Los que llegaron antes que la UME
Esperaban que a sus calles arrasadas llegasen equipos de rescate, bomberos, militares, excavadoras y productos de primera necesidad, y nada de eso: los que aparecieron en las calles de los pueblos valencianos más castigados, ya desde las primeras horas, no fue la UME sino Alvise y Desokupa, Negre y sus pseudo periodistas, Iker Jiménez y Ana Rosa, los difusores de bulos contra el gobierno o contra los inmigrantes, los negacionistas, varios grupos neonazis y fachatubers. No ha faltado ni uno, están todos en Valencia.
Los vecinos tienen motivos de sobra para estar desesperados y cabreados, para abuchear a una comitiva oficial que nada trae y que solo entorpece, incluso para lanzar inofensivo y simbólico barro a los impolutos que se pasean sin mucho sentido por sus calles. Sería de ciegos negar que el malestar existe, pues la magnitud del desastre es de por sí ingobernable, y se suman los errores y la mala coordinación de las distintas administraciones en los primeros días, y el desborde generalizado. Pero tampoco seamos tan ingenuos de creer que todo es desesperación espontánea cuando la crème de la créeme del bulo, de la intoxicación, del amarillismo periodístico, de la antipolítica y de la ultraderecha, incluida la ultraderecha más violenta, lleva cinco días acampada en la zona.
A todos los del primer párrafo hay que sumar la campaña “todos a una” de quienes en televisiones, tertulias, radios y portadas de periódico, han decidido ya el reparto de culpas y repiten las mismas consignas: el Estado fallido, la inhibición del gobierno, el presidente se desentiende, los valencianos abandonados, la culpa es de la AEMET… Y sin olvidarnos de Feijóo, el más tempranero de ellos en la zona, marcando ya los mensajes en la primerísima hora.
La DANA ya se ha llevado por delante varios cientos de vidas y miles de hogares y negocios además de infraestructuras, pero algunos apuestan porque se lleve por delante también al gobierno de Sánchez. Y en su campaña agresiva y manipuladora, echando gasolina en un terreno tan inflamable como aquel, con la altísima temperatura emocional (no solo de las víctimas, del país en conjunto), pueden llevarse por delante la democracia.
Lo de este domingo en Paiporta fue una protesta ciudadana, sí, y cargada de razón. Pero también fue un intento de linchamiento de las autoridades, y muy especialmente del presidente del gobierno, con gente pateando y golpeando uno de sus coches, y justificado en medios y redes que hicieron circular la consigna de “el presidente huye”, “Sánchez deja tirados a los reyes”, “huye como una rata”; los mismos que llevan años cuestionando su legitimidad o llamándolo autócrata y régimen sanchista, o que vaticinaron que acabaría colgado de los pies. Y no van a parar hasta conseguirlo.
La prioridad hoy es asistir a las víctimas de la DANA, a quienes necesitan ayuda, a quienes lo han perdido todo, a quienes siguen buscando a sus desaparecidos. Todos los esfuerzos hay que ponerlos ahí, sin duda. Pero cuidado que las urgencias no nos hagan descuidar esa otra riada de odio y manipulación cuyos destrozos pagaremos todos.
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