Ante los desagradables sucesos vividos por cómicos, actores, titiriteros, concejales y demás profesionales del esparajismo en los últimos meses, el Gobierno comunica la inmediata puesta en marcha de una Ley del Chiste.
Lejos de poner límites a la libertad de expresión, este paquete legislativo busca crear un marco de garantías jurídicas para este colectivo al tiempo que protege los derechos constitucionales del resto de la ciudadanía. Aunque el desarrollo normativo será publicado en el BOE, adelantamos aquí sus principales puntos.
Quedará expresamente prohibido hacer burla de cualquier colectivo desfavorecido, lo cual incluye a víctimas de ETA, víctimas de Al Qaeda, pobres, obesos, enanos, albinos, ciclotímicos, gente con vitíligo y/o heterocromía, niños con enfermedades raras, padres de niños con enfermedades raras, zurdos, disléxicos y periodistas deportivos. Dichos colectivos están particularmente expuestos a los negros horrores de la existencia, por lo que es obligación del Estado impedir que se conviertan en objetivo de los humoristas.
Además, todos los chistes deberán ser inclusivos, garantizando no solo paridad de género sino una presencia equilibrada de colectivos LGBT. Esto afectará fundamentalmente a aquellos chistes sexistas (prohibidos desde este momento) y también a aquellos que, por sus particulares necesidades estructurales, requieran de un número limitado de personajes. Es obvio que “van dos y se cae el de en medio” perpetúa esquemas heteropatriarcales. Si bien esta broma podrá seguir haciéndose, ya no podrán ser solo dos. En su lugar, el humorista deberá incluir un mayor número de personajes (cuatro, por ejemplo) donde se haga explícito que la mitad son mujeres y, como mínimo, un gay, lesbiana o transexual. Si bien esto alargará el chiste y lo hará, quizás, un poco farragoso, ofrecerá una representación mucho más fiel de una sociedad moderna e integradora como la española.
Con el fin de implementar estas medidas, se pondrá en marcha un nuevo departamento de la Guardia Civil llamado Brigada Chanza. Esta, que será integrada por un total de dos mil señores con bigote y sin sentido del humor, vigilará todos aquellos escenarios de riesgo tales como obras de teatro, programas de televisión y cumpleaños infantiles. Además, la División Chanza tendrá una subdivisión informática (Grupo Tecnochanza), encargada de controlar el correcto ejercicio humorístico en las redes sociales.
Desde el Gobierno, confiamos en que estas medidas acaben, de una vez por todas, con ese estéril debate sobre los límites del humor.