La prueba piloto tendrá lugar en Alemania. Allí estrenará Facebook su filtro contra las noticias falsas, dicen, por la presión de Merkel. Los alemanes votan a mediados de año y a la canciller le preocupa que Putin acabe teledirigiendo a sus compatriotas como, según parece, hizo con los estadounidenses.
Llevo un par de semanas desarrollando un trabajo de campo en mi muro de Facebook. La idea original era calcular la cantidad de noticias falsas que difunden mis contactos, pero desde que empecé el proyecto no me he encontrado con ninguna. No políticas por lo menos. Sí me he topado con falsedades de otros géneros: que la leche da cáncer, que el Blue Monday no sé qué, que el dedo gordo del pie es un reflejo del hígado… Pero de política, ninguna.
Mis contactos, por lo que se ve, son ciudadanos críticos y responsables con un concepto muy claro de lo cierto y de lo falso (salvo en cuestiones lácteas). Esta investigación, sin embargo, no ha resultado del todo inútil. Me ha servido para percatarme de un hecho curioso, vean: casi todos mis “amigos” difunden noticias de exactamente los mismos medios.
Gana, por los pelos, este que leen. Le sigue El País, La Sexta, Cadena SER y, a una ya considerable distancia, La Marea. Ninguno de mis contactos ha difundido, en las últimas semanas, ni una sola noticia de ABC, La Razón, RTVE, Onda Cero o Cadena Cope. Tampoco de Okdiario o Intereconomía. Ni siquiera una triste columna. Ni una viñeta. Solo he encontrado un enlace a El Mundo (y es de Papel, así que no cuenta del todo) y dos a Deia.
Eso quizá demuestre el extraordinario criterio de mis “amigos”, su olfato para la información veraz, su impecable gusto, tan bien jerarquizado. Claro que también puede ser que demuestre algo muy distinto. No quiero precipitarme en mi análisis, pero existe la posibilidad de que esté yo encerrado en una burbuja de pura reafirmación digital, un club de pensamiento único y palmaditas virtuales en el hombro. Una zona de confort intelectual donde nadie compartirá jamás nada que me soliviante (salvo que la leche da cáncer por no se sabe qué motivo).
En cualquier caso, el filtro de Facebook pierde el tiempo conmigo. En mi muro no hay una sola noticia política falsa. Y aunque eso no implica que esté bien informado, me queda el consuelo de saber que no voto a quien Putin quiere que vote. Creo.