Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Ayuso y la banalidad del mal

Isabel Díaz Ayuso
15 de abril de 2021 06:00 h

12

Toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo"

Albert Camus

En 1963, Hannah Arendt publicó sus reflexiones sobre el juicio de Adolf Eichmann, coronel de las SS, acusado y condenado a muerte por un tribunal israelí por ser uno de los responsables de la organización y ejecución del exterminio de las personas presas en los campos de concentración nazis.

En aquella publicación, Arendt concluía que Eichmann formaba parte de “la banalidad del mal”, es decir, de aquellos individuos que actúan dentro de las reglas de un sistema basado en la tortura, la deportación, el asesinato o el exterminio genocida, sin reflexionar sobre sus actos. Con sus actos personales irreflexivos, convertían al régimen nazi en algo trivial, insustancial, es decir, banal

Recientemente, la actual Presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata por el Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, en un medio televisivo declaró que “cuando te llaman fascista sabes que los estás haciendo bien. Estás en el lado bueno de la historia”.

Sorprendentemente, esas declaraciones banalizadas del mal, no han tenido la reacción esperada de cualquier sociedad democrática refractaria a los sistemas totalitarios nazi-fascistas que, como el caso de España, sufrió las consecuencias de un golpe fascista contra el gobierno legítimo de la II República y la consiguiente guerra antifascista, preludio de la II Guerra Mundial.

Esas mismas declaraciones, si las hubiese realizado un cargo público de la CDU de Angela Merkel, provocaría su inmediata desautorización y tal vez expulsión del partido por banalizar o ser cómplice de uno de los regímenes responsables de los mayores crímenes contra la humanidad del siglo XX.

En ese sentido, no hay que olvidar, que cuando la CDU de la región de Turingia votó en el parlamento del Land junto a la ultraderecha (AfD) para elegir a un presidente liberal frente al candidato de Die Linke, se produjo un verdadero terremoto en la CDU.

La entonces candidata a sustituir a Merkel en la presidencia de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, renunciaba a postularse como candidata al no haber sido capaz de gestionar en Turingia el cordón sanitario frente a la ultraderecha y, la propia Angela Merkel, imponía a la CDU de Turingia revertir el resultado de la votación y facilitar la presidencia del gobierno del Land a Bodo Ramelow de Die Linke, impidiendo así la confluencia de votos con la ultraderecha.

El Partido Popular, al contrario que la CDU, coordina sus acciones parlamentarias en las Comunidades Autónomas con la ultraderecha de VOX y en el caso del PP de Madrid, como se puede comprobar por las declaraciones de Ayuso antes mencionadas, aparece como fuerza política ideológicamente situada en la añoranza del franquismo y fascismo.

Precisamente, esa caracterización del Partido Popular de Madrid, convierte la campaña electoral del 4 de mayo en algo más que una campaña autonómica que dilucida quién gobierna una región. La historia ejemplar, heroica, abnegada y sacrificada de los centenares de miles de hombres y mujeres que lo dieron todo para acabar con la dictadura franquista en una resistencia continuada desde 1939 a 1977, debe ser restituida en Madrid.

Para Ayuso, el lado bueno de la historia está con los verdugos de la Falange, la Brigada Político Social, el Tribunal de Orden Público, de los militares criminales y golpistas dirigidos por el dictador Franco quienes torturaron, depuraron, asesinaron, exiliaron o exterminaron a todas las personas y organizaciones leales al gobierno legítimo y democrático de la II República.

La libertad y la democracia se conquistaron en España gracias a los antifascistas de todas las ideologías y partidos quienes, a pesar de Alianza Popular, el partido originario del Partido Popular, votaron una Constitución para cerrar la larga noche de piedra del franquismo.

Es por tanto una obligación moral de todos los partidos que consideran al fascismo como el lado criminal y perverso de la historia, impedir democráticamente que las ideas de Ayuso sigan gobernando Madrid.

Etiquetas
stats