El artículo más popular de la Constitución

Venga, dime un artículo de la Constitución Española. Sin pensar, el primero que se te pase por la cabeza, un, dos, tres, responda otra vez. Lo que me esperaba. Has dicho el mismo artículo que yo había pensado, el que habrá pensado la mayoría de lectores. Te sabes el número y hasta puedes recitar su enunciado de memoria, cantándolo con tono de niño de San Ildefonso, o como cantábamos los ríos y afluentes en la vieja EGB. Venga, canta conmigo: “Artiiiículo 47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuaaaada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesaaaaarias…”
La popularidad de los artículos de la Constitución va por temporadas, y suele ser un buen indicador de las preocupaciones y conflictos del momento. En la Transición se hablaba mucho de los artículos sobre comunidades autónomas y las disposiciones transitorias, la vía rápida de acceso la autonomía, etc; y en los años posteriores se manoseaban los 148 y 149 que delimitan las competencias autonómicas y estatales.
El artículo 56, el del rey y su inviolabilidad, nos lo sabemos de memoria los republicanos, y sale cada vez que el rey comete un delito fiscal. El 135 fue la estrella de la última gran crisis económica, reformado por PSOE y PP a la carrera para contentar a los mercados. El 128 era el artículo bandera del 15M y del primer Podemos: a Pablo Iglesias le encantaba repetir eso de “toda la riqueza del país está subordinada al interés general”. Ah, y me dejaba el famoso artículo 155, de desgraciado recuerdo, sobre todo en Cataluña.
Hoy el artículo más popular es el 47, el de la vivienda digna. Se nombra en el Congreso, llena pancartas en manifestaciones, rueda por las tertulias y hasta protagoniza momentos en el programa televisivo de moda, ‘La Revuelta’. Pero sobre todo circula de boca en boca: entre quienes miran a diario a Idealista con espanto, quienes viven asfixiados por dedicar la mitad o más de sus ingresos a cuatro paredes y un techo, quienes quedan en situación de pobreza cada primero de mes. Entre los jóvenes que no pueden independizarse, y entre los no tan jóvenes e incluso nada jóvenes que casi no pueden pagar una habitación, o que no pueden divorciarse sin vivir en un zulo o compartir piso a los cuarenta o cincuenta.
Todos nos acordamos del artículo 47 a diario, como una maldición, como una broma pesada, como si sonasen risas enlatadas cada vez que lo lees en voz alta: “Todos los españoles (jajaja) tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna (jajaja) y adecuada (jajaja). Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias (jajaja) y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho (jajaja)…” No puedo seguir, que me duele la boca de reírme, de reírme por no llorar.
No sabemos ya cómo decirlo: la vivienda es el primer problema de España hoy. No hay más. No la corrupción, ni la polarización, ni el independentismo, ni ETA ni por supuesto la inmigración. Es la vivienda. Y sin olvidar la responsabilidad de los gobiernos autonómicos, y por mucho que prometa el presidente, la vivienda es el gran fracaso del gobierno más progresista de la democracia; en esta legislatura tan complicada pero también en la anterior, cuando no fue capaz ni de aprobar una ley de vivienda. Ah, espera, que es peor: sí la aprobó.
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P.D.: puestos a hacer un ranking de artículos incumplidos, en este día de la Constitución recordemos también el artículo 27, sobre el derecho a la educación. Incumplido para una parte de españoles que no parecen estar incluidos en el mismo: la población gitana. La Fundación Secretariado Gitano acaba de lanzar una campaña para denunciar cómo miles de niñas y niños son condenados al fracaso escolar: dos de cada tres no termina la ESO. Un dato terrible que demuestra que no son los alumnos los que fracasan, sino el sistema educativo que los fracasa.
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