La institución cultural de los vínculos

28 de febrero de 2021 21:21 h

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¿Pueden institucionalizarse los vínculos más allá de la familia, la escuela y el trabajo? Sí, las instituciones culturales, algunas, después de mucho esfuerzo y años de picar piedra en el territorio lo consiguen. Dejan de ser instituciones de paso, donde entrar a recibir algo y salir con un botín cultural. De Medialab/Prado es muy probable que salgas con esas manos que la cultura mercantil quiere que llenes vacías, “solo” saldrás con ganas de volver, con una conversación, un pensamiento, un momento vivido, cuatro contactos nuevos y las ganas de apuntarte a un grupo de trabajo o a la próxima convocatoria abierta. En fin, sales con un vínculo por construir, por fortalecer.

Allí muchas personas hemos vivido muchísimas cosas cruciales que han cambiado nuestra vida, hemos establecido relaciones de mentoría, de admiración, de aprendizaje, de colaboración, pero, sobre todo, de afecto. Las personas que formamos parte de su comunidad nos sentimos parte de algo vivo. Con la firmeza de ese sentido de pertenencia presente redactamos un manifiesto que no ha dejado de sumar adhesiones desde que se hizo público el cese de su director, Marcos García. Me gustaría saber cuántas instituciones culturales públicas o privadas se pueden jactar de tener una comunidad tan definida, no tanto en su perfil sino en su compromiso. ¿Es eso lo que se quieren cargar nuestros gobernantes? ¿Lo que les da miedo, instituciones a las que poder sentir que pertenecemos, que transforman nuestra vida, una cultura que se vive y se hace en vez de ser consumida?

Porque eso es lo que pasa en Medialab, que te transforma, ni siquiera “te enriquece” como pretenden los proyectos expositivos basados en engrosar nuestra cuota de cultura como si aquella fuera una experiencia acumulativa, comparable a la de la producción. No, Medialab es un proyecto inacabado, como lo es toda la cultura que tiene que ver con lo vivencial, lo digital y lo experimental. Y eso no lo va a transformar un cambio de sede, pero sí lo va a mutilar. Las relaciones que se dan en Medialab tienen que ver con el espacio, con el enclave físico dentro de la ciudad, con la cercanía, con el deseo de romper con la centralidad, ese cáncer cultural con el que hemos tratado de luchar desde dentro en aquel proceso de descentralización que comenzó la cultura municipal allí por 2015 y que claramente está viviendo un proceso retráctil. No. Volvamos al centro, volvamos al dorado, volvamos al paquete terminado, a lo que puedes llevar, lo que puedes consumir.

Lo más triste de este desmantelamiento es que los que lo idean es probable que no sepan lo que se cargan. O sí, lo saben perfectamente. Te cargas una radio escuela, te cargas un centro social, dos centros sociales (pienso a vuela pluma en La Ingobernable y en EVA), te cargas una Casa de Cultura como la de Chamberí. Te cargas los vínculos. A la persona que recoja el testigo que dejan Marcos García, Laura Fernández y su equipo le sugiero que en ese presunto nuevo espacio expositivo e innovador deje un espacio, un hueco, un vacío para exponer los vínculos que a partir de este cambio de dirección y sede quedarán cortados: los que se construyeron con el propio edificio, con el vecindario, con agentes culturales y sociales de todo tipo, la AFA del colegio público anexo, CEIP Palacio Valdés, con el Café Matilda, con el propio CaixaForum (ya una gran caja expositiva donde se produce todo aquello con lo que quiere innovar este nuevo proyecto), con el Hub de enfrente, con el barrio de las Letras, en fin, con otro modelo de ciudad que el que se apuntala ahora.

Los vínculos de esta comunidad se mantendrán, expandidos por la ciudad y las redes. Dejaréis un socavón entre la calle Atocha y el Hotel Palace. Una nueva cicatriz comunitaria en un centro despoblado, lleno de franquicias, hoteles fantasmas y restauración llena de extranjeros, vínculos efímeros que solo se traducen en riqueza monetaria. Qué será lo próximo, ¿las bibliotecas públicas? Las comunidades y los vínculos seguiremos rondando.