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Podemos y Más Madrid: ¿Queremos ganar?

Carlos Fernández Liria

Profesor de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro 'En defensa del populismo' —

Todos vivimos en una burbuja y tendemos a pensar que el mundo se parece a ella. Explorando en la mía particular, encuentro a mi alrededor distintas actitudes frente a Más Madrid. A muchos de mis amigos y amigas los veo celebrando con alegría la decisión de Errejón y su alianza con Carmena. Se da la circunstancia de que algunos de ellos, como Carolina Bescansa o Luis Alegre, han ocupado altos cargos en Podemos y, precisamente, no se les puede presuponer especial simpatía por eso que se ha llamado el “errejonismo”, sino más bien todo lo contrario. ¿Qué les ha podido conducir a apoyar, sin embargo, a Errejón precisamente en su decisión más controvertida?

También hay muchos amigos a mi alrededor que expresan su desaliento por ver una nueva división en la izquierda, que según dicen, nos conduce a una segura derrota electoral. Lo mejor que se puede responder a esta inquietud, ya lo escribió Ignacio Escolar: la lógica electoral en el caso de la Comunidad en absoluto indica que tenga que ser así. Más bien, da la impresión de que la división puede beneficiarnos mucho, tal y como ha ocurrido en Andalucía para la derecha.

Otros se preguntan por qué Iñigo Errejón ocultó hasta el último momento su proyecto, sin discutirlo ni someterlo a votación en el interior de su partido. Se olvida que a Errejón se le dio carta blanca en Madrid, a cambio de que renunciara a todo en el Podemos estatal. Dejó de ser portavoz, saludó con alegría el nombramiento de la nueva portavoz, se quitó de en medio en todo lo demás, mantuvo la boca cerrada durante meses y meses. Incluso se le obligó a dejar la tertulia de la SER en la que era tan protagonista, con el argumento de que “en Podemos mandaba la gente” (lo que provocó que Àngels Barceló tuviera que recordar que “en la cadena SER mandaba la cadena SER”). Errejón dejó muy claro que se retiraba a Madrid, pero que quería las manos libres para las siglas y las alianzas. 'Más Madrid' no es incompatible con Podemos, todo lo contrario. Errejón sigue siendo el candidato de Podemos y Podemos haría bien en celebrar la única estrategia electoral que le puede salvar del desastre.

Se olvida que antes del verano se le impusieron a Errejón unas primarias por sorpresa, justo en el momento de la dimisión de Cifuentes, cuando no podían resultar más inoportunas, cuando había que haber aprovechado la debilidad del PP. Era un momento espléndido para ayudar en todo lo posible a nuestro candidato en la Comunidad de Madrid. Pero se hizo todo lo contrario: exigir unas primarias por la espalda. ¿Por qué? Porque había que imponer una lista a Errejón. Todo menos dejarle las manos libres para confeccionar una de su confianza, ya que se le había encargado liderarla (algo que Pablo Iglesias ha exigido repetidamente cuando era él el implicado).

Se olvida también que, en plena polémica sobre Madrid Central, la actitud de Podemos fue todo lo contrario que un apoyo. Se aprovechó ese momento crítico para intentar echar un pulso a Carmena, imponiendo unas primarias que dejaban mal colocados (por su orden en la lista) a sus concejales podemitas de confianza. Y como Carmena resistió el pulso, lo que se hizo fue expulsar a sus concejales. Siempre que ha habido algo importante que ganar en el tablero político, la ejecutiva de Podemos ha preferido sacrificarlo todo para blindar su control interno.

Se olvida igualmente que a Iñigo Errejón se le intentó imponer una alianza que habría de llevar el nombre “Unidas Podemos-IU-Equo”, una idea que parecía especialmente concebida para hundirnos en Madrid.

En resumen, se olvida que, desde la dirección de Podemos, se ha hecho todo lo posible por impedir el tándem electoral Errejón / Carmena, poniendo todo tipo de obstáculos y zancadillas para poder controlar las listas electorales. Ante todo ello es lógico que muchos -entre ellos no pocos que fundaron o que han sido protagonistas de primera línea en Podemos- nos preguntáramos si Podemos estaba realmente interesado en que la izquierda ganara la Comunidad y el Ayuntamiento o si, más bien, privilegiaba seguir teniendo la sartén por el mango, aunque fuese al precio de quedar reducido a una exigua oposición (algo que tanto recuerda a la antigua lógica de Izquierda Unida).

Uno se pregunta si realmente la dirección de Podemos está interesada en ganar. O si más bien lo que habría deseado es una derrota aplastante en Madrid, que sepultara a Iñigo Errejón de por vida. Se esperaba que Madrid fuera su tumba. Se trata de una irresponsabilidad inmensa. Más en los tiempos que corren, con una alianza tripartita de ultraderecha amenazando con apropiarse de todas las Comunidades. Si lo de Madrid no sale bien, el resultado de Podemos en las generales saldrá aún peor. Y sin embargo, de pronto, ha surgido Más Madrid, como un proyecto abierto, del que también Podemos podría formar parte. Nada se lo impide. No se entiende siquiera por qué no lo celebra con entusiasmo. Por qué, en lugar de ello, se airea el espantajo de la división de la izquierda, exactamente del mismo modo que lo hizo IU en su momento, cuando Pablo Iglesias no cesaba de combatir esas mismas objeciones.

Más Madrid ha sido el único proyecto que ha vuelto a despertar ilusión en varios años. Ahí cabemos todos y todas, y Más Madrid tendría que ser lo que todos y todas decidiéramos que fuera. Es lo mismo que decíamos en el 2014 contra los que nos decían que Podemos dividía a la izquierda porque iba a perjudicar, sobre todo, al Partido Comunista. Y, de nuevo, se nos dice ahora lo mismo, pero ahora desde la mismísima dirección de Podemos. Y en un tablero electoral mucho más comprometido y peligroso, con Vox creciendo en las encuestas y Ciudadanos deseando hacer de bisagra de nuevo. Pero en Madrid pueden no salir las cuentas de las derecha. Como ha dicho nítidamente Luis Alegre, para Ciudadanos no es lo mismo optar por Vox como un mal menor contra Podemos, que optar por Vox contra Carmena y Errejón. La dirección de Podemos, incomprensiblemente, ha aceptado ser el espejo de izquierdas de Vox, con su alerta antifascista. Pero ese esquema no convencerá a nadie tratándose de la actual alcaldesa de Madrid. Ante nosotros tenemos una ventana de oportunidad impresionante. No nos la cerremos.