La semana pasada se cumplieron 35 años del fallecimiento del divulgador naturalista español Félix Rodríguez de la Fuente. Su figura y sus trabajos son fundamentales para la difusión del ecologismo y la protección medioambiental en España por parte del gran público. La protección estatal del lince ibérico, del águila imperial, del lobo y del oso en España no hubiera existido sin los reportajes de El hombre y la Tierra. Con sus ideas, también defendió el cooperativismo, el aumento del tiempo libre y la promulgación de espacios naturales protegidos y su reconocimiento fue mundial. Desgraciadamente yo sólo pude disfrutarlo por cintas de VHS, pero aquí va un pequeño homenaje y recordatorio a su figura.
Nota del autor: los siguientes tres párrafos se deberían leer imitando la inconfundible e imperturbable voz de don Félix:voz de don Félix:
En la cruda y árida estepa de la meseta castellana se desata una despiadada lucha por la supervivencia. En una pequeña terraza de una cafetería del capitalino e ilustre Paseo de la Castellana, cinco palomas (columbidae) del tipo común, gris y corriente moliente pelean con dos coloridos periquitos (melopsittacus) de verde pelaje por una solitaria, pero sabrosa porra madrileña. Ese alimento alargado, lleno de calorías, de masa harinosa frita en aceite es un símbolo gastronómico para la capital de España. Decenas de miles de ciudadanos madrileños desayunan, cada domingo, esas dulces porras desde Barajas hasta Las Águilas, desde Begoña hasta San Cristóbal de los Ángeles.
Las palomas madrileñas son muy diferentes entre sí. La más alejada, del tipo gananciae, fue la primera en hincar el pico sobre el alimento pero se relajó excesivamente en la Plaza Mayor y huyó a Lisboa cuando le tocaba dar la cara. El segundo pichón, del tipo aticae, gordo y bien alimentado, tenía muchas opciones para quedarse la porra, pero corrió la voz de que disponía de un nido bien alto en el sur, camino de África, y las demás palomas le invitaron a migrar hacia mejores climas y dejar sitio. El tercer pichón, del tipo caradurae, malcarado y graznador, se hizo famoso por mandar matar a un inocente perro llamado Excalibur y marcharse después piando con viento fresco. A las otras dos nadie les pone nombre, pero estaban atentas por si saltaba la liebre y llevarse su porcentaje de porra.
Los periquitos se parecen mucho más el uno con el otro. Comparten un rubio y coloreado pelaje. El más joven de los dos es del tipo policiae, acostumbrado a clavar su pico sobre lomos ajenos y a imponerse por la fuerza y no por la maña. El más viejo y pellejo de los dos, del tipo marquesae, está de vuelta de todo. Ha sobrevivido a cazadores, helicópteros, conspiraciones y todo tipo de predadores. Sabe cuando atacar y cuando salir huyendo. Pero aquí ha llegado, dispuesto a pelear por su supervivencia en esta última batalla en suelo madrileño. Tras una dura competición con picos y garras, el graznido del periquito mayor intimida a las palomas y al más joven y alza el vuelo con el alimento al árbol más lejano, para poder disfrutar y engullir ese frito y aceitoso manjar. En la naturaleza salvaje del Serengueti de Tanzania, del Parque Kruger o de la ribera del Manzanares, sólo las aves más crueles, agresivas y despiadadas consiguen sobrevivir.
Si te ha impresionado este relato salvaje sobre la naturaleza predadora de algunas aves, ya sabes lo que tienes que hacer esta primavera. Indudablemente casi tres décadas de voraz rapiña han sido excesivos para que se deleiten royendo nuestros huesos. Por otro lado, ya lo dice el refranero castellano: “No hay peor cuña que la de la misma madera”. Y si son capaces de hacerse eso, dentro de la misma especie, imagina de lo que son capaces con los que no somos o pensamos como ellos. Para algunas candidatas populares, como Esperanza Aguirre o Rita Barberá, esta será su última oportunidad y si son derrotadas en las urnas, el necesario relevo generacional en el conservadurismo español será inevitable.
Dijo el amigo Félix que la cultura tecnológica está obligando al hombre a vivir en cárceles confortables, en inmensos laberintos sin horizontes, hechos de cemento, hierro y cristal“. Esperemos que estás cárceles sólo sean para los que se las merecen, y que los demás, podamos disfrutar de ciudades de cemento con árboles, de cristales con aire limpio, donde simplemente aspiremos a ser felices.
Posdata: Me cuentan mis fuentes dentro del talego que, en el patio, Paco va diciendo que si meten a su amigo Nachete le dejará escoger la litera de arriba. Por los viejos tiempos.