Cuando hayas de sentenciar procura olvidar a los litigantes y acordarte sólo de la causa
Permítanme comenzar doliéndome por ese niño cuya intimidad, de forma manipulada, un juez ha expuesto a los cuatro vientos. Si lo que el tal juez dice en su auto fuera cierto sería un escándalo que lo relatara sabiendo como sabemos el nombre y los dos apellidos de ese crío y si como explicaré es una conjetura del propio juez, le echa encima a su nombre una polémica que también le perjudica.
Tras esa cuestión, que es la más importante para mí, les voy a pedir que cojan una goma y borren de su mente todo lo que hayan oído sobre el juez de lo Penal de Granada que ha denegado la suspensión de lo que le resta de condena a Juana Rivas tras el indulto parcial. Cojan la goma y borren porque no vamos a necesitar ningún argumento ad hominem. Cojan la goma y vengan en un análisis sin banderías ni activismos de ningún signo. Y se lo dice alguien que se quedó sola en agosto de 2017, cuando Juana desapareció con sus hijos, diciendo que se equivocaba al cometer un grave delito y se equivocaban los que la jaleaban como escribí en Juana no está en mi casa. Cojan la goma y veamos qué hay en ese auto de un juez de Granada que se opone a la suspensión de lo que queda de pena. Nunca me hubiera imaginado teniendo que verificar el contenido de un auto judicial, aún me parecía demasiado sagrado el valor de la verdad en papel timbrado, pero a eso estamos abocados. Fake judiciales. Relatos. Insinuaciones. Ninguna explicación fáctica ni racional de los hechos.
Les recuerdo que Juana Rivas fue condenada por el secuestro y que tras la sentencia firme se pidió el indulto. El juez de Granada informó en contra, el Tribunal Supremo se partió en dos entre los que estaban en contra y los que propugnaban un indulto parcial y el Gobierno tuvo que conceder un indulto parcial. Al quedar con él la pena en menos de dos años, como saben, se puede suspender el ingreso en prisión y eso es lo que se pedía ahora, que se suspendiera lo que queda sin indultar y saliera del centro en el que está. En este caso se cumplen todos los requisitos necesarios y todas las partes han estado de acuerdo en que se suspenda la pena, incluido el ex marido de Juana Rivas. El escándalo se ha producido por el auto del juez de Granada que se niega a suspender la pena que él impuso en primera instancia. El auto es recurrible y será la Audiencia la que hable.
Olvidemos con Epicteto quiénes son las partes y vayamos a lo que dice el famoso auto. El auto es el auto de un juez cabreado, de eso no cabe duda. Un juez que considera que al aplicarse el legítimo derecho de Gracia cree ha sido sustituido su poder por el del Ejecutivo y alega que por eso “es dudoso que le toque decidir sobre esta suspensión” …. ¡Pues claro que no es dudoso, alma de cántaro, por eso te ha llegado porque eres el competente para hacerlo! A pesar de que es potestativo acordar la suspensión, la decisión del juez de denegarla no puede ser discrecional sino que tiene que ser argumentada. Así que el juez lo que tenía que valorar exclusivamente es si la ejecución de lo que queda de pena era necesario para evitar la reiteración delictiva, del delito que le ocupa que es el de sustracción de menores.
El juez nos dice que Juana Rivas nunca se ha arrepentido -aunque consta que lo hizo al firmar la petición de indulto y hasta en la tele- y ese argumento, que también usaron algunos magistrados del TS para oponerse al indulto podría haberle valido para apoyar su decisión contraria. Con eso le bastaba, pero no, él ha decidido ir a un jardín peligroso, que no hace al caso, que expone a un menor y en el que vierte prejuicios, especulaciones y hasta censuras morales. También afirma que hay riesgo de reiteración porque de hecho ya hubo otra sustracción en Italia, pero lo cierto es que no hay ningún procedimiento por ello en aquel país.
Y, por último, en su rebote, que es inmenso, decide jugar una baza mayor que es la de afirmar, sin venir al caso jurídico, que uno de los niños fue abusado sexualmente y que esto se produjo estando con la madre, por lo que Juana tendría una especie de culpa “in vigilando”, que provocaría que si sale en libertad sus hijos estuvieran en peligro de que les volviera a pasar una cosa que, según la propia Justicia, no sabemos que pasara. Para que fuera cierto lo que dice el auto del juez de Granada, la juez de Instrucción que sobreseyó los supuestos abusos debería haber sido una negligente absoluta por no haber buscado al autor y haber mantenido vivo el caso. Además la Guardia Civil hizo un atestado afirmando al juzgado que tras sus diligencias no había indicio de abusos, la Fiscalía de Menores, la Audiencia de Granada - que ordenó sobreseer por no estar acreditado que hubiera delito -, el padre de los niños, su madre y todos los magistrados del Tribunal Supremo, incluido aquellos que no querían el indulto de ninguna de las maneras y los distintos jueces italianos, se habrían tenido que confabular para ocultar u obviar unos abusos que él da por ciertos sin haber entendido de ese asunto.
