Alfred Hugenberg era un empresario alemán. Un conservador prusiano auténtico, un hombre de orden de los que promovían el liberalismo económico mientras enarbolaban ideas ultranacionalistas y antisemitas. Nunca lo hacía de manera abierta y descarnada, las difundía dentro del normal desarrollo político en el que se movía la alta burguesía alemana, comentando las ideas más radicales en los círculos cerrados. Tras hacerse una carrera de renombre en la firma Krupp, comenzó su carrera en solitario como empresario de los medios de comunicación. Fue diputado del Partido Nacional del Pueblo Alemán, una formación ultraconservadora que incluía en su ideario todas las ideas que el NSDAP llevó al extremo.
Hugenberg no era nazi porque era demasiado bismarckiano, pero tenía todas las ideas de los camisas pardas en su interior y sabía que necesitaría a los de Adolf Hitler para que sus apoyos de la burguesía confluyeran en alianza con los apoyos de la clase media y amplias bases del proletariado con las que ya contaba el partido nazi. Sus formas eran más educadas, menos histriónicas, conformadas en el seno de la alta burguesía prusiana y sin capacidad para seducir a otros estratos de la sociedad a los que sí llegaba el líder del partido nazi. Los moderados en las formas necesitaban a los radicales. Esa unión siempre se ha conformado y en sus diferentes acepciones ha servido como vía para formar gobiernos radicales a lo largo de la historia. Siempre hay una justificación para defender abrir la puerta de nazis a los gobiernos, en aquellos años era la necesidad de parar la bolchevización argumentando que incluir nazis en el gobierno serviría para apaciguarlos.
Feijóo, como Hugenberg, intenta engañar de la misma forma a la opinión pública. El líder del PP utiliza las mismas tretas discursivas para hacer creer que está pastoreando a la extrema derecha incluyéndola en sus gobiernos mientras que lo que ocurre es que poco a poco los conservadores se acercan al lugar que quieren los posfascistas. No se puede controlar a la bestia parda y el PP está metiendo en sus ejecutivos a nazis defendiendo ideas nazis, como ha ocurrido con el miembro de Vox Gabriele Le Senne en el Parlamento balear. Los hechos son incontestables.
Gerd Honsik es un revisionista del Holocausto que se ocultó en Málaga para protegerse de las condenas en Europa por decir que no había ninguna prueba de las cámaras de gas de Auschwitz. Honsik estaba emparentado con la esposa de Amon Goeth, el infame responsable del campo de concentración de Plaszow en Cracovia. Honsik fue uno de los responsables de difundir en los años 70 la teoría de la conspiración del Plan Kalergi, una estrategia de control demográfico ideada por el judío Richard Nikolaus Coudenhove-Kalergi que buscaba disolver la identidad blanca entre la multiculturalidad mediante la promoción de la inmigración. El plan Kalergi ha pasado a llamarse teoría del gran reemplazo o de la sustitución y su existencia es defendida por Vox en muchos de sus planteamientos; entre los más firmes defensores está el que ahora es presidente del Parlamento de Baleares gracias al acuerdo con el PP.
Vox no es un partido homologable ni a algunas formaciones de extrema derecha europea como el Frente Nacional. Es aun más peligroso porque no duda en incluir en sus posiciones y propaganda las herramientas que hasta ahora quedaban de forma marginal en los foros neonazis donde se manejaban quienes hoy ocupan puestos de relevancia en la formación de Abascal, como es el caso de Jordi De la Fuente, un antiguo miembro del partido nazi MSR que ahora forma parte del núcleo cercano de Ignacio Garriga a cargo de labores de agit-prop digital. Una estrategia que solo pasa desapercibida para ojos no entrenados, porque hasta en los mensajes más inocentes esconden propaganda nazi y antisemita. En los últimos días entre sus publicaciones en redes sociales han difundido varios vídeos contra periodistas y sindicalistas caracterizándolos como unos payasos a los que tiran confeti.
La caracterización como payaso es una evolución de un meme de la rana Pepe llamado Honkler, que los neonazis usan en internet para mostrar lo que consideran la degeneración de las ideas progresistas. El mensaje es utilizado de manera recurrente como propaganda antisemita para difundir ideas nacionalsocialistas. Honkler es un derivado de una subcultura nacida en 4Chan por nazis y antisemitas para, mediante el uso de la frase “Honk Honk”, equipararlo al “Heil Hitler” del mismo modo que se usa el número 88 para referirse al lugar que usa la H en el alfabeto latino. La divulgación de todo tipo de mensajes, imágenes y memes de Honkler para difundir ideas nazis y antisemitas ha inundado todas las redes sociales y ahora ha llegado también a las cuentas oficiales de Vox.
Borja “bochorno” Semper saldrá cada día con su verbo depurado intentando explicar por qué lo sensato, lo moderado y lo centrado es abrir la puerta de las instituciones a estos ultras de la peor condición. Produce cierta ternura escuchar a Borja Semper. Un hombre que se fue del Partido Popular porque se estaba radicalizando tener que defender cada día llegar a acuerdos con un señor que defiende teorías ungidas por un revisionista nazi del Holocausto y un partido que utiliza propaganda antisemita contra la prensa y los adversarios ideológicos. Pero es la realidad, el PP abre la puerta de las instituciones a nazis y antisemitas. No tendrían que sorprenderse, ya se hizo en periodos funestos de la historia contemporánea de Europa.