Naciones Unidas llama a celebrar el Día Internacional de la Mujer de este año con un lema centrado en los cambios que se están produciendo en el mercado laboral global, Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030 y considera que este es “buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la valentía y la determinación de mujeres de a pie que han jugado un papel clave en la historia de sus países y comunidades”.
Topamos, sin embargo, con la realidad de lo que está ocurriendo en España, donde en estos años de crisis no solo se ha producido un parón, como en Europa, sino un claro retroceso en materia de igualdad.
En una jornada en la que, por tradición, reflexionamos y valoramos sobre la situación o el avance que se ha producido en la igualdad de género, podemos decir que lamentablemente este año casi se está convirtiendo en el día de la supervivencia, no solo en el mercado de trabajo donde las mujeres tenemos que luchar para que no nos expulsen y tenemos que enfrentarnos a muchas discriminaciones, sino por la violencia de género, que no es más que la más vil expresión de las actitudes machistas.
Hoy hay menos mujeres ocupadas que en 2007 y 2008, más desempleadas sin prestación o cobrando prestaciones muy bajas. Además, ha repuntado la brecha salarial que se sitúa por encima del 23%. A las mujeres se nos contrata mucho menos que a los hombres y, cuando se insertan en el mercado laboral, lo hacen en sectores muy feminizados, poco valorados y peor retribuidos.
Y también ha aumentado la violencia de género. Esta lacra que golpea casi a diario a la sociedad y que no debemos asumir como una cuestión cotidiana ni permanecer impasibles ante el asesinato y el maltrato. Los avances que ha llevado a cabo la mujer en la historia han sido revoluciones personales y colectivas, que deberían ser apoyadas por todos y por todas.
Desde UGT nuestro reto es conseguir la igualdad de mujeres y hombres en el empleo, tanto en el acceso, como en la promoción y, por supuesto, en los salarios, en los centros de trabajo, pero también en las aulas, en los hogares, en la sociedad, en todas las facetas de la vida.
La independencia económica suficiente es un elemento esencial para que las mujeres podamos reivindicar y defender nuestros derechos y por ello es absolutamente imprescindible que podamos mantener y mejorar nuestras condiciones de trabajo y de vida. Lo es también la incorporación de los hombres a las tareas del cuidado familiar y la corresponsabilidad del Estado y de las Administraciones en estas cuestiones, ofreciendo servicios públicos de calidad que permitan a las mujeres incrementar y mejorar su participación en la vida laboral, política, social y económica.
Nosotros, desde UGT, así lo reivindicaremos en las movilizaciones que, como todos los 8 de marzo cada año, organizamos. Pararemos en las sedes de nuestra organización, y animamos a hacerlo lo mismo, así como a participar en todas aquellas iniciativas organizadas por el movimiento de mujeres para exigir medidas que erradiquen la discriminación y la violencia de género.
Es necesario legislar para la igualdad, una Ley de igualdad salarial que contemple además, desarrollar los planes de igualdad en las empresas y la creación de un órgano público, con la participación de los interlocutores sociales, que pueda manejar los datos reales de las empresas y revisar los convenios colectivos para detectar discriminaciones. Pero también es imprescindible un Pacto de Estado contra la violencia de Género, además de desarrollar todos los aspectos pendientes de la legislación actual, para que en este día de la Mujer no haya #niunamenos.