Facha Wars

21 de enero de 2023 22:18 h

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Hay una máxima que todavía no han entendido los recién llegados a las guerras intestinas de la derecha, los que quieren hacer carrera en la reacción y aquellos que quieren conocer por dónde respiran sus intereses: no se ponen en peligro el dinero y los negocios del que reparte las cartas. Uno de los que más mandan, el que tiene la baraja, quizás el líder de la extrema derecha en España, es Federico Jiménez Losantos. Vox cometió un error mayúsculo y enfadó al faltón de las ondas. Los ultras de la capital no aprobaron los presupuestos de la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso que congelaban el plan de medios del que viven esRadio y Libertad Digital. El emporio mediático del aprendiz de locutor de la radio Mille Collins vive de la teta pública de Ayuso y la no aprobación de los presupuestos deja la ubre con solo un hilito de leche del que mamar.

A Federico Jiménez Losantos le da igual quién gobierne en Moncloa mientras la mayoría absoluta de Madrid de Ayuso esté garantizada. Su manera de hacer agitprop vive de insultar a la izquierda en el Gobierno mientras chupa recursos públicos garantizados por el PP en Madrid. Por eso Vox sirve mientras le sirva. Por eso no tiene ningún problema en tener a Pedro Sánchez gobernando otros cuatro años con comunistas e independentistas, mejor para su negocio. Los medios de comunicación radicalizados viven mejor a la contra, facturan más, por eso hay personajes de la izquierda mediática interesados en que PP y Vox sean los que habiten Moncloa en 2024 para garantizar que su proyecto crezca. 

Losantos ha utilizado la batalla de Castilla y León contra Vox no porque el locutor tenga un problema con el daño que puede hacer al PP en su estrategia de moderación para vencer a Pedro Sánchez en las elecciones, sino para pasarle la cuenta pendiente de los presupuestos de Madrid y enseñarle los dientes al Marqués de Valtierra y su consorte, a los que no soporta. Losantos odia la moderación en el PP, por eso cada vez que han intentando girar al centro les ha dado una severa reprimenda. Borja Sémper se ha convertido en centro diario de sus diatribas y a Feijóo ya le ha advertido unas cuantas veces de cuál es el camino a seguir si quiere permanecer en el puesto. Lo que a Losantos le preocupa es que la actitud de Vox en Castilla y León perturbe el camino de Ayuso a la mayoría absoluta. Es su único objetivo, el pecuniario, el que pague las facturas de su vida opulenta.

Que su único fin sea mantener la máquina del dinero público que hace posible la existencia de su empresa no implica que no use unos modos de actuación que sirven para comprender las batallas ideológicas y los frentes de factura existentes en la extrema derecha y sus pagafantas conservadores. Losantos no soporta a los meapilas y capillitas. No los soporta entre otras cosas porque son sus grandes rivales mediáticos en el espectro de la derecha mediática, por un lado la COPE de los obispos y por otro lado la 7NN de Hazte Oír, y manejada por El Yunque, como les acusa Losantos, y de Marcial Cuquerella. En sus insultadas matutinas está toda la información que se necesita para saber por qué Federico Jiménez Losantos dice lo que dice, es transparente, aunque a veces hagan falta algunas claves para resolver el misterio.

Las guerras fachas afloran cuando los nervios se apoderan de quienes son conscientes de que el poder se les escapa de las manos y con él la llave de la caja. En la derecha española y sus excrecencias ultras se habían hecho unas cuentas que no se están cumpliendo. Contaban con que la guerra de Ucrania, la crisis energética, la subida de los combustibles y la inflación de dos cifras entregara todo el poder institucional a la reacción sin necesidad de trabajárselo un poco. Pero ahora las circunstancias han cambiado y saben que cualquier error puede poner en riesgo no solo la recuperación del poder perdido, sino la estabilización del poder que ya mantienen y que da de comer a muchas tragaderas fachas. Son muchas nóminas existentes, muchos puestos prometidos y una ingente cantidad de recursos económicos los que están en juego en estas próximas elecciones autonómicas. Losantos no solo es el faro que guía los designios de las huestes facistoides, sino el oráculo que hemos de escuchar quienes creemos en un país plural y diverso para encontrar los puntos de ataque y las debilidades de un adversario poderoso que es vulnerable cuando se enfrentan entre ellos.