Se le acabaron las excusas al Estado español. Derecho al paro para las empleadas de hogar, ¡ya!

Presidenta de Servicio Doméstico Activo (SEDOAC) —
24 de febrero de 2022 23:17 h

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Este es un momento histórico en la lucha reivindicativa de nosotras las Empleadas de Hogar y Cuidados, porque ahora sí se le han agotado las excusas al Estado Español, ya no puede seguir negándonos el derecho al paro del que sí gozan el resto de sectores laborales.

El Tribunal de Justicia Europeo ha comunicado, a través de una contundente sentencia, que las leyes españolas nos discriminan indirectamente por razón de sexo al excluirnos de este importante derecho, en dicha sentencia se ha desmontado cada uno de los argumentos presentados por la Seguridad Social, dejando en evidencia que el único obstáculo para la equiparación de derechos es simplemente la falta de voluntad política, ni siquiera es necesaria la ratificación del Convenio 189 OIT para dar ese paso hacia la dignificación de las condiciones laborales de quienes cuidamos lo más importante de este país: los niños y niñas, las personas mayores, las mascotas, las casas; somos quienes permiten que miles de personas vayan tranquilamente a sus trabajos a producir para este país mientras dejan en nuestras manos lo que más aman.   

Durante muchos años, las asociaciones de empleadas de hogar y cuidados hemos venido denunciado esta injusticia en la que nos mantienen sumidas las leyes y la sociedad, propiciando así una mayor desprotección y vulnerabilidad que nos orilla al empobrecimiento y a la exclusión social, en pocas palabras es el mismo sistema el que perpetúa una forma de esclavitud moderna que es completamente incompatible con el Estado de Derecho y con el Estado de Bienestar del que presumen los gobiernos.

Es por ello que es urgente la adopción de una política pública de cuidado que garantice a la sociedad española el acceso a servicios de cuidados de calidad y a su vez condiciones justas y dignas para quienes desempeñamos este trabajo; reconocemos que a este respecto se han venido dando pasos desde el Ministerio de Igualdad y del Ministerio de Trabajo, pero son muy tímidos aún, sobre todo ante los efectos devastadores que cada día dejan marcados los cuerpos de las mujeres migrantes empleadas de hogar que somos las principales víctimas de esta cruel violencia institucional. Cada día nos vemos obligadas a enfrentar el machismo, el clasismo y para colmo también el racismo por parte de algunas personas empleadoras para quienes simplemente somos “la chica”, “la chacha”, “la criada”, “la que me ayuda”, “a la que le hago un favor al dejar que limpie mi casa”. 

Al trabajar como empleada de hogar se vuelve difícil el poder llevar una vida normal en la que puedas ir a tomarte una caña al salir del trabajo, ir al gimnasio, tener una pareja o cuidar de tu propios hijos e hijas; debido a las interminables jornadas de trabajo que solo te permiten descansar 36 horas continuas a la semana, a cambio de un salario mínimo, eso si tienes la suerte de que te lo puedan pagar. Difícilmente una empleada de hogar podrá acceder a un crédito, o a poder alquilar su propio piso, y ni siquiera logrará una pensión digna. Y si no tiene papeles la situación es aún más grave, porque en la práctica queda completamente expuesta a más vulneraciones de derechos.

Nosotras seguiremos haciendo nuestro trabajo con mucha profesionalidad y con mucho cariño para las familias de este gran país,  al mismo tiempo seguiremos luchando por nuestros derechos y por el sueño de que un día no muy lejano se nos reconozca como personas trabajadoras con los mismos derechos que el resto de trabajadores en España.

Solamente somos mujeres que queremos una vida que valga la alegría vivir.