Hay una explicación por la que no llegas a fin de mes y no puedes ni comprarte una casa ni alquilarla a pesar de tener un trabajo. Y es que tu casero, el dueño de tu empresa y tu banco comparten un impulso que determina sus acciones: la propensión a la especulación. En realidad, es un pensamiento que compartimos todos, pero no hay especulación con win-win, sin vencedores y vencidos. En el libro Comunidades especulativas, el sociólogo Aris Komporozos-Athanasiou sostiene que las sociedades capitalistas siempre han basado parte de su crecimiento en su capacidad de especular sobre las necesidades y tendencias futuras, pero que este impulso especulativo se ha acelerado y nos ahoga debido al matrimonio terrible pero bien avenido entre el desarrollo tecnológico y la inseguridad económica y política. La mismas razones que hay en el auge de la ultraderecha.
El pensamiento especulativo es, en realidad, pensamiento mágico, y solo gracias a que es un invento de hombres blancos occidentales no lo consideramos una rama de la hechicería. ¿Quién, si no, en su sano juicio, hubiera creído en la mano invisible del mercado? ¿Cómo, si alguien pensara racionalmente, podría confiar en que su piso va a subir de precio indefinidamente y que puede doblar su rendimiento en un año? ¿Cómo un banco que no creyera en el pensamiento mágico especulativo podría cobrarte comisiones por usar tu dinero en beneficio propio olvidando el verdadero corazón de su negocio, la financiación?
La especulación solo es posible si apartas de tu mente la noción de ética y te permites hacer sangrar a tus semejantes hasta la última gota pero también si todos nos ponemos de acuerdo en la magia de que solo los creyentes del capitalismo saben leer el futuro y tener beneficios récords año tras año. Los grandes bancos españoles presentaron esta semana sus resultados y lo cierto es que han cerrado un 2023 para tirar cohetes. Entre las cinco entidades principales –Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Sabadell y Bankinter– ganaron 26.088,1 millones de euros, un 25,96% más. Mientras hacía públicos estos beneficios, la banca española seguía sosteniendo que era contraproducente el impuesto extraordinario que los grava porque en el pensamiento mágico especulativo la mera noción de impuestos es algo digno de anatema. Todo en un contexto en el que la morosidad se mantiene muy baja y que el pago de préstamos antiguos es más alto que los créditos que se han solicitado porque una rama del pensamiento mágico autóctono es que un piso pagado es un tesoro y que no hay que deber dinero a lo bancos aunque ellos te cobren hasta por ponerte en la cola para sacar tu pensión.
España no ha sido un país con tradición en banca ética, a diferencia de otros países de Europa donde este tipo de modelo bancario sí ha tenido importancia. Una vez desaparecida la banca de proximidad comprometida con el territorio y su desarrollo y sin aparecer una banca ética, socialmente responsable y transparente, nos hemos de conformar con prohibir por ley que no cobren a los mayores y discapacitados por retirar su propio dinero en ventanilla. Y nos tendremos que conformar con prohibir por ley que no se eche a una anciana de 78 años de su casa de toda la vida, que por ley se suba el SMI y que las leyes sean parches en una sociedad marcada por el pensamiento mágico de que es posible enriquecerse hasta el infinito a costa del último aliento de los demás.