El Senado importa, y mucho. Por ello, es fundamental que, tras el 10 de noviembre, los socialistas revalidemos la mayoría absoluta que nos concedieron las urnas el pasado 28 de abril.
Es cierto que sus competencias son menos conocidas y, por qué no decirlo, reconocidas, que las del Congreso de los Diputados. Sin embargo, en la Cámara Alta se deciden cuestiones muy importantes que influyen directamente en la acción de gobierno y por tanto en la vida de los españoles, y que se desarrolla en tres ámbitos: político, económico y presupuestario, y judicial.
La importancia política del Senado es obvia, ya que es en esta cámara donde se vota la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Al respecto hay una cosa clara; el botón rojo del 155 lo activa quien vulnera el orden constitucional y el Estatuto de Autonomía, por tanto son los líderes independentistas los únicos responsables de su aplicación. Dicho esto, también es evidente que una parte de la derecha lleva tiempo manoseando dicho artículo de forma irresponsable y partidista al exigir su aplicación, con carácter permanente y aunque no existan motivos reales y objetivos para hacerlo.
El presidente Pedro Sánchez lo ha repetido siempre: vamos a garantizar con firmeza el cumplimiento estricto de la Ley. Al respecto, el pasado mes de julio, la sentencia del Tribunal Constitucional estableció los límites explícitos de la aplicación del artículo 155, dándonos la razón a los socialistas. La irresponsabilidad y el uso partidista en un asunto como éste en nada ayuda ni a resolver los problemas, ni a mantener la convivencia, ni a defender la propia Constitución, porque la degrada y la trivializa.
Por ello, es vital que en el Senado exista una mayoría responsable y seria, una mayoría que tenga como prioridad resolver los problemas, fomentar la convivencia, y defender con firmeza, pero también con proporcionalidad, la aplicación del 155 en caso de que exista una razón legal y real para ello. Ni más ni menos.
Y hoy por hoy, esa mayoría solamente la puede representar el PSOE.
La puerta para las políticas de izquierda
También el Senado decide en lo económico y social. Tiene en exclusiva la capacidad de abrir o cerrar la puerta a políticas de izquierdas que devuelvan a los españoles y españolas lo que le hurtó la derecha durante 7 años, ya que tiene la llave, y no hay copia en el Congreso, para aprobar o vetar el techo de gasto. Hablamos nada menos que de dotar a las comunidades autónomas de más fondos para educación, sanidad, políticas sociales o ayudas a la dependencia. 6.000 millones de euros, 2.500 de ellos para las comunidades autónomas, que la derecha hurtó a todos los españoles a finales de 2018 al vetar el techo de gasto con su mayoría absoluta.
Una mayoría con altura de miras en aquel momento habría actuado con responsabilidad y sobre todo con lealtad a los españoles y españolas, poniendo a su disposición esos fondos tan necesarios.
Y hoy por hoy, esa mayoría también solo la puede representar el PSOE.
Por último, es en el Senado donde se nombra a la mitad del Consejo General del Poder Judicial, el máximo órgano de gobierno de los jueces y juezas en España. Es este órgano el que decide, a su vez, el nombramiento de los miembros de los altos tribunales, que son los que juzgan, por ejemplo, los casos de corrupción que afectan directamente al Partido Popular. Esta es una de las razones por las que la derecha quiere recuperar el control del Senado tras el 10 de noviembre, sin embargo es necesaria una mayoría que vele por la Justicia y no por la impunidad.
Y de nuevo, esa mayoría también solamente la representa el PSOE.
Han bastado solo tres ejemplos para mostrar la importancia capital del Senado. Aplicación del artículo 155 de la Constitución, capacidad para poder aumentar la inversión en educación y en sanidad, y el futuro del poder judicial español. Tres razones de peso para evitar que la Cámara Alta vuelva a caer en manos de una derecha que no dudará en utilizar esta institución de manera partidista y como lugar de crispación y veto, dando de nuevo la espalda a la ciudadanía.
Solamente una mayoría socialista, todavía más contundente que la salida de las urnas el pasado 28 de abril, puede garantizar que el Senado sea un lugar de encuentro, una institución para todos y todas, y no un arma para dividir y bloquear España. El 10 de noviembre el Senado también cuenta, por eso hay que inundar las urnas de votos socialistas en las papeletas sepia.