Con ocasión de la primera visita que Fundación por la Justicia realizó a Etiopía para identificar los espacios, instrumentos y personas para una futura cooperación en un proyecto de ayuda a erradicar la mutilación genital femenina y otras prácticas dañinas contra la mujer, tuvimos ocasión de entrevistarnos con la Ministra de la Mujer. A pesar de su condición, empezó negándonos que existiera problema con la cuestión, de cuyo “error” tratamos de sacarla mediante la exhibición de datos de Organizaciones internacionales creíbles que en el país venían trabajando desde hacía tiempo.
Ante la evidencia, cambió su posición, ofreciéndonos ser ella desde el ministerio quien gestionara los recursos de que pudiéramos disponer y que nos iría dando cuenta de los resultados conforme se fueran obteniendo. Desde luego que nos negamos.
Cuando esa misma noche cenábamos con un destacado Embajador de país extranjero, le contamos el episodio y nos dio su explicación: el gobierno está a un año de su renovación, lo que significa que necesita recoger recursos para el sustento de su tribu en las próximas legislaturas, en tanto que hasta dentro de tres o cuatro renovaciones posteriores no tocarán poder.
No sé por qué me ha venido a la mente esa “anécdota” que nos entristeció, pero que respondía a una realidad que se repite en tantas situaciones y países del mundo.
Cuando se están produciendo informaciones reiteradas de encuentros de nuestros líderes condicionando la renovación de órganos constitucionales que deben garantizar la credibilidad del sistema y la democracia misma, descubrimos que “la tribu” sigue al acecho. Se trata no solo de garantizar la supervivencia, sino de aprovecharse del poder interfiriendo en todas las instituciones para asegurar sus objetivos.
La evidencia y la experiencia nos dicen que esto mismo tiene su trascendencia en el sistema de funcionamiento de algunas instituciones, al ir situando “a los nuestros” para garantizarse no solo la permanencia, sino también la devolución de favores en el futuro. Así lo aseguró una Vocal del Consejo del Poder Judicial cuando dejó su cargo, comunicando por carta a los de su asociación que había colocado a un importante número “de los nuestros” en puestos de relevancia de la justicia. A la mente de cada cual llegarán más nombres. La tribu.