503 días en prisión por informar

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Los periodistas casi nunca deberíamos ser noticia. Casi nunca. Pero hay excepciones que merecen ser destacadas y no solo por una defensa del oficio sino como alegato en favor de los derechos humanos. José Rubén Zamora, conocido en su país como ‘Chepe’ Zamora, lleva 503 días encarcelado en una prisión de Guatemala por haber destapado en su diario, ‘elPeriódico’, casos de corrupción que afectan al gobierno de Alejandro Giammattei. Denuncia que es víctima de un juicio político y diferentes oenegés han reclamado, sin éxito, su puesta en libertad.

“El mensaje que se está trasladando a la sociedad es que hacer periodismo en Guatemala es ilegal”, resumía este lunes su hijo Ramón en el V Encuentro de periodismo iberoamericano organizado por eldiario.es. Para acallar a ‘Chepe’ Zamora le avasallaron con demandas, más de 200, hostigaron a sus abogados hasta el punto de detener a cuatro de ellos y amenazaron a los anunciantes de elPeriódico, a los que, como a los redactores, han acosado también en las redes sociales. Tras meses de asedio se vieron obligados a cerrar. “Treinta años de lucha incansable contra la corrupción, la impunidad y el narcotráfico, contra los abusos de poder, el terrorismo de Estado, la marginación y la miseria”, escribió su director desde la cárcel en el que fue el último editorial.   

El caso de Guatemala no es una excepción. En el mismo coloquio en el que Ramón describió la situación de su padre, participaron otros tres periodistas que han tenido que salir de sus respectivos países para salvar la vida o no acabar también en prisión por el mismo ‘delito’ que Zamora: informar de aquello que el poder no quiere que se sepa.

Carlos Dada es el director de ‘El Faro’, un diario de referencia en El Salvador por sus trabajos de investigación, que ha tenido que mudar su sede administrativa y legal a Costa Rica mientras la redacción intenta seguir en el país. El teléfono de este periodista y el de varios de sus compañeros fue infectado con el famoso programa de espionaje Pegasus. Las fuentes desaparecieron y han tenido que reconstruirlas a través de otros sistemas de comunicación. El régimen de Nayib Bukele quiere silenciarlos para que no sigan denunciando su corrupción. La fórmula es siempre la misma: atemorizar a los periodistas y amenazar a los anunciantes. “De golpe se cayeron todas las campañas. De la noche a la mañana desaparecieron los ingresos comerciales”, explica Dada en videoconferencia desde Holanda. 

Pese a las dificultades más que evidentes, ‘El Faro’ ha decidido aguantar, conscientes de las consecuencias que les pueda acarrear. Hace un año y medio, cuando este diario desveló los acuerdos de Bukele con las pandillas, la respuesta fue la aprobación de una ley que prevé 15 años de prisión para los periodistas y editores que publiquen información sobre las pandillas. 

Bukele no ha conseguido acallar a ‘El Faro’ (aunque nunca había sido tan complicado poder ejercer el periodismo en El Salvador) del mismo modo que ‘Confidencial’ ha conseguido sobrevivir al régimen nicaragüense y esa dictadura bicéfala que representan Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo. El precio ha sido, de nuevo, el exilio. Su director, Carlos F. Chamorro, y su equipo viven ahora en Costa Rica. “Hacer periodismo bajo una dictadura es un acto de resistencia para seguir contando la verdad”, ha defendido este periodista en más de una ocasión. Desde el exilio siguen denunciando la corrupción del gobierno de Ortega: “En Nicaragua hay una criminalización de la libertad de prensa”.

Luz Escobar es una periodista cubana que lleva poco más de un año viviendo en Madrid. Desde el 2014 sabía qué era sufrir la represión por ejercer el periodismo. Trabajó como reportera en el diario digital cubano ‘14ymedio’ desde su fundación en 2014 hasta su salida de Cuba en octubre de 2022. Se resistía a irse pese a tener el teléfono intervenido y sufrir seguimientos e interrogatorios policiales cuyo único propósito era amenazarla e infundirle miedo. Llegó un día en que amenazaron también a sus hijas adolescentes y fue cuando ella y su pareja decidieron que había que irse del país. “La cárcel me parecía un precio justo a pagar por defender la libertad de expresión. Lo que no me parecía justo era la cárcel de mis hijas”. Actualmente trabaja en ‘Diario de Cuba’, un medio fundado en Madrid en el año 2009.

Luz, al igual que ‘Chepe’ Zamora, Carlos Dada y Carlos F. Chamorro se han enfrentado al poder que pretende amordazarles. Políticos, policías, fiscales y jueces han querido silenciarles y no lo han conseguido pese a que el coste personal es muy alto. Su integridad es la muestra de que este oficio aún tiene quien lo honre.