La próxima legislatura España nos enfrentamos al reto de crear empleo de calidad, impulsar un cambio del patrón de crecimiento y reducir la enorme desigualdad existente en nuestro país.
La economía española está superando la mayor recesión de su reciente historia democrática, en gran medida gracias a un contexto externo favorable que comienza a nublarse por las turbulencias en los mercados internacionales. Superar la recesión no significa que el crecimiento sea sostenible, ni inclusivo, ni vigoroso en el futuro. Para que sea así necesitamos una nueva estrategia de política económica, un proyecto de país de largo aliento que conteste a las preguntas claves para el futuro de España ¿de qué quiere vivir España?, ¿Qué sectores van a generar empleo y crecimiento en el futuro?
De cara a las próximas elecciones generales, el Partido Socialista ha presentado un gran programa modernizador y reformista que persigue impulsar aquellas transformaciones económicas que elevan la productividad, respetan el medioambiente, generan cohesión social y eliminen privilegios. Un programa que nos vincula directamente con los mejores modelos de la socialdemocracia moderna.
La economía 4.0 es la plasmación del cambio de modelo de crecimiento que los socialistas queremos ofrecer. Se trata de una economía que pone al conocimiento en el centro del modelo productivo, un modelo más global, más internacionalizada, con mayores niveles de inversión en I+D+i, con empresas más grandes y una mayor absorción tecnológica de las mismas. Un cambio que tiene como primer objetivo mejorar la productividad de la economía e impulsar los sectores industriales y sectores avanzados de alto valor añadido.
Para avanzar en este cambio de modelo de crecimiento se necesita la implicación de los poderes públicos. No queremos un gobierno pasivo ante los retos del futuro. Apostamos por un gobierno emprendedor, que ayude a las empresas en los procesos de innovación, que comparta riesgos con el sector privado, que estimule nueve servicios y productos con compra pública innovadora.
Por ello proponemos por ejemplo, duplicar los fondos en I+D+i, reforzar el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) con mayores competencias y recursos, o impulsar la compara pública innovadora hasta el 3% de todas las licitaciones.
Y necesitamos dar pasos firmes para la transformación digital de España. Hay que acelerar la digitalización para que saquen todo su provecho las empresas, los consumidores y por supuesto los ciudadanos. La digitalización como catalizador de la democracia política y económica, aquella que iguala oportunidades entre los agentes económicos.
El cambio de patrón de crecimiento no puede obviar la necesaria transformación de nuestro modelo energético. Vamos a definir, forjando amplios consensos, una política energética de largo plazo que asegure a los ciudadanos el acceso a la energía a precios asequibles y convierta el sector energético en factor de competitividad y empleo, reduciendo nuestra dependencia de los combustibles fósiles, impulsando la eficiencia energética y el autoconsumo, fortaleciendo la seguridad de suministro, y luchando eficazmente contra el cambio climático.
Muchas de las medidas de nuestro programa económico no requieren más gasto, son cambios normativos para reescribir las reglas de juego y facilitar un campo económico más inclusivo, rompiendo oligopolios e intereses particulares, en favor del bien común.
Pero hay otras medidas que exigen recursos públicos. Y ningún país que quiera avanzar en el progreso social puede hacerlo si no es capaz de controlar el endeudamiento público, que en España se ha vuelto un lastre para la sostenibilidad del Estado del Bienestar y una rémora para el crecimiento futuro.
Por eso, los socialistas adquirimos el compromiso de reducir el déficit público hasta dejarlo en el entorno del 1% del PIB al finalizar la próxima legislatura, y estabilizar el nivel de deuda pública para terminar con una senda descendente, cumpliendo así con los acuerdos y compromisos firmados con la UE. Pero la consolidación de las cuentas públicas no puede pasar por dejar nuestro nivel de bienestar en los niveles de los países menos desarrollados de la Unión Europea.
Necesitamos una nueva política fiscal que aumente su progresividad para que pague más quien más gana. Lograr una mayor equidad del sistema tributario, implica luchar de forma decidida contra el fraude y la evasión fiscal y diseñar una nueva política fiscal para que las grandes empresas no vacíen sus bases imponibles, refundar la imposición de la riqueza para que de verdad pague más quien más capacidad económica tiene y reformar la fiscalidad medioambiental para acercarla a los niveles de la Unión Europea.
Ello ayudará a un reparto más justo de las cargas, a la estabilidad del Estado del Bienestar, a la sostenibilidad medioambiental y a una mayor competitividad de la economía española y a la creación de empleo de calidad.
La reducción del déficit público debe también poner el foco en la eficiencia y evaluación del gasto público, para que cada euro de gasto público se dirija a obtener la máxima rentabilidad social posible.
El margen para ampliar el gasto es limitado y por lo tanto es imprescindible establecer prioridades. Para el Partido Socialista los incrementos de gasto público en España no deben dedicarse a aumentar el gasto recurrente, sino a inversión y enfocados a dos grandes objetivos: reducir desigualdades e impulsar el crecimiento potencial de la economía.
Tenemos las prioridades claras, los recursos necesarios, la voluntad firme y el liderazgo y experiencia adecuadas para dar un salto modernizador, sostenible y justo de la economía española. Los españoles reclaman un cambio político y por eso confiamos que el próximo año todos juntos, empecemos a trabajar en esta apasionante tarea.