¿Usted llamaría agricultor a alguien que tuviera un cerezo en su jardín? Si la respuesta es negativa, comprenderá que no tiene sentido llamar autoproductor a alguien que tiene una placa fotovoltaica en su techo.
Hoy en día la tecnología fotovoltaica, en aquellos países que cuentan con el recurso adecuado, es probablemente una de las más baratas que existen. Subasta tras subasta, se van rompiendo los récords de precios bajos. Hace poco más de un mes en México fueron 34€/MWH y hace unos días, 26€MWh en Dubái, sin ningún tipo de primas o bonificaciones. Si ponemos estas cifras en contexto con los 40€/MWh de media del precio del pool español [mercado mayorista de electricidad], vemos el grado de competitividad alcanzado por esta tecnología.
Bien es verdad, que estos precios se refieren a grandes plantas, no a pequeñas instalaciones en tejados. Cuando surgen voces criticando el elevado precio de la energía fotovoltaica se está cometiendo un error metodológico, ya que está comparando dos sistemas: uno centralizado, al cual solo aplican sus costes variables, con otro descentralizado, al cual aplica la totalidad de sus costes. Si piensa que es así de cara y nadie está pidiendo primas o subvenciones, no tiene por qué preocuparse, solo debe dejar actuar a las fuerzas del mercado, eso sí, sin ponerle barreras.
El progreso no está en defender un modelo del siglo pasado, sino en tener visión de futuro. La competitividad alcanzada por la energía solar, unido al avance de las tecnologías de telecomunicaciones, está permitiendo en todo el mundo el desarrollo de una nueva forma de producir y consumir energía. Está abriendo un camino que partiendo del autoconsumo, llega hasta las ciudades inteligentes y da la opción al ciudadano de estar en el centro del nuevo modelo energético. Un nuevo modelo que, a través de la competencia, ayuda a reducir la factura de los consumidores, produciendo una energía limpia, que genera empleo, distribuido capilarmente por todo el territorio, reduce la dependencia energética y permite la continuidad de un sector tecnológico como es el fotovoltaico en el cual nuestro país es líder y está creciendo de manera espectacular en los últimos años a nivel mundial.
El consumo de electricidad generada únicamente por fuentes renovables no es un futurible; es una realidad palpable, como se ha demostrado hace unas semanas en Portugal, donde la fuerza del viento, del agua y del sol permitieron que el país entero “autoconsumiera” durante cuatro días la energía generada por fuentes no fósiles. En el futuro esta situación, ahora extraordinaria, será común, ya que se espera un abaratamiento de los costes de inversión de solar.
Por otra parte, es cierto que, si no existen programas públicos de apoyo, las instalaciones de autoconsumo son más interesantes para aquellos consumidores cuya curva de consumo coincide con las horas solares, por ejemplo, las PYMEs, las universidades, los hospitales y centros comerciales.
Si lo que realmente le preocupa es que piensa que va a tener que pagar más en su factura de la luz por culpa del autoconsumo, me gustaría tranquilizarle. Los autoconsumidores van a seguir pagando por los costes del sistema. Como todo el mundo sabe, la factura energética tiene un coste fijo en función de la potencia contratada y otro variable en función del consumo. La parte fija del recibo la seguirá abonando el autoconsumidor, que ahorrará sobre la parte variable igual que cualquier otro sistema de eficiencia. Si cuantifica ese ahorro, comprobará que por cada 100MW de autoconsumo que se realicen el sistema dejará de ingresar para sus costes estructurales una cantidad en el entorno de los tres millones de euros. Vista la experiencia internacional, no parece realista pensar que, en el mejor de los casos, el mercado supere la cifra de 400MW/año. Es decir, estaríamos hablando de que un sistema que recauda más de 17.000 millones de euros año se vería en crisis por dejar de ingresar doce. No parece muy plausible.
Otro dato antes de terminar. En los últimos seis años el importe total de las primas a la fotovoltaica ha sido del 12%, por lo que no parece que concuerde con el que se le responsabilice de ser la principal causante de la subida del 70% del recibo de la luz en ese mismo periodo.
Los autoconsumidores no quieren privilegios ni subvenciones, pero tampoco barreras ni discriminaciones. Libre mercado y libre camino al progreso.