Estos días, en los que pudimos comprobar como una mayoría social rechaza la postergación por razón de género, es de justicia recordar a aquellas mujeres que en un pasado reciente se rebelaron en la defensa de sus derechos. La destacada científica Ángeles Alvariño González (Ferrol, 1916 - La Jolla, EEUU, 2005) fue una de esas pioneras, presentando una denuncia por discriminación al Gobierno de Estados Unidos hace más de cuarenta años.
Alvariño alcanzó prestigio internacional cómo experta en zooplancton. Inició su carrera investigadora como becaria en Madrid en el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y en 1952 fue destinada al Laboratorio de Vigo. Una beca de la Fundación Fulbright le dio acceso a los EEUU, donde trabajó en la prestigiosa Scripps Institution of Oceanography (Universidad de California, La Jolla-San Diego) y en 1970 ingresó en otro relevante instituto de investigación situado en la misma localidad: el Southwest Fisheries Center (SWFC), que forma parte del National Marine Fisheries Service, rama de la National Oceanic and Atmospheric Agency (NOAA). Allí se jubiló en 1987.
Un día de principios marzo de 1977 la científica estaba en su casa y escuchó en la NBC News una entrevista a la Ministra de Comercio del Gobierno de Estados Unidos de América. La atención que prestaba a las palabras de Juanita Morris Kreps se disparó cuándo esta habló de “discriminación por sexo”. Ese mismo día Ángeles redactó el borrador de una carta que le remitiría a la ministra el día 3, con copia al Presidente James Carter.
Alvariño inició la carta declarando que sufría discriminación y que escribía porque pensaba que una nueva y progresista administración debería saber cuáles eran las condiciones reales de trabajo en las dependencias oficiales. En el escrito hizo referencia a que en los siete años que llevaba en la SWFC se había comprometido en la defensa de los derechos laborales de las mujeres, fuera representante de sus compañeras y realizara un estudio en 1974-75 en el que se demostraba la discriminación femenina en el Laboratorio de La Jolla. La científica subrayó la circunstancia que determinaba allí una injusta promoción profesional: el género. Todos los que ocupaban las categorías profesionales superiores eran hombres.
“No fuí de las que se inclinaron y aceptaron en silencio la situación”
Alvariño entendía que también las minorías eran discriminadas y explicó que ella había sido objeto de persecución personal y obligada a trabajar en unas inadecuadas condiciones. En ese punto dejó sentado que no era de las que aceptaba las situaciones injustas: “No fuí de las que se inclinaron y aceptaron en silencio la situación”. Asimismo, explicó que se le denegó el ascenso profesional sin razones objetivas, por un sistema de supervisión de hombres que constituían una mafia. Sí, esa fue la palabra que usó; la científica gallega hablaba claro y alto. Le dijo a la ministra que intentó cambiar las cosas siguiendo los procedimientos establecidos mas sus propuestas no se tuvieron en cuenta.
El 25 marzo de 1977 Juanita Morris Kreps respondió a la carta-denuncia remitida por Alvariño a principios de ese mes, reconociendo la importancia de las “allegations” de la científica y prometiendo una investigación completa sobre las mismas. Blair Juanita Morris (1921-2010), Kreps correspondía al apellido de su marido, tenía una sólida formación como economista. En su brillante carrera superó las tradicionales barreras de género en tiempos bien difíciles para las mujeres, fue la primera mujer que ocupó la dirección de la Bolsa de New York. Carter había prometido en la campaña electoral que desarrollaría una política favorable a los derechos de las mujeres y nombró a varias para puestos relevantes en su administración, una de ellas Juanita Morris. Como vemos, la coyuntura política y la interlocutora escogida por Alvariño parecían favorables la una posición receptiva con demandas como las que la científica ferrolana exponía. Sin embargo, no fue así.
Se creó una comisión presidida por Winfred H. Meibohm (1920-2013), a la sazón Director asociado de la NOAA. La comisión visitó el Laboratorio de La Jolla el 9 de mayo de 1977. El resultado obtenido fue bien escaso y no se elaboró un informe sobre el tema, a pesar de las peticiones de la científica. De hecho, no consiguió el ascenso profesional que pretendía.
Una asignatura pendiente
Desde los años setenta la situación laboral de las mujeres que trabajan en ciencia ha mejorado pero siguen pendientes de solución varias cuestiones. Por ejemplo, el porcentaje de mujeres en puestos de gestión y dirección es insuficiente. La Secretaría de Estado para la Investigación acaba de publicar Científicas en Cifras 2015. Según este informe, continúa la infrarrepresentación de mujeres en la categoría de mayor rango de la carrera investigadora (grado A): en las universidades públicas españolas sólo son mujeres el 21% del profesorado catedrático. Esta proporción aumenta algo en los Organismos Públicos de Investigación, con un 25% de investigadoras en ese grado. Además, las investigadoras están infrarrepresentadas en todos los órganos unipersonales de gobierno analizados y, en el caso de las universidades públicas, incluso hubo un retroceso en la proporción de rectoras y vicerrectoras. Por lo tanto, una parte significativa de las reclamaciones de Alvariño mantienen su vigencia.