El fin de la monarquía española (2020-2040)

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El reinado borbónico sufrió una lenta decadencia a lo largo del siglo XXI, encontrando su abrupto final en el año 2040 con la proclamación accidental de la república.

Existe un amplio consenso entre los historiadores al señalar el traslado de Juan Carlos I a la Estación Espacial Internacional, en enero de 2021, como el principio del fin de la monarquía española.

Felipe VI, el mediano de los 3.741 hijos de Juan Carlos I y también el único oficial, consigue mantenerse lejos de los escándalos de su padre durante años. Lo hace gracias a sus continuos viajes a Benidorm, donde se deja fotografiar con españoles de constitución física desmejorada.

El escándalo, sin embargo, terminará por alcanzarle. En junio de 2026, un diario revela que la declaración de la Renta de Felipe VI lleva 25 años dándole a devolver una media de 40 millones de euros anuales. Una inspección posterior encuentra ciertas anomalías contables. Se descubre que el monarca está dado de alta en autónomos (pagando la tarifa más baja) y que tiene contratada a toda la población de Murcia por razones poco claras. La fiscalía descubre que ni un solo murciano está al corriente de esto, si bien tampoco están al corriente de muchas otras cosas.

El monarca, asediado, decide seguir el ejemplo de su padre. Comparece en televisión vestido de uniforme y ordena a los militares sublevados que acaten la Constitución. Es una situación ciertamente incómoda, dado que no hay ningún militar sublevado. Por primera vez en la historia de España, se empieza a sugerir que los reyes tengan que pasar un test psicotécnico antes de acceder al trono. Esto, sin embargo, implicaría alterar la Constitución sin que los bancos ganen dinero, cosa que la Constitución prohíbe expresamente. 

Felipe VI cae en un estado de melancolía que pronto deriva en un comportamiento errático impropio de un rey. Se le ve en un Alcampo comprando yogures, y, solo unos días después, intenta devolverlos alegando que Villarejo le ha metido trozos de fruta dentro. A pesar de que el encargado le asegura que ya llevaban fruta cuando los compró, la inviolabilidad del monarca hace que acaben devolviéndole el dinero.

Para entonces la popularidad de Felipe VI es tan baja que llama a Pablo Motos para ir al El Hormiguero y Trancas le dice que no puede ponerse. En 2028, una encuesta del diario ABC asegura que el 98% de sus lectores son monárquicos, lo que da un total de 5 personas, 7 menos de las que estima el CIS.

Felipe VI vuelve a echar mano de las enseñanzas de su padre y, desesperado, dispara a un elefante. Lamentablemente, yerra el tiro y mata a un zoólogo en prácticas. Aunque nadie sabe muy bien para qué sirve un zoólogo, no deja de ser una persona, y este incidente acaba por darle la puntilla al reinado de Felipe VI.

En 2030, Leonor de Borbón y Ortiz se convierte en Reina de España adoptando el nombre de Leonor II. Ese mismo día anuncia su compromiso con el batería de Taburete, con quien lleva manteniendo una relación secreta desde la adolescencia. Esto causa gran estupor, ya que nadie se lía nunca con el batería.

Leonor II, ajena a las críticas, contrae matrimonio en La Almudena. A la ceremonia asisten los más destacados amigos de la familia Real, que no pueden quedarse mucho porque tienen que volver a dormir a la cárcel.

El rey consorte, cuyo nombre nadie consigue recordar, pide ser denominado Billy Bad King, The Motherfucker Boss of Spain, título que pasa a ser oficial a pesar de las quejas de la RAE por los “préstamos innecesarios”.

El reinado de su majestad Leonor II y don Motherfucker será extremadamente breve. Un día después de la boda, la reina anuncia que se coge una excedencia. La Constitución no contempla tal supuesto, pero Leonor II y su esposo se marchan igualmente, instalándose en un ático de 500 metros cuadrados en el SoHo. En su nueva vida en Manhattan, Leonor II montará una tienda de productos ecológicos mientras que Motherfucker se enamorará de su dealer y se mudará con él a San Francisco, donde siguen residiendo en la actualidad.

Diez años después del abrupto éxodo de la familia real, España vota en referéndum si desea implementar una monarquía rotatoria, al modo de las comunidades de vecinos, o se inclina por la república. Un desafortunado error tipográfico en las papeletas hace que gane la república, pero la francesa. Así, Juan González e Hijos Artes Gráficas S.L., responsables de la impresión, hacen realidad el sueño que Napoleón Bonaparte no pudo ver en vida. Hoy, España es la región más pobre de Francia y también la que peor francés habla.