Estimado maestro don Ramón, doctor y catedrático, mentor de grandes economistas e insigne enseñante de tantas generaciones estudiantiles:
Como tal vez recuerde, nosotros no lo hemos olvidado, en los primeros años de la década de los setenta fue usted catedrático de Estructura Económica en la Facultad de Económicas de Málaga.
Conocimos de su mano los fundamentos de la Economía y su incidencia sobre la realidad política y social, tanto a nivel mundial, como europea y española, bien por sus clases o por su obra. Agitador de nuestras inmaduras conciencias, aún instaladas en la ignorancia, adormiladas o alienadas por tantos años de Dictadura, nos introdujo no solo en esos preceptos, sino que más allá, como avanzado en el tiempo, nos alertó, ya en aquellos años, de la necesidad de preservar la salud del Planeta a través de un modelo de desarrollo económico que ambicionara la igualdad y contemplara la limitación de los recursos naturales.
Quienes aprendimos de usted lo percibimos como una gran personalidad docente, con vocación científica, política y de servicio público.
Tiempos aquellos, don Ramón, en que sus reflexiones nos alentaba a ser críticos pensadores con valor y coraje para transformar la sociedad heredada a la vez que schumpeterianos de la innovación.
Con posterioridad seguimos su trayectoria. Dirigente del PCE, creador de la efímera Federación Progresista, integración en la IU de Iglesias y Anguita, su paso al CDS ya con un Adolfo Suárez en declive… hasta que, con el transcurso del tiempo que todo lo devora, reaparecer como tertuliano en los programas de la radio y televisión eclesiales salvaguardia de las esencias del pensamiento reaccionario español.
Pero al parecer no acababa aquí su ascendente involución darwiniana. Nos ha vuelto a sorprender, quizás como colofón a su carrera, aceptando convertirse en protagonista de un espectáculo valleinclanesco, enormemente tóxico que devalúa nobles conceptos como la ética, la política y la democracia, valores imprescindibles para la convivencia en paz de una sociedad heterogéneamente compleja y plural que desde hace años dejó de entender.
Ante todo lo cual, estimado maestro, no podemos permanecer un segundo más en silencio, sería un acto cuanto menos de similar irresponsabilidad al suyo.
No entendemos que al borde de cumplir nueve décadas se empeñe en borrar la coherencia de su trayectoria académica y de compromiso contra la Dictadura, exhibiéndose como vocero de la extrema derecha de la mano del antichumpeteriano Santiago Abascal, frustrado africanista, ante la institución donde radica la soberanía popular que liquidaron en el pasado y para cuya reinstauración tanto luchó.
¿Cómo es posible que nuestro antaño admirado profesor y maestro don Ramón Tamames encabece la moción de censura orquestada por un partido como VOX, heredero ideológico y político de quienes le encarcelaron en 1956 por organizar un congreso de estudiantes y en 1976 por formar parte de la Platajunta?
¿Cómo es posible a estas alturas de su vida que, pasado medio siglo de su admiración por el proceso que surgió en Chile dirigido por el doctor Salvador Allende de tan triste final, sufra un “síndrome de pinochetismo” en su alianza con los actuales correligionarios de Trump y Bolsonaro? ¿Qué tienen en común su “Ecología y Desarrollo” con la negación del cambio climático de la ultraderecha? ¿Dónde están las analogías entre sus “Centros de gravedad de la economía española” y la negación de la España autonómica de sus mentores? ¿Y su admiración por el regeneracionista don Joaquín Costa, con el retorno al pasado más siniestro? ¿Cómo pueden estar los intereses futuros de España desligados de la integración europea? ¿Cómo se presta a dejarse llevar por los que demonizan los flujos migratorios, tan necesarios a una población envejecida y a una España vaciada, bajo un prisma xenófobo y racista? ¿Y servir a los que niegan la Memoria Histórica que convierten a las víctimas en verdugos y se afanan en revisar la historia con sus falacias?
¿Cómo es posible que se preste a hacer el juego a los que niegan la violencia machista contra las mujeres, a los partidarios de desmantelar el Estado del Bienestar, de la educación clasista, de la sanidad privada y de los paraísos fiscales para las clases adineradas, a los devotos de la economía salvaje de Milton Friedman que tanto invalidó en sus clases y textos?
Don Ramón, aún tiene tiempo de apartarse de sus nuevas “amistades peligrosas”. De darles el desplante que merecen. Diguem No, como tantas veces rememoró desde aquel imborrable 18 de mayo de 1968 en el apoteósico concierto de Raimon en la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, justificándolo como continúa el canto: Nosaltres no som d’eixe món, añadiéndole feixiste.
No le pedimos tanto como sería volver a ser lo que fue, aquel don Ramón Tamames que conocimos, sino tan solo que realice un esfuerzo de racionalidad para que de su mente resurja un destello de lucidez en la dirección apuntada, porque las locuras de juventud se pueden corregir con el paso de los años, pero las de senectud son definitivas.
Desista, don Ramón, huya de ese inmenso disparate. Siga el consejo de quienes le queremos bien, como a un padre y maestro. No manche su biografía con ese broche final tan grotesco. No nos borre la imagen del profesor cómplice con los mejores ideales de nuestra juventud que nos aconsejó que fuéramos como economistas honestas personas.
Con la nostalgia, por la admiración y la gratitud de aquel tiempo que sentimos por usted, de este grupo de antiguos alumnos y alumnas de la Facultad de Económicas de Málaga que continuamos en contacto.
Jesús Acosta, María Cruz Bermejo, Pino Campo, José Coriat, Iciar Chacartegui, Hermenegildo Delgado, Jorge Domínguez, Coral Erades, Agapito Fernández, José María Fernández, Manuel Galant, José Ángel Gil, Luis Goñi, María Dolores Herrero, Rosa Jiménez, Teresa Juan, Jesús López, Juan Márquez, Antonio Martin, Juan Carlos Martínez, Javier Martínez de Ubago, Antonio Moreno, Fernando Moreno, Rafael Moreno, Pilar Oriente, Miguel Ángel Peláez, José Tomás Pérez, Francisco Ramón, Pedro Ranea, José R. Repeto, Francisco Rueda, Moisés Sánchez, Victoriano Suárez, J. Ignacio Trillo y Felicidad Vega.