Los periodistas estamos sobrecogidos. Los periodistas, los que aún creemos en la dignidad y la función social de esta profesión. Por supuesto que sabemos del uso torticero de algunas informaciones con fines espurios, algo que nos indigna y ante lo que a menudo nos sentimos impotentes a pesar de denunciarlo. Pero otra cosa es –pura sensación física quizás– escuchar en su viva voz a altos cargos de La Sexta cómo se había gestado un bulo contra Podemos para desprestigiar a esta formación de izquierdas en alza. Fue publicada a un mes de las elecciones de 2016 lo que influyó en sus resultados sin lugar a dudas. Esa mentira deliberada trastocó la voluntad popular y por tanto la democracia, en mi opinión.
La bomba la difunde el nuevo medio de la periodista Patricia López Crónica Libre. Había habido filtraciones previas, pero el documento sonoro con ese tono de amiguismo risueño es el mazazo de confirmación. La fuente, una vez más, el deplorable director de OKDiario, Eduardo Inda, que difunde con pruebas inventadas, un asunto muy turbio: una cuenta en las Granadinas a nombre de Pablo Iglesias con miles de euros entregados por el presidente de Venezuela Nicolás Maduro. Era y es mentira. Pero Ferreras “lo compra” a pesar de que lo encuentra “burdo” y lo difunde además Antena 3, dado que en la reunión del lobby está también su consejero delegado Mauricio Casals. El comisario Villarejo todavía no había sido detenido, lo fue en pocos meses. El comisario Villarejo es la fuente. Inda, su ejecutor en este y otros muchos casos.
Si el hecho en sí es gravísimo, las reacciones mediáticas han sido pavorosas en algunos casos. En España se crean demasiados lazos afectivos o de interés entre políticos y periodistas, entre malsanos políticos y periodistas, y entre los propios informadores cada uno de su ser o ralea. La reacción fue tardía para empezar. No de muchos periodistas independientes que saltamos aterrados, de medios que buscaban la forma de digerir y explicar lo ocurrido. Comprobar los datos es una obligación pero las voces del conchambeo dejaban lugar a pocas dudas.
Faqs de la televisión catalana TV3 fue la primera en reaccionar, la misma noche del sábado.
Ha habido retrasos injustificables en la reacción pero, mucho peor, intentos de lavar la cara a una manipulación extremadamente dañina bajo unas excusas que indican el putrefacto estado en el que algunos actores de este drama tienen al periodismo. Algunos, no todos, que no se olvide.
Ninguna amistad justifica que los colegas exculpen a un cirujano que extirpa un riñón a un paciente sin necesidad. O porque lo manda los intereses de la empresa. No hay contexto posible, ni en tiempo, ni en forma, para comprar un delito que perjudica a personas. Ni por lo más remoto es periodismo dar los bulos de un sinvergüenza ni añadiendo la respuesta de la víctima, como lo ha hecho la propia cadena, la Sexta. De ser lícito, se podría culpar con los peores cargos a cualquier inocente, a cualquiera, que bastaría oír al agredido detrás para que pasara como periodismo. Pero ¡Qué barbaridad! Pero ¡cómo se atreven! El daño hecho a la ciudadanía es inmenso.
Y por si faltara poco, están los que siguen agrediendo a la víctima, Podemos, empecinados desde sus intereses políticos en confundir a la audiencia. Es el caso de la Agencia EFE, la primera española con difusión mundial. Observen el sujeto de la “noticia”.
Y el de TVE que se atrevió en su telediario del domingo a seguir hablando de “presunta financiación ilegal de Podemos” cuando todas las insidias contra ellos han sido desestimadas por la justicia. La justicia española como suelo añadir no por casualidad. A a esta pieza maestra de la manipulación de la TVE de Pérez Tornero no le faltó más que ilustrar el texto con imágenes de las ministras Montero y Belarra riéndose en otro momento distinto, esto es digno de la televisión de Urdaci. No hay derecho.
El bulo de Inda fue al debate de La Sexta noche el 7 de mayo de 2016, el programa sí dio la mentira. En realidad hace mucho que dejó de ser un debate al introducir elementos tan perturbadores de la información como Inda o Marhuenda o Claver. Ignacio Escolar estaba allí y, tal y como había hecho ese sábado elDiario.es al desvelar que el documento era un montaje, intentó rebatir la falacia. El director de Ok Diario persistía. Este es el problema, lanzado el obús se expande sin freno. Y se lanzó.
Las tertulias con elementos tóxicos han sido uno de los grandes focos de la destrucción del periodismo. Muchos compañeros honestos explican que tienen que estar ahí para contrarrestar. A estas alturas del deterioro gran parte de la audiencia está educada solo para escuchar lo que quiere escuchar. La solución más plausible sería que desparecieran de los platos esos presuntos periodistas con misión claramente perturbadora.
Pero luego están las portadas y artículos infectos, la confusión entre activismo político sucio y periodismo. También la audiencia habría de cerrar ese grifo.
Y es inaplazable que RTVE y la Agencia EFE dejen de manipular al servicio de la desestabilización. Ninguna mochila lo justifica.
Lo ocurrido es extremadamente grave. Y solo se trata de una parte, Villarejo tiene más material. Lo de Antonio García Ferreras no tiene ninguna justificación. Lo de Inda, menos. Ambos deberían desaparecer de las pantallas. El periodismo de comandita es tóxico, y ha de expulsar a muchos más de sus protagonistas. Y habrá que seguir observando cómo trabaja al unísono el brazo judicial. Porque Gladys López Manzanares, Magistrada-Juez del Juzgado de Primera Instancia 84 de Madrid, sentenció que el honor de Pablo Iglesias no había quedado vulnerado por la publicación de esta información falsa en un digital llamado Ok Diario,
Horas antes de la bomba de Ferreras me preguntaba en elDiario.es “Y si los falsos periodistas cómplices en las prácticas mafiosas de sus capos fueran apartados de la profesión”… No va a suceder, pero sí deberían ser apartados al menos de la relevancia. La audiencia que puede apagar la cloaca.
El CIS y otras encuestas daban a Unidas Podemos el segundo puesto tras el PP en las elecciones de Mayo de 2016, casi no lo recordamos. El bulo de Inda pocos días antes de la fecha como parte de una campaña brutal de maledicencia influyó muy probablemente en el resultado. Volvamos a preguntarnos qué hubiera pasado de no sufrir la democracia esas trabas. Y sobre todo: a dónde vamos si el periodismo decente no se impone y sigue cumpliendo su labor esencial. Lo ocurrido desprestigia a la profesión entera, pero, además de las protestas particulares -que nos cuestan caras- , recordemos que ha sido el periodismo quien les ha contado la traición a los principios esenciales de los falsos profesionales.