Técnicamente estamos ante un procedimiento por sustracción de menores y tales supuestos abusos no existen para esta causa. No viene a cuento nada de lo que dice. Los jueces tienen prohibido en estos casos incluso valorar o tener en cuenta si los penados que piden la suspensión tienen condenas que hayan sido canceladas. ¿Qué hace pues este señor especulando con estas cuestiones sobre las que los jueces que entendieron ya han decidido? La magistrada sobreseyó con un auto que es de modelo y que tiene un folio de extensión, en el que dice que no hay autor conocido pero, aún así, esto también es raro. En España no se archivan delitos de esa gravedad por falta de autor sin una investigación concienzuda y no parece que se hiciera puesto que lo cierra con un formulario, como si no tuviera importancia. Lo cierto es que no hubo nunca sospechosos de tales abusos ni la madre estuvo jamás en el punto de mira del procedimiento -de hecho estuvo personada como acusación particular- ni el padre propuso diligencias en el mismo, ni hubo nada más que la investigación preliminar que se hace cuando hay posibilidad de abuso y que acabó judicialmente en nada. Como no somos la magistrada que entendió del asunto no tenemos toda la información, pero él tampoco, o no debería o la tiene de forma extraprocesal y ni siquiera nos explica cómo llegaron los datos que da de los abusos a su procedimiento por sustracción. Aun así se ha lanzado en una resolución judicial a afirmar incluso que la sustracción de los niños se produjo para evitar que declarara el menor en el juzgado de Instrucción por los abusos. Él o fabula o nos hurta información en el auto. El menor fue devuelto y el procedimiento sigue archivado. Nadie tomó medida alguna de alejamiento de la madre ni impidió sus visitas como puede hacerse si un menor corre peligro. Hasta podríamos, con los datos que se han filtrado, especular sobre lo que pasó pero no voy a hacerlo, yo no soy juez de lo Penal de Granada y puede que tenga más respeto a mis columnas que él a sus resoluciones. Lo peor es que además todo esto es innecesario y fuera de lugar.
El propio juez dice muy enfadado que: “este Juzgado ya emitió el parecer sobre el peligro que para los hijos representa la acusada en un informe contrario al indulto y ya no sabe como hacer que llegue al conocimiento de los restantes tribunales, y por supuesto del Gobierno, que estando los hijos bajo el cuidado y custodia de la madre, uno de ellos fue abusado sexualmente, según dictaminó la pediatra, un forense y manifestó el propio menor” (un menor de tres años, que no nos dice cómo manifiesta) pero no dice por qué todos los magistrados hicieron caso omiso de tal referencia y olvida que él no tiene que hacer llegar a conocimiento de nadie lo que no esté en la causa. No puede obviar que ha expuesto a un menor y su intimidad a las jaurías sólo para introducir un elemento que nada pinta en la cuestión en la que tiene que pronunciarse y sobre el que hace afirmaciones que no es competente para hacer.
Así que sí, el auto es una aberración. El auto técnicamente es malo. El auto pone en boca de un juez que otra compañera y compañeros no han hecho bien su trabajo. El auto es poco profesional o, como me ha dicho esta mañana otro magistrado muy contundente, “el auto es una mierda”. Está plagado de argumentos metajurídicos, de suposiciones y de referencias enigmáticas impropias de un documento judicial. Yo espero que tras el recurso la Audiencia de Granada deje al menos esto último claro. Estoy segura de que ponderarán la cuestión del arrepentimiento y también si se produjo esa reiteración en la sustracción de los menores en Italia y que no dedicarán ni medio esfuerzo a la absurda cuestión de los abusos que parece introducida para que se produzca una ordalía mediática contra Rivas y los que la han indultado.
Este es el riesgo de convertir los casos judiciales en banderas. Lo inician los entornos jurídicos para intentar presionar y ganar a través de la opinión pública -en este caso y en el de la Manada- y la emoción y la visceralidad y hasta la reacción de los políticos los sacan de todo cauce racional. Hay menores y víctimas que sufren.
Nunca debió hacerse.
Ni por los que la defendieron ni mucho menos por el magistrado que la condenó.
No será la última vez que tenga que hablarles de un caso así. Desgraciadamente.