Biden apuesta por Sánchez
El próximo 17 de agosto en Milwaukee (Wisconsin) Joe Biden, exvicepresidente de Estados Unidos durante la administración de Barack Obama, será proclamado oficialmente candidato a la Presidencia de EEUU por el Partido Demócrata para las proximas elecciones de noviembre de 2020. La Convención Demócrata, que debería reunir a más de 4.000 delegados, se celebrará de forma virtual, sin discursos presenciales en la ciudad del candidato Biden y se ha pedido que las delegación estatales no se desplacen a Wisconsin -debido a la epidemia de la COVID-19- y se está estructurando un sistema de teleconferencia, así como voto electrónico. Biden ha manifestado públicamente su simpatía por las políticas sociales, feministas y en materia de cambio climático impulsadas por el presidente Pedro Sánchez. Igualmente, ha expresado -en línea con el cordial encuentro en Madrid el pasado año entre el expresidente Obama y el presidente Sánchez- la voluntad de establecer una relación preferente con España y con América Latina. Todos los interlocutores consultados en el Partido Demócrata confirman la “excelente opinión” del expresidente Obama tras su encuentro con el Presidente Sánchez en 2019 tanto por el amplio conocimiento de EEUU demostrado por parte del líder socialista español - que vivió y trabajó en Manhattan a mediados de la década de los noventa - como por su dominio del inglés, una novedad en un presidente español.
El voto de la comunidad hispana sin duda será clave en las elecciones del próximo 3 de noviembre en EEUU. Estados como Florida o Michigan, con importantes minorías hispanas, pueden ser decisivos en la noche electoral. Biden está lanzando una amplia campaña de spots televisivos y mensajes en redes sociales en lengua española, y ha manifestado su vocación de construir una nueva relación con América Latina durante su mandato y la importancia que tanto el mismo como el expresidente Barack Obama otorgaron a España durante su administración (2008-2016) como un firme aliado y un interlocutor preferente para la política exterior de EEUU en Latinoamérica. En este sentido si, como parece cada día más probable ante los dramáticos efectos sanitarios y económicos de la COVID-19 en el país, el exvicepresidente Biden gana las elecciones, la diplomacia española cuenta con que uno de los primeros gestos de la nueva administración demócrata tras su toma de posesión en enero será invitar -dada la sintonía en la reunión con Obama en Madrid- al presidente Sánchez a asistir, junto a los líderes de los países del hemisferio, a la Cumbre de las Américas que reunirá a 33 jefes de estado y de gobierno de todo el continente americano en la primavera de 2021 en Washington.
En septiembre de 2008, en uno de sus debates electorales frente al senador republicano McCain, el entonces candidato presidencial Barack Obama puso al gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero como un ejemplo por sus políticas progresistas y afirmó que sería un aliado preferente de la nueva administración estadounidense. Tras la victoria electoral y durante el mandato del presidente Obama y de su vicepresidente Joe Biden, la relación con España fue especialmente fluida en todos los planos, tanto político, como comercial y de seguridad y defensa. De hecho, esta relación se mantuvo incluso tras el fin del Gobierno socialista como muestra de que durante la administración Obama el Secretario de Estado John Kerry respaldase públicamente y mantuviese un estrecho contacto con el expresidente Zapatero cuando fue nombrado por la Unión de Naciones Suramericanas -junto al expresidente panameño Martín Torrijos y el expresidente dominicano Leonel Fernández- como enviado especial para Venezuela.
Biden -candidato reforzado tras la plena retirada de su competidor, el senador Bernie Sanders, sumado a los reiterados apoyos de Barak Obama y Hillary Clinton- se ha comprometido a incluir a una mujer como vicepresidenta en su ticket electoral en un nítido reconocimiento a la decisiva importancia del voto femenino en la elección de noviembre. En la actualidad, las senadoras Elizabeth Warren, Amy Klobuchar, Karen Bass, Kamala Harris o la hispana Michelle Lujan -actual gobernadora de Nuevo México- aparecen como las candidatas más destacadas, aunque no se descarta una sorpresa de última hora con la inclusión de la popular Michelle Obama en la fórmula electoral. Al mismo tiempo, el excandidato presidencial Pete Buttigieg -que habla perfectamente el castellano y ha elogiado las políticas del presidente Pedro Sánchez a favor del colectivo LGTB y las mujeres- suena como un firme candidato a la Secretaría de Estado, el departamento de la diplomacia estadounidense.
La epidemia de la COVID-19 ha aparecido sobre el cielo prácticamente despejado de la reelección de Donald Trump este 2020 como un caso emblemático de “Cisne negro” - teoría formulada en 2007 por el matemático Nassin Taleb referente a un acontecimiento inesperado (generalmente negativo) y de gran impacto que cambia radicalmente el escenario previo-. La victoria de Donald Trump, que se daba por descontada en EEUU en base a las tasas de alto crecimiento económico y bajo desempleo durante su administración, se vuelve cada día más improbable a medida que se profundiza la recesión económica sumada a la desastrosa gestión sanitaria de la epidemia. Todas las encuestas avanzan la victoria de Biden a nivel nacional y -lo que es más importante en el sistema de elección indirecta en las presidenciales en EEUU- su cómoda ventaja en estados claves que en 2016 le dieron la Presidencia a Donald Trump.
Tal y como anticipó Biden hace unas semanas -ante la incredulidad general-, Trump acaba de anunciar que estudia postergar las elecciones presidenciales ante la supuesta falta de garantías sanitarias y el “fraude” en el voto postal. Ni sus aliados republicanos más estrechos en el Senado y el Congreso se han atrevido a seguirlo en esta última huida hacia adelante. Las elecciones se mantienen para el 3 de noviembre y apuntan claramente a un abrupto final de la era Trump y a la llegada a la Casa Blanca de un Joe Biden acompañado de la primera mujer vicepresidenta en Estados Unidos. Sin duda excelentes noticias para América Latina y España, que podrán recuperar -como en los tiempos de la administración Obama- una relación confiable y fructífera con unos Estados Unidos donde la presencia hispana -demográfica, económica, política y cultural- será un factor determinante en la próxima década.
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