La pandemia del coronavirus también se está cebando económicamente con los medios de comunicación. La AMI (Asociación de Medios de Información), que agrupa a más de 80 periódicos impresos y digitales de nuestro país, calcula que la caída de ingresos publicitarios este próximo mes será superior al 50% y que, dependiendo de la duración de la crisis sanitaria, el año se cerrará con un descenso del 30%. En cifras, hablan de 200 millones de euros menos de publicidad para los periódicos, y eso siendo algo optimistas. Además, las ventas de periódicos en papel han bajado a la mitad, a pesar de que los quioscos no están afectados por el decreto de estado de alarma del Gobierno y solo el 15% han cerrado voluntariamente, pero la confinación en las casas de los ciudadanos hace que pocos se acerquen a comprar un diario y el envío de las suscripciones por correo está restringida.
La radio dice que ha perdido el 80% de las cuñas publicitarias y las empresas de vallas exteriores se han quedado sin clientes porque, aparte de que los anunciantes retiran sus campañas, muy poca gente va a circular por las calles o las carreteras. La televisión calcula que en el próximo mes habrá muy pocos anunciantes que quieran pagar un spot en sus cadenas y anulan programas de máxima audiencia que cuentan con público por el riesgo al contagio del coronavirus.
El panorama es terrorífico, no exagero. Está en peligro la supervivencia de los medios convencionales que ya venían arrastrando patologías graves.
Las radios y los periódicos han lanzado un SOS al Gobierno pidiendo que les ayude a sobrellevar esta grave crisis de liquidez en la que se ven inmersos y que les conduce inexorablemente, de nuevo, a reducir plantillas de periodistas o a la desaparición.
Piden créditos blandos, exoneración de impuestos y cargas sociales y aumento de la publicidad institucional que compense la caída de los anunciantes privados. Argumentan que el papel de los medios informativos es fundamental en esta monumental crisis sanitaria y social como para acabar desapareciendo o, en el mejor de los casos, haciendo su trabajo con recursos escasos.
Pero parece que el Gobierno es poco sensible al sector y posiblemente, como en el caso del protocolo de estrés sanitario, va a tener que realizar un “triaje” para atender en la UVI a los medios con mayor posibilidad de supervivencia y abandonar a los que tienen problemas endémicos. Es a todas luces inexplicable cómo los medios digitales, a los que están recurriendo los ciudadanos masivamente estos días sin salir de su casa, no tienen un IVA reducido, como lo tienen los de papel en España y otros diarios por internet en Europa.
A este Gobierno, como a tantos anteriores, le preocupa bien poco que los ciudadanos tengan medios de comunicación solventes e independientes. No entienden que solo la rentabilidad económica les permite informar con independencia. A los Gobiernos se les llena la boca con proclamas a favor de la libertad de prensa, pero ninguno hace nada por poner las bases para que esto sea una realidad.
Nos enfrentamos, seguramente, al peor de los escenarios: una crisis en multitud de empresas que despedirán a sus trabajadores, a ciudadanos indefensos, a arribistas que verán en la pandemia del coronavirus la oportunidad para especular y enriquecerse, a políticos de diferente signo que aprovecharán el dolor de los ciudadanos para hacer demagogia y a interesados manipuladores que nos inundarán con informaciones falsas, también quedarán los personajes de instituciones corruptas y lo peor que puede pasar es que no haya una prensa libre que pueda contarlo.
Este diario en el que escribo hoy, al cual pertenezco como accionista desde el inicio, jamás dejará de contarlo, porque es su única razón de ser. Nuestro medio tiene por delante un periodo largo de dificultades, como la mayoría de sus lectores y socios. Todos estamos embarcados en esta crisis, solo que este diario, por tener el apoyo de nuestros socios, no tiene duda de que saldrá adelante. No esperamos mucho de nuestros gobernantes, porque parece que para ellos la libertad de información es solo un lema que suena bien.