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El machismo de Ciudadanos

La Organización Meteorológica Mundial (OMM), para evitar el sexismo, hace cada año una lista con los nombres que llevarán los huracanes que se produzcan durante el año, alternando nombres femeninos y masculinos. Es decir, los nombres están pensados desde antes que el huracán se produzca. ¿Por qué entonces los huracanes que llevan nombres de mujer matan el doble que los que llevan nombres masculinos? Porque la sociedad, cuando lo que se avecina es una huracán con nombre de mujer, toma menos precauciones que cuando lleva nombre de hombre, porque los perciben como menos peligrosos, muriendo casi el doble de personas. Esto ha hecho incluso que se replanteen el sistema de nomenclatura.

A los hombres se les presupone más peligrosidad hasta este punto. A las mujeres se nos presupone benevolencia. Realmente es una percepción bien fundada, ya que estadísticamente cometemos la minoría de los homicidios y agresiones, siendo ellos los que se llevan la palma. El sexismo tiene así tantas víctimas en tantos ámbitos que asusta, porque ni siquiera somos conscientes.

Una cuestión semántica también, dicen, ha sido lo que ha llevado esta semana a Ciudadanos a no votar a favor de una moción contra la violencia de género presentada por Compromís en el Ayuntamiento de Valencia. Conscientes de la importancia de las palabras, se han posicionado en contra, pero no para proteger a las mujeres, que es el motivo de esta moción, sino para proteger a los hombres. El motivo: en el texto presentado por Compromís aparecían conceptos como “violencia patriarcal” y esto, según Ciudadanos, criminaliza a los hombres. Solución: no votar a favor de la moción contra la lacra que se salda con 70 mujeres asesinadas al año (si no contamos otras víctimas como las de maltrato o los huérfanos).

La semántica es importante, sí, y por eso el texto de Compromís habla de “violencia patriarcal”, porque hay que visibilizar, hay que llamar a las cosas por su nombre y no suavizar los hechos. Suavizando la realidad lo que se consigue es invisibilizar el problema, como hacen los medios cuando comunican feminicidios de esta forma:

Pero saber de la importancia de la semántica y usarla sólo para defender a los hombres (incluso en un caso en el que se intenta salvar vidas femeninas) es una declaración de intenciones meridiana. Es una defensa ridícula, además de injusta, ya que, en efecto, son los hombres los que ejercen la violencia de género. Y es, sin duda, la estructura patriarcal la que hace que esta violencia sea posible. ¿Por qué entonces la abstención? Por mera ideología. Ciudadanos no es un partido machista por desconocimiento sino por ideología.

Porque lo han demostrado en otras ocasiones, no sólo en ésta. Este mismo verano, una moción de reprobación por machismo, presentada por el PSOE, contra el alcalde de Granada por decir que “las mujeres cuanto más desnudas, más elegantes” no prosperó porque los cuatro concejales de Ciudadanos volvieron a abstenerse. En este caso Ciudadanos no vio problema semántico alguno, no pasaba nada por hacer declaraciones así, no cosifica ni sexualiza a la mujer. “Fue sin mala intención”, alegaron. Ver un problema semántico dependiendo del género es machista en sí mismo.

Tampoco vio Ciudadanos un problema semántico ni de sexismo en las declaraciones de Javier Nart sobre Rosa Díez cuando la llamó “monja de clausura” en este símil sobre el pacto con UPyD: “Le planteamos relaciones prematrimoniales, pareja de hecho, matrimonio e incluso estábamos dispuestos a llegar al adulterio con Rosa Díez, pero parece que prefirió la situación de monja de clausura, que es amena pero poco comunicativa”. A pesar de que UPyD pidió a Rivera que desautorizara a Nart, esto tampoco pasó.

Ciudadanos, el partido que está en contra de la paridad y que no considera el aborto como un derecho sino como un fracaso, planea además una modificación de la Ley Integral de Violencia de Género (así lo propuso en su programa de marzo) lo cual, visto lo visto, da más miedo que esperanzas.

Ciudadanos no deja de alzarse en los sondeos como fuerza política y eso, para las mujeres en particular, no es ninguna buena noticia. Porque aquí vuelve a importar la semántica: Ciudadanos mira por los ciudadanos, pero no por las ciudadanas.