Ayuso y Aguado, el caos y la propaganda

9 de enero de 2021 22:55 h

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Madrid está preparada, escribía Ignacio Aguado haciendo lo único que sabe hacer: anunciar cosas que luego no se cumplen o resultan un fiasco absoluto. Es un maestro en plantear propuestas o resoluciones que o bien no suceden o caen en saco roto ignoradas por su propio gobierno o acaba sucediendo lo contrario de lo que asegura. Es bastante sencillo adivinar el devenir de cualquier asunto que Ignacio Aguado plantee, apostarlo todo a lo contrario. Madrid está preparada, decía. El caos era seguro. 

Isabel Díaz Ayuso debió de ser una de las madrileñas que se quedó atascada en la M-30, porque estuvo desaparecida durante la mayor crisis de emergencia climática. Ni siquiera acudió a la reunión de emergencia hasta que la SER informó de ese escaqueo y tuvo que ir, una hora y media después, para hacerse un vídeo con el que los fanáticos pudieran defenderla. Siempre sobrepasada cuando la situación exige algo más que leer un discurso escrito por MAR en el prompter. 

Es la mayor nevada en 50 años en Madrid. Es normal y previsible, sobre todo previsible, que una comunidad autónoma que no está acostumbrada a lidiar con la nieve quede completamente bloqueada por un temporal como el de las características de Filomena. Precisamente porque era algo fácil de prever, la negligencia de José Luis Martínez-Almeida e Ignacio Aguado de fardar de que Madrid estaba preparada para asegurar la movilidad porque tenían sal y dos turbofresadoras se acerca a la negligencia. 

Nadie puede exigir a los gestores que en una situación como la que se ha dado garanticen la movilidad en todas las carreteras, accesos y vías de la Comunidad. Es imposible, el caos estaba garantizado. Pero es una obligación que en una situación de pandemia los accesos a las urgencias hospitalarias estén blindados mediante unas rutas de seguridad con todos los servicios disponibles para que ningún hospital quede bloqueado. Los sanitarios ya no pueden más y algunos llevan cuatro turnos. Una vez más la irresponsabilidad política queda sepultada por la palabrería y la publicidad política para engañar a incautos. 

La prudencia, la mesura y la gestión responsable hubieran recomendado utilizar el escudo jurídico del estado de alarma para restringir la movilidad de forma extrema, prohibir desplazamientos entre localidades a partir de las 15:00 de la tarde del viernes y así poder utilizar todos los recursos disponibles en garantizar los accesos a los centros sanitarios y lugares prioritarios. La pandemia era una oportunidad para que el caos provocado por la nevada pudiera afrontarse con un mayor respaldo legal para medidas excepcionales debido a la carencia de recursos en la gestión de inclemencias invernales de los que por su climatología Madrid carece. Un gobierno responsable habría asumido esa imposibilidad de gestionar una nevada como la que se ha producido, pero este prefirió la propaganda. 

Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado gestionan una comunidad fallida porque su único éxito es eludir su responsabilidad con estrategias de marketing. Si hubieran reconocido que Madrid no estaba preparada para una nevada como esta, habrían evitado miles de desplazamientos. Pedirles que cerraran los comercios no esenciales para evitar a miles de trabajadoras ir a sus puestos de los que no pudieron volver es demasiado para unos políticos que solo piensan en el beneficio económico y en cómo privatizar cualquier reducto de servicio público. Gracias a su cobardía e indignidad cientos de trabajadores tuvieron que pasar la noche durmiendo en los pasillos de sus comercios o en su coche en la carretera. Como si le importaran las trabajadoras, qué vamos a pedirle a una presidenta que en la mayor crisis de emergencia climática de nuestra historia reciente tiene como prioridad hacerle publicidad a El Corte Inglés. Madrid es una comunidad fallida, gobernada por dos dirigentes fallidos. No gestionan, hacen propaganda.