Sería más fácil si fuera una partida de ajedrez, con dos jugadores. Ahora le tocaría mover a Rajoy. Pero fue el presidente del Gobierno el que dejó en manos de un tercer jugador el resultado de la partida. Este tercer jugador ha hecho ya su juego. Los catalanes han dado una lección a la política. Y han vuelto a hacer historia. Si Jordi Amat concluye en su lúcido ensayo ¨La conjura de los irresponsables¨ que asistimos a un fracaso de la política, los ciudadanos se han acostumbrado a que son ellos los encargados de enmendarles sus errores a los políticos. De curar la enfermedad. El voto de estas elecciones ha sido un voto solucionador, paliativo, medicinal. Y han vuelto a votar a la contra. Contra la ineficacia, la torpeza, el ridículo, la inacción, el radicalismo secesionista o españolista. Media Catalunya ha votado contra la otra media.
Rajoy ha dicho que ofrece diálogo, pero rechaza la oferta de un encuentro fuera de España con Puigdemont. Y todo lo demás que ha expresado en su comparecencia no permite sospechar que vaya a mover ninguna ficha, ni la de las propuestas, ni la de las elecciones anticipadas, ni nada. Lo que ocurre, Mariano, es que eso ya no vale.
La jugada que culminó el 21D consistía para el Gobierno de España en un movimiento que desarticulase al rival por sus contradicciones internas y el contexto problemático. La profunda fractura social, la amenaza económica y las batallas por el liderazgo independentista debían ser lo que catapultase la reacción de los ciudadanos. Oigan, catalanes, no se equivoquen al escoger. En sus manos está el futuro de Catalunya. Hasta aquí todo bien, pero el problema me temo que es la falta de previsión. No se han dibujado los escenarios posibles del después. Y el escenario que ha quedado dibujado era más que previsible. Que volviera a sumar el bloque independentista.
Mariano, déjate ayudar. Es tiempo de estrategas.
La primera de las estrategias es afrontar de cara el problema, asumiendo los riesgos, esto es, verte con Puigdemont y ser tú quien lideres la ruta política a seguir. Los riesgos son grandes, el fracaso de esta estrategia podría suponer un grave problema para ti entre los tuyos. Y también haría peligrar la legislatura. Ante esos riesgos te conviene rodearte de aliados.
La segunda estrategia es buscar artimañas para conseguir tu fin, como el caballo de Troya con el que los griegos hicieron creer a los troyanos que habían logrado la victoria. Durante la noche saca del caballo a tus guerreros que abran la puerta para que tu ejército entre en la ciudad de Troya. Si te decides por esta estrategia, cuida bien de escoger a tus guerreros, los que desembarquen en el interior de Troya. Parece que Xavier García Albiol no era soldado para esta guerra.
La tercera estrategia es huir, pero te la desaconsejo y la descarto. Ni peligra tu vida, ni has perdido a tu ejército, ni las condiciones se han vuelto adversas.
La cuarta estrategia es no hacer nada. Tengo que decirte que los estrategas llamamos a ésta la ¨estrategia Rajoy¨, así que qué te voy a contar yo sobre esta estrategia. Confieso que no me desagrada, que he aprendido de ti y que te ha ido bien en muchas ocasiones. Sin embargo, creo que esta vez te toca mover a ti y no puedes renunciar a tu tirada. Te aconsejo que muevas ficha con una de las dos primeras estrategias y que dejes la resiliencia para más adelante, cuando los propios errores de Puigdemont y los suyos te conviertan en espectador del problema. Ahora todavía eres el causante del mismo.