Las estrategias políticas en un mundo cambiante como el que vivimos nos tienen que situar en un debate permanente de análisis concreto. Los poderosos se han dotado de una serie de instrumentos de control y de influencia en la sociedad que nos obligan a no cometer ningún error o por lo menos, a minimizarlos, porque cualquier desacierto nos condenará a tener que empezar de nuevo.
No olvidemos que estamos dentro de la cultura de un bloque dominante de “libre mercado” donde la mayoría social asume con naturalidad sus valores y es en ese escenario donde tenemos que movernos. Tan potente es esa cultura inculcada en el corazón de la mayoría que ni siquiera la corrupción generalizada de los partidos de la casta o el paro masivo y la pobreza que genera está posibilitando que otras formaciones políticas alternativas puedan alcanzar los votos necesarios para gobernar.
En este contexto complejo, creo con modestia, prudencia, y con todo el respeto del mundo hacia los compañeros y compañeras que están diseñando la estrategia política, que el PSOE no es nuestro aliado natural. No lo es, pues forma parte de la estructura de poder que se construyó en la Transición. El PSOE es la cara 'amable' del régimen y nunca dudaron en los momentos claves de dejarlo claro y evidente. Desde los diferentes gobiernos estatales y autonómicos, el PSOE aplicó la receta neoliberal dictada por los mercados, creando un horrible sufrimiento en la población. Ahora, el PSOE intenta salir de su crisis interna con una nueva dirección cuyo principal objetivo es destruir a Podemos.
Es cierto que gran parte del electorado del PSOE es sociológicamente de “izquierdas”, eso lo sabemos. Como también sabemos que el sistema necesita para hacer valer su “democracia” que la opinión pública crea que hay dos partidos, uno conservador y otro progresista que se alternan en el gobierno, que unas veces gobierna la derecha y otras la izquierda.
Por eso es fundamental saber nadar bien en esta tesitura política donde lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de florecer. Podemos debe aspirar a ser la herramienta de la sociedad civil, el partido de la ética, de la transparencia, de la honestidad. Tenemos que aparecer ante el pueblo como la alternativa posible, sin miedo, sin complejos, y con una clara vocación de ser el partido de la gente corriente, de la inmensa mayoría de la sociedad.
Sin embargo, querer ganar electoralmente por arriba sin crear una cultura de cambio por abajo, sin estructurar o vertebrar la sociedad civil, será imposible. Es como querer alumbrarse sin fuego, respirar sin oxígeno, o caminar por encima del agua.
Si Podemos ha nacido en esta época ha sido porque millones de personas hartas con lo existente buscaban algo nuevo para cambiar las cosas. Podemos no puede nadar a la vez hacia las dos orillas porque no alcanzará ninguna y por el contrario puede ahogarse o terminar siendo pasto de tiburones. Nadie duda de la complejidad del momento político pero si realmente queremos ser una alternativa de futuro tenemos que saber cuidar los deseos y aspiraciones de los más conscientes y a la vez influir en la mayoría social, para que poco a poco nos vean como la solución a sus problemas y el cauce de sus inquietudes.
Acercarse al PSOE, mientras que Podemos no lo supere ampliamente en respaldo popular y parlamentario, sólo conseguirá rehabilitar, sanar, limpiar al peor PSOE. Y peor aún, nos podemos contaminar tan gravemente que la gente normal nos deje de ver como su alternativa.
En una sociedad donde las imágenes, la simbología y los personajes son tan visibles y con tanta influencia, cualquier error de cálculo, nos arrastra a todos y todas, al proyecto en conjunto, por eso necesitamos buenos análisis y claros aciertos de nuestros dirigentes.
Merecerá la pena poner toda nuestra sabiduría colectiva en construir un Podemos de alternativa, que sea la esperanza de la mayoría, el partido del cambio, la herramienta del pueblo, y no conformarse con ser lo menos malo. Si caminamos por los derroteros del conformismo y el posibilismo nunca asaltaremos los cielos, tampoco alcanzaremos la orilla donde nos espera la gente, la de la alternativa.