Glifosato y cáncer: que los datos no te estropeen una buena historia

Hace unos días, múltiples medios de comunicación de todo el mundo se hacían eco de un nuevo estudio sobre el glifosato. eldiario.es, en colaboración con The Guardian, publicó 'Los pesticidas con glifosato más utilizados aumentan un 41% las posibilidades de sufrir cáncer'. La realidad, sin embargo, es diferente y mucho más compleja que lo que se ha explicado. Numerosos detalles se han pasado por alto a la hora de interpretar dicha investigación. Para entender los datos científicos es necesario comprender el contexto en el que se hallan y sus limitaciones. Por eso, vamos a analizar estos nuevos datos explicando en qué se basan.

¿En qué consiste este estudio?

Se trata de un metaanálisis. Es decir, un estudio científico en el que se recogen y analizan de forma conjunta los resultados de otros estudios científicos publicados anteriormente sobre glifosato y cáncer. En sí mismo, no aporta nuevos datos, sino que ofrece un nuevo análisis sobre lo que ya estaba publicado. En este estudio se recogen los resultados de 6 estudios en humanos (65.000 participantes en total) en los que se investigaba la relación de la exposición al glifosato con un riesgo incrementado de linfoma no Hodgkin (LNH) −cáncer del tejido linfático−.

De esos 6 estudios, 5 son de caso-control. Es decir, un estudio observacional en el que se analizan grupos de personas sanas y pacientes con LNH y se investiga si han estado expuestos con anterioridad al glifosato o no y en qué medida. La investigación más reciente y completa incluida en el metaanálisis se trata un gran estudio de cohorte. En él hacen un seguimiento durante décadas de trabajadores con licencia para usar pesticidas y la aparición de cáncer.

Además de los estudios en humanos, también se han recogido 6 estudios en laboratorio con ratones que han sido expuestos a glifosato y se ha estudiado su relación con el linfoma maligno.

¿Qué información aporta?

Este estudio se ha centrado principalmente en el riesgo de LNH en los trabajadores que más han estado expuestos al glifosato, debido a su actividad profesional. Según el análisis de los investigadores, es en este grupo con una exposición elevada al glifosato donde se han encontrado que existe un riesgo incrementado del 41% de sufrir un LNH. No se habla, por tanto, de un riesgo ambiental sino ocupacional, como confirma J.M. Mulet, investigador en biotecnología y profesor de la Universidad Politécnica de Valencia.

¿El estudio afirma que el glifosato causa cáncer?

No, el estudio afirma que existe una “convincente” correlación entre la exposición elevada a glifosato y el riesgo incrementado (41%) de LNH. No es lo mismo correlación que causalidad. Que un producto químico esté relacionado con una enfermedad no tiene por qué significar que lo esté causando. Es la principal limitación de los estudios observacionales, que no permiten discriminar claramente entre ambos fenómenos.

No sabemos, por ejemplo, si las personas que han estado muy expuestas a glifosato también han estado expuestas a otros pesticidas o productos químicos usados en la agricultura que provoquen cáncer. Además, los estudios de animales expuestos a glifosato ofrecen grandes limitaciones y situaciones que no se pueden extrapolar a humanos. Por ejemplo, en los estudios con ratones, éstos fueron tratados con glifosato puro, mientras que cuando se aplica el glifosato para las malas hierbas, este diluye de 25 a 50 mililitros en 100 litros de agua. Muchas sustancias de la vida cotidiana (incluyendo multitud de componentes de alimentos) también son cancerígenos en ratones si se aplican en grandes cantidades. En otras palabras, la dosis es clave en este asunto.

Por último, existe una gran diferencia entre decir que los pesticidas con glifosato “aumentan un 41% las posibilidades de sufrir cáncer” (afirmación periodística y errónea) a decir que existe una correlación entre la exposición elevada a glifosato y un riesgo incrementado (del 41%) de un tipo concreto de cáncer: el LNH (afirmación científica basada en datos del estudio). Referirse a un riesgo incrementado de cáncer, así en general, es falso. Es como decir que si se incrementa el 41% el riesgo de tener un ictus aumenta también el 41% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Enfermedades cardiovasculares hay de varios tipos y de cáncer hay más de 200 tipos. Si aumenta la frecuencia de una de las enfermedades, no se incrementa en global la frecuencia para todas ellas.

¿Cuáles son las limitaciones del estudio?

Como explica Rosa Porcel, bióloga e investigadora del Instituto de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad: “Los propios autores reconocen que los datos disponibles para el metaanálisis son muy limitados, que el riesgo (de LNH) en el estudio cohorte fue muy variable (en ningún caso marcadamente positivo ni mayor). También que, dada la alta heterogeneidad de los datos, los tests estadísticos no pueden confirmar resultados y que sus resultados se deberían interpretar con precaución”. Otra crítica del metaanálisis es la selección que hicieron de los estudios. Porcel explica que comenzaron eligiendo a 909 estudios y, al final, tras mucho descarte sólo se quedaron con 6 estudios en humanos. “Está claro que hay un sesgo de publicación (la tendencia generalizada en múltiples áreas de la ciencia a publicar preferentemente estudios con resultados y relaciones positivos que aquellos con negativos) y un cherry picking (seleccionar los estudios que refuerzan una idea previa).

¿Qué aporta este estudio en el conocimiento actual sobre glifosato y cáncer?

Este estudio sugiere, con precaución, que una elevada exposición ocupacional al glifosato podría relacionarse con el LNH en seres humanos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es otro estudio más dentro de los muchos que se han publicado en los últimos años sobre glifosato y cáncer. Un metaanálisis similar seleccionando un conjunto diferente de estudios, aportaría otros resultados. De hecho, algunas investigaciones han mostrado que la gente que trabaja con este herbicida tenía riesgo incrementado de LNH mientras que otros no encontraban dicha relación. Aun así, la mayoría de los estudios realizados en humanos no han encontrado relación entre el glifosato y el cáncer.  Hoy por hoy, no sabemos con certeza si el glifosato provoca o no cáncer en el mundo real y en seres humanos. Precisamente por ello, porque no está claro, la OMS incluyó el glifosato en el grupo 2A (probablemente cancerígeno para humanos).

¿Por qué hay tantos resultados contradictorios entre glifosato y cáncer?

En primer lugar, detectar efectos perjudiciales para la salud de compuestos químicos concretos (como el glifosato) a partir de estudios epidemiológicos no experimentales es algo muy complicado. Existen multitud de factores que complican el análisis de los datos e interfieren con ellos. Por otro lado, si el supuesto efecto cancerígeno del glifosato fuera grande, sería fácil detectarlo. El problema es que sólo una fracción de los estudios ha encontrado cierta relación entre glifosato cáncer y solo para tipos muy concretos de cáncer como el LNH. Además, en estos casos el riesgo incrementado de cáncer era relativamente pequeño. Por obvios motivos éticos, no se pueden realizar experimentos con personas expuestas a propósito con glifosato, así que tenemos que conformarnos con estos tipos de estudios con tantas limitaciones.

¿El pronóstico? Seguiremos escuchando noticias de estudios que afirman que el glifosato se relaciona con el cáncer y noticias que afirman lo contrario durante muchos años más. ¿Por cuánto tiempo? Eso dependerá de la calidad de los estudios científicos que se vayan publicando, que irán expandiendo poco a poco la información que tenemos sobre este asunto.