La vida es puro teatro y el teatro es pura vida. El teatro tiene esa capacidad inigualable de aglutinar, de unir, de reivindicar, de dar voz a aquellos que no la tienen. A él acudimos en búsqueda de respuestas, de entretenimiento. Despierta nuestra fantasía, curiosidad y esperanza. ¡Qué menos que conmemorar toda su grandeza en el pasado día internacional del teatro!
Le debemos mucho al teatro; pero Madrid y quienes gobiernan esta ciudad no han estado a la altura. Y no sólo no han estado a la altura en este día limitándose a adherirse a la Noche de los Teatros organizada por la Comunidad de Madrid; sino que no llevan estándolo desde que llegaron a ocupar la responsabilidad de gobernar esta ciudad.
Max Aub dijo que el teatro dolía. Y nos duele a todos los que amamos al teatro la situación a la que ha quedado relegado en los últimos tiempos. Falta coherencia, líneas estratégicas y objetivos claros, y todo esto se ha traducido en la situación que vive hoy en día un área de cultura que languidece.
Madrid necesita poner en valor su tradición cultural y teatral. Pero no hay teatro sin público. Y ese es uno de los mayores retos al que nos enfrentamos. Estamos cansados de escuchar el discurso descentralizador para acercar la cultura a los barrios, pero las palabras se las lleva el viento. Los hechos nos dicen que apenas se invierte en centros culturales, que la programación es escasa y que la calidad de lo programado deja mucho que desear. Estamos en el nivel más bajo de inversión cultural desde 1998.
Programación que mejoraría con un programa de residencias a la altura. El propio Mateo Feijóo lo puso de relevancia el día de su teatral presentación. Debería saber que hace exactamente 11 meses Ciudadanos presentó un programa de compañías residentes en el pleno de Madrid que fue aprobado por todos los grupos y con el apoyo del sector. El fin no era otro más que el de ampliar disciplinas, incrementar el número de compañías en el programa, dotarlas de más recursos, apoyarlas en su implantación, desarrollo e incluso internacionalización. Llevamos desde entonces esperando a que se ponga en marcha. Mientras tanto, las compañías residentes existentes viven en un limbo de dudas e incertidumbres. ¿Es esto ayudar a crear el ecosistema necesario para ayudar a los creadores?
Tenemos espacios consolidados a los que de repente se les quiere dar un giro. Entiendo a la perfección que hay que dar cabida a todo tipo de artes escénicas en el espectro municipal, pero lo que no entiendo ni entenderé es que se quiera crear a base de destruir. Tenemos otros espacios como son el Teatro Madrid y el Daoiz y Velarde que tienen prevista una considerable inversión para este 2017. Pero lo que no tienen estos espacios es un plan, un objetivo, un fin. Y es que el teatro no se construye a base de ladrillos, sino a través de una política cultural seria.
¿Y a quién podemos pedir responsabilidades por la situación del teatro, de los teatros? Y me refiero a responsabilidades políticas… Pues ahora mismo hay silencio. El mismo que obtuvimos en la pasada comisión de cultura a la que la aún delegada no asistió. Ella porque no estaba, y los que estaban porque no abrieron ni la boca, puso en un brete a los trabajadores públicos para que dieran la cara. Es inadmisible. Espero que la nueva responsable política del área, la alcaldesa, tenga más consideración, no sólo con los funcionarios, sino con la cultura y nuestro querido teatro.
Hoy más que nunca el teatro depende de la sociedad de la que emana. Por ello los responsables públicos debemos asumir la responsabilidad de su destino, de fomentar su diversidad y de respetar su riqueza. Y todo esto sólo se puede hacer con coherencia, objetivos claros y sobre todo gestionando.
Hoy y Siempre Teatro.