Pasa algo curioso con la corrupción política. Por mucho que corras, ella siempre corre más rápido y al final siempre te alcanza. Lo vimos con el PP al principio de este siglo con el caso Gürtel y la caída del gobierno de Mariano Rajoy. Lo vemos ahora con las consecuencias de las andanzas de Koldo García, el hombre para todo del exministro y pronto exdiputado José Luis Ábalos. Es inútil seguir corriendo. No sirve de nada. Lo mejor que puede hacer por él mismo, por su partido y por todos los demás es acortar la agonía y tratar de sufrir lo menos posible.
Ya no hay tiempo para aquellas tradicionales y tan típicas etapas de gestión de la corrupción a la española, donde primero pasaban semanas de negación y poner la mano en el fuego, luego venía la fase de paranoia y todo escondía una conspiración donde el corrupto era, en realidad, la víctima, a continuación, llegaba la fase del arrepentimiento y la contrición y finalmente todo terminaba con la toma de algunas medidas anticorrupción que ya no le importaban a nadie. Ahora se pasan a toda mecha para tratar que el fuego arrase lo menos posible. Los socialistas no han tardado ni 48 horas y ya van algo pillados para plantar el cortafuegos.
Da igual si Ábalos lo sabía o no, si se aprovechó o no, si lo sospechaba, pero se calló, si prefirió no saber y no mirar algo que estaba a plena vista porque tampoco es que se esforzara mucho en ocultarse. Eso constituye materia penal y no nos corresponde a nosotros juzgarlo. Lo que resulta incuestionable y abrumadora es su responsabilidad política. O la asume, o pasará al siguiente en la cadena de mando.
A Koldo García lo elige el ministro Ábalos porque quiere y está en su derecho, nadie se lo impuso. Es el ministro Ábalos quien le permite actuar como si fuera el rey del mambo toqueteando pisos en Benidorm y billetes de quinientos euros en lugar de tocar canciones de amor. Es su responsabilidad y de nadie más. No cabe excusa alguna. Alegar que no lo sabías te hace parecer estúpido o cínico. Además, si realmente lo ignorabas, mayor razón para asumir tu responsabilidad. El hermano de Ayuso no va a venir a salvarte, ni triplicándole la comisión. Que otros se hayan enriquecido haciendo algo bastante similar ni es un atenuante, ni constituye un eximente.
Hace tiempo que en España hemos permitido que la línea que marca la responsabilidad política haya ido retrocediendo hasta superponerse sobre la línea que traza la responsabilidad penal. Se hace urgente volver a dibujarla en su lugar original, mucho antes de que los jueces emitan una sentencia, para así recuperar espacio, higiene y calidad democrática. Ya puestos, parece también un excelente momento para hacer limpieza general en todas las administraciones con los contratos que se hicieron durante la penuria y la urgencia de la pandemia. Que koldos suele haber de sobra en España.