Ayuso no sabe de su hermano, pero sí de “Tito Berni”

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Podría haber ocurrido en la Catalunya de Pujol, en la Andalucía de los ERE, en el Madrid de Esperanza Aguirre o en la Valencia de Camps. España ha parido corrupción por sus cuatro puntos cardinales. El Palma Arena, el caso Noos, la Gürtel, Púnica, Kitchen, la financiación ilegal del PP, Bárcenas, los fondos reservados, el caso Roldán y hasta las mascarillas del hermano de Ayuso

El mapa de la indignidad política es profuso, pero, como en este país los métodos para destruir al adversario sobrepasan todos los límites, cuando la corrupción salta en filas propias se trata solo de una manzana podrida y, cuando ocurre en las del adversario, la putrefacción afecta al cesto entero.

Hace unos meses el Instituto de Investigación en Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona arrojó luz sobre la verdadera dimensión del problema: entre 2000 y 2020, se registraron un total de 3.743 casos de corrupción política en todos los niveles de la administración. Una cifra escandalosa que, pasada a limpio, significa que cada dos días aparece un caso de corrupción en España. Ahora tenemos un nuevo escándalo que se llama “Tito Berni”, el de un diputado socialista, Juan Bernardo Fuentes Curbelo, que se dedicaba a cobrar comisiones entre empresarios canarios en apuros y a gastarse el dinero en fiestas cutres, droga y prostitutas. Pura escoria. 

Aunque no se conocen aún todos los detalles sobre el alcance de la trama, a la derecha le ha faltado tiempo para convertir en munición contra Pedro Sánchez el escandaloso asunto. Y eso que el PSOE, nada más tener conocimiento del caso, abrió al ínclito un expediente de expulsión y le obligó a entregar el acta de parlamentario en menos de 12 horas. No siempre se actuó de forma tan fulminante ante escándalos similares e incluso mayores. 

El caso está bajo secreto de sumario y será el desarrollo de la investigación el que vaya aportando certezas sobre tanta inmundicia, salvo para quienes ya las tienen, claro. Hay muchos que ya saben que esto es solo la punta de un iceberg que corroe el socialismo, que hay decenas de diputados socialistas implicados y que la trama se extiende por toda España… Son los mismos que miran hacia otro lado y no han dicho una sola palabra sobre el abultado patrimonio de la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, cuyo marido e hijastro están implicados, según resolución de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en una red internacional de venta de drogas y blanqueo de capitales a través de sociedades pantalla y operaciones inmobiliarias. El PP ha confirmado como cartel electoral en las próximas municipales a la regidora, a quien el Senado investiga si vulneró el código de conducta de la Cámara Alta al no declarar todos sus bienes al inicio de la legislatura.

Eso sí, “como presidente del Gobierno y secretario general del Partido Socialista, Pedro Sánchez tiene la obligación de dar explicaciones sobre las actividades de Tito Berni”. Lo ha exigido Ayuso. Justo la incontinente Ayuso. La misma que no dio una sola explicación sobre los negocios sobrevenidos de su hermano, ni sobre su estancia en el hotel de un empresario amigo durante la pandemia, ni sobre las adjudicaciones a dedo del  Zendal.

“Espero que Sánchez tenga modo de demostrar que nunca estuvo en los negocios de Tito Berni”, añade la presidenta madrileña, para quien este caso “deja en evidencia a un gobierno que busca culpables en el PP de cosas de hace quince o veinte años, mientras intenta tapar su corrupción de hace tres meses” y además está segura de que el “asunto hará caer al Gobierno”.  

El diputado en cuestión tendrá que responder ante la Justicia y con él todos aquellos que participaron en la obscena trama. El primer interesado en saberlo tendría que ser el presidente canario, Ángel Víctor Torres, a quien los sondeos internos hasta ahora le aseguraban la continuidad al frente del gobierno regional. Pero que sea Ayuso, precisamente Ayuso, quien diga que Sánchez “tiene la obligación de dar explicaciones sobre las actividades de Tito Berni” y sugiera, de paso, que el presidente pudiera tener negocios con el diputado en cuestión produce cuando menos sonrojo.

Si algo se puede extraer ya de este nuevo caso de corrupción no es que haya más diputados socialistas implicados porque no hay datos de momento que lo avalen, pero sí que hay una derecha interesada -legítimamente- en dar volumen al asunto, en compararlo con los ERE de Andalucía y en extender una sombra de sospecha sobre todo el PSOE. Queda también demostrado que con sus declaraciones, Ayuso no sabe nada de su hermano, pero sí de Tito Berni.

Y lo más grave de todo ello es que la regeneración ética sigue siendo la asignatura pendiente de nuestra democracia.