Más de cien mil desempleados menos y más de doscientos mil afiliados nuevos para la Seguridad Social. Así suenan las cifras del empleo de mayo. Ahí acaban las trompetas y las buenas noticias. La realidad se encarga de traer las malas. Puede que el gobierno tenga esos titulares triunfales que le sirvan como terapia tras los pésimos resultados del 24M. Pero la gente seguirá sin tener la recuperación económica que estaba esperando y se les había prometido.
Menos del diez por ciento de los nuevos contratos de trabajo tiene carácter indefinido. El incremento de afiliados en la Seguridad Social responde en buena parte a empleos que no superan los tres meses de duración. Los sectores que más trabajo crean son los dominados por la precariedad y la temporalidad, como la hostelería. La tasa de cobertura del desempleo ha caído otro punto y nos acercamos peligrosamente a la fría evidencia de que la mitad de nuestros parados se queden sin cobertura alguna.
Podemos esperar cuanto queramos y confiar con toda la fe del mundo en que esta tendencia de crear casi exclusivamente empleo barato y fácilmente prescindible pasará algún día sin saber cómo y conforme mejore la economía volveremos a crear empleo de calidad. No sucederá. Porque no se trata de una tendencia sino de una constancia. Así es la cruda realidad de eso que llaman el “nuevo mercado laboral”.
Con las actuales políticas económicas sólo puede generarse este tipo de empleo porque ese es precisamente el objetivo principal de semejantes políticas. No se trata de un accidente. Era el plan y funciona.
En la “nueva economía” los trabajadores son algo que se usa y se tira, un factor de producción degradable. La precariedad, la temporalidad y la mala calidad del empleo no suponen una excepción. Representan la normalidad porque así se logra degradar al trabajador hasta convertirle en alguien prescindible cuando ya se le ha extraído todo el valor posible.
Paro estructural y empleo precario continuarán conformando la normalidad mientras no cambien las políticas económicas. Para crear empleo estable y de calidad necesitamos crecer más y eso sólo resultará posible con un incremento fuerte y sostenido de la demanda. Algo que únicamente una expansión firme y decidida de la inversión pública puede conseguir en una economía como la española. Todo lo demás es reparto de la miseria y seguir endeudándose por el total de nuestro PIB a cambio de nada.
Les dirán que no tenemos dinero para eso. Sepa que no le cuentan la verdad. En España hay dinero de sobra para implementar políticas de crecimiento económico y bienestar. No es que no salgamos de pobres. Es que la riqueza está muy mal repartida.