Madrid debe marcar diferencia en transición ecológica y energética para su reconstrucción

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El pasado mes de abril propusimos en el Pleno de la Corporación madrileña aunar esfuerzos y trabajar en unos Pactos de Cibeles que permitieran reconstruir social y económicamente nuestra ciudad tras el paso de la pandemia del coronavirus y alcanzar así –con participación plena de la sociedad civil –acuerdos de futuro que transformaran Madrid en una ciudad más justa, más verde y más inclusiva. Lejos del clima imperante de crispación, Más Madrid proponía acordar y colaborar para mitigar y revertir, en la medida de lo posible, los impactos de la actual crisis en el tejido social y económico de la ciudad.

El alcalde recogió el guante lanzado por Más Madrid y durante las últimas semanas los grupos municipales hemos debatido propuestas de índole económica, social, medioambiental y de estrategia de ciudad. Desde Más Madrid siempre trabajamos bajo la premisa de sumar, acordar y pensar en clave de ciudad y no en posibles réditos políticos. No obstante, el consenso de PP, Cs y Vox ha dejado importantes retos de futuro sin abordar y que miran a un modelo de ciudad que marca diferencia en políticas verdes de transición energética y ecológica a semejanza de otras ciudades europeas. No nos olvidamos de ellas y las pelearemos en otros ámbitos porque no queremos que Madrid se quede atrás en esta materia.

Entre éstos, el más importante es el de la transición ecológica que, necesariamente, –así lo exigen los protocolos internacionales y la legislación europea– debe acometer nuestro país. Una transición ecológica que empieza por las ciudades.

Las estimaciones recientes de los impactos económicos de la inversión en transición ecológica son, sin duda, impresionantes. Un análisis reciente realizado por Economistas frente a la Crisis destaca el efecto multiplicador que puede tener el gasto público y privado en economía verde en la riqueza del territorio donde se lleve a cabo esa inversión. Por ejemplo, cada euro gastado en mejorar la eficiencia energética de las viviendas puede generar más de dos euros en riqueza para la ciudad. Lo mismo sucede con el gasto destinado a mejorar la eficiencia energética de la industria, o a la instalación de energías renovables o a infraestructuras de movilidad sostenible como carriles bici. En cuanto a empleo, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) estima un aumento del empleo verde entre 253.000-348.000 empleos anuales hasta 2030.

Desde Más Madrid llevamos a estos Pactos de reconstrucción un importante paquete de medidas para avanzar la transición energética y ecológica. Primero, manteniendo el esfuerzo que iniciamos en el mandato anterior para mejorar la eficiencia energética de los edificios municipales. El último balance anual de consumo y generación de energía del Ayuntamiento de Madrid señalaba que en 2019 Madrid produjo el 67,8 % de la energía que consumió. Esperamos que el actual Gobierno municipal mantenga este compromiso con la energía 100% verde en el próximo contrato energético y dé un renovado impulso al programa de instalación de paneles fotovoltaicos para fomentar el autoconsumo de nuestros equipamientos públicos.

En esta línea, desde Más Madrid vemos imprescindible acometer un programa ambicioso de rehabilitación energética de su parque de edificios, aumentando la dotación del Plan MAD-RE y destinando todo tipo de instrumentos financieros y avales para que edificios residenciales y no residenciales puedan reducir su factura energética, mejorar su confort y contribuir a la reducción de emisiones y mejora de la calidad del aire.

No menos urgente es convertir Madrid en un hub industrial verde, fomentar nuevas competencias en la industria de la ciudad en ámbitos como energías renovables, eficiencia energética, rehabilitación sostenible, infraestructuras verdes y movilidad sostenible, para promover el desarrollo de las tecnologías estratégicas para el futuro industrial de la ciudad. Un impulso que arrastre a otras empresas en sectores como el tecnológico o el sector servicios vinculados, generando así mayores oportunidades de empleo.

Si apostamos una reindustrialización verde para Madrid, podremos convertir nuestra ciudad en un polo de atracción de inversión extranjera y empresas pioneras en transición ecológica y sostenibilidad, de forma que se generen nuevas oportunidades de empleo verde, se promueva una transferencia de conocimiento y talento innovador en nuestra ciudad y seamos un referente en tecnologías verdes.

Por último, nuestro paquete de reconstrucción económica verde apostaba por impulsar la inversión en un tejido empresarial innovador capaz de dar respuesta a los retos sociales y medioambientales de ciudad. Impulsar una economía de impacto que permita aterrizar la Agenda 2030 en Madrid. Igualmente, debe haber una apuesta clara del Ayuntamiento por la digitalización del tejido empresarial e industrial y por una modernización de la Administración que permita, a través del uso de las nuevas tecnologías y del big data, aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la agenda verde. Una agenda verde que, por mucho que los socios de la ultraderecha del Gobierno de Almeida se empeñen en eliminar de estos Pactos de Cibeles, ha llegado para quedarse.

Los instrumentos de recuperación de la UE (Next Generation EU) ya centran sus esfuerzos presupuestarios en reforzar el Pacto Verde Europeo y la digitalización como mecanismos de impulso del empleo, el crecimiento sostenible y la resiliencia de nuestras sociedades.

Y en este esfuerzo por impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico y digital, no podemos sino apostar por las industrias creativas y de contenidos digitales, con sectores como el de videojuegos, que pueden contribuir significativamente a la creación de empleo y al aumento del valor añadido de la economía madrileña.

La transición ecológica debe ser justa y verde en nuestra ciudad o no será. Desde Más Madrid apostamos por la primera, la que creará empleo, generará valor añadido, atraerá talento y nos situará a la vanguardia en innovación y desarrollo tecnológico; por la que nos dote de las fortalezas necesarias para mitigar el impacto de futuras crisis. No podemos perder el tren del futuro.