentemente, tiraba de la manta. Para aclararnos, dos ejes ha tenido su declaración. Por un lado, sus empresas de negocios, que junto a su personal lo hacían todo de forma legal. Y por otro, las empresas patrimoniales de Correa, en las cuales los millones provenientes de las administraciones públicas se acumulaban año tras año. La estrategia es clara, evitar todo negocio ilícito con las administraciones públicas y centrarse en el posible delito fiscal.
¡Aburrido!, sorprendido me doy la vuelta en mi asiento, acabamos de entrar del intermedio de la tarde, y veo a Luis Bárcenas expresando su sensación. Cuando terminó la sesión, Bárcenas podría decir de todo menos que se aburrió. En ese acto de la tarde Correa admitió al menos quince entregas de dinero a L.B. a quien identificó sin ningún género de dudas como Luis Bárcenas.
Asimismo reconoció a J.S, Jesús Sepúlveda, J.M. Jesús Merino, el de Castilla y León y no el de los premios Grammy. Incluso destapó al verdadero Luis el Cabrón, que al parecer no era Luis Bárcenas sino Luis Delso, un empresario importante y amigo de Correa. En la mañana A.L.V, pasó a ser Alberto López Viejo, a quien Correa, para devolver un dinero de comisiones, le obligaba a que le diera actos de la CAM. Y de esos actos, pero del beneficio de Correa, le devolvía la comisión. Sí, ya sé que es ininteligible, pero eso es lo que ha declarado. Lo siento, estas declaraciones de quienes vienen a contar la verdad y aclarar y colaborar con la justicia suelen ser así.
Si bien estas revelaciones pueden parecer un logro, en el fondo son acusaciones muy medidas, porque, al fin y al cabo, lo que presentan son delitos difíciles de encuadrar en una categoría importante (como mucho, cohechos, todos de hace bastantes años y posiblemente prescritos), cierran la posibilidad de blanqueo y reconocen lo que es evidente: hacerse pasar por un ferviente colaborador de la justicia.
Las cargas duras las ha dejado para Isabel Jordán y para un servidor. Para Isabel Jordán, que gastó indebidamente con las tarjetas de la empresa, que abusó de su puesto frente a los demás trabajadores de sus compañías y que en realidad era como una empresaria aparte en el universo Correa. Para mí, dejando aparte el mal gusto de hacer aparecer a mi familia, ha dejado lo mejor de su bilis: hay que ser mala persona para grabarle después de cómo se había portado conmigo.
Al parecer todo el mundo se porta mal con él. En el 93 cuando quebró, Luis de Miguel porque era un desastre, Blanco Balín porque no sabe realmente qué hizo con sus empresas (declaró Correa que no conocía todas sus empresas y que nunca había visto un extracto de sus cuentas en Suiza), Juan López Mora también le engañó. En fin, un bendito este Correa, para el que el cohecho, la prevaricación y la malversación no se encontraban en su diccionario. Para el que el blanqueo y el delito fiscal son pequeñeces que realizan los grandes hombres de negocios como él y que se arreglan pagando una multita de nada.
Mañana segundo día de declaración del falso 'Don Vito', puesto que Correa ha negado ese extremo, el único de sus empresas que controlaba y repartía el dinero, y aquel que siendo tan magnánimo ni siquiera se preocupaba de saber el número de millones de euros que atesoraba en Suiza.
Total, alguien iba a terminar traicionándole.