Catalunya ha votado a favor del diálogo y se ha salvado del 155. Los catalanes han dado la espalda a una derecha que pretendía suspender el autogobierno de un plumazo y sin base legal alguna, y por primera vez el independentismo ha ganado unas elecciones generales. Pese a que ERC ha llegado primera y obtiene un resultado histórico, el PSC puede estar más que satisfecho porque su segundo puesto ha sido clave para la victoria socialista.
Miquel Iceta, criminalizado por Ciudadanos y PP (y mirado de reojo por más de un barón del PSOE), volverá a ser uno de los políticos más influyentes en la Moncloa. Y haría bien Pedro Sánchez de escucharle para entender que solo con buenas palabras no se resolverá el conflicto. Ahora que ya tiene los votos tiene que demostrar la valentía para afrontar el problema de cara.
Catalunya ha votado contra el bloqueo y por eso las formaciones que abogan por la confrontación han sido penalizadas. Junts per Catalunya, que en esta campaña ha sido mucho más dura que ERC, ha quedado relegada a cuarta fuerza y el independentismo más radical, representado por el Front Republicà de Albano-Dante Fachin, no ha obtenido representación. En la primera vuelta del duelo Junqueras-Puigdemont, la cárcel se ha impuesto al exilio aunque Junts per Catalunya ha vuelto a derrotar el pesimismo de las encuestas.
Habrá que ver qué pasa en el partido de vuelta, las europeas, pero de momento los republicanos se han sacado la espina del 21D y pueden presumir de ser la fuerza referente en el secesionismo. El ‘junquerismo’, que es mucho más que ERC, será quien lidere la estrategia del secesionismo en el Congreso de los Diputados.
Catalunya ha votado en defensa propia. El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, dejó caer en campaña una frase que quedará para siempre en el lapidario de este partido.“Empezaron a cantar ‘No pasarán’. Y vaya si pasamos. Y volveremos a pasar: esa es la libertad”. Adaptó a su conveniencia y de manera más que desafortunada el lema que se hizo famoso en la defensa de Madrid frente a las tropas franquistas. Fernández se equivocó, como se equivoca siempre el PP cuando se trata de Catalunya. No, el PP no ha pasado, y su aumento de decibelios solo ha servido para perder cuatro diputados y quedarse solo con uno.
Cayetana Álvarez de Toledo se había propuesto salvar a Catalunya y un poco más y no se salva ni ella. Los populares han perdido más de 300.000 votos respecto al 2016. Catalunya y Euskadi (donde Javier Maroto se ha quedado sin el único escaño que tenían) son tierra quemada para Pablo Casado.
Catalunya ha contribuido a salvar España. La suma de populares y Ciudadanos en el 2016 fue de 11 escaños. Ahora, con la entrada Vox se quedarían en siete. Ciudadanos se queda como estaba, con solo cinco diputados, aunque puede el partido de Rivera ha fundamentado su campaña en acusar a Sánchez de ser demasiado tibio con los independentistas. Para Inés Arrimadas, Catalunya ya es pasado y ni tan siquiera se quedó en Barcelona para seguir el escrutinio.
Sirva de pista que en el acomodado barrio barcelonés de Sarrià, donde el 21D ganó Ciudadanos, ahora el independentismo se ha convertido en la opción más votada. Desde este domingo, el PP es un partido residual y Vox emerge, pero de forma testimonial. O la triple derecha cambia su mensaje sobre Catalunya o la sangría de votos irá a más. Y les quedan ya muy pocos.