El colega Salvador Enguix recuerda que en la “pantanà” de 1982, la peor tragedia vivida en València, con toda la comarca inundada, murieron ocho personas. No había redes ni móviles. Ahora, en pleno siglo XXI y con todas las alertas, han fallecido al menos 92 personas a las que hay que sumar otras dos en Castilla-La Mancha y una en Málaga. De momento.
No hay adjetivos suficientes para semejante tragedia ni consuelo para quienes la han sufrido más directamente. La prioridad, evidente, es resolver las necesidades más perentorias. Los mensajes de auxilio que mucha gente envió durante toda la noche del martes a través de las llamadas a la radio (mención especial a la cobertura realizada por la Cadena Ser), las informaciones publicadas por la redacción de elDiario.es en València o las imágenes que podían verse en tiempo real (en este caso hay que destacar la cobertura de À Punt) hacían presagiar la gravedad de la situación.
Esta semana ya se había avisado desde la AEMET de que la previsión era preocupante. “Si todo sigue tal y como prevén los modelos meteorológicos durante los próximos 5 días, esta DANA, por sus características y comportamiento, tiene mucho potencial de entrar en las del grupo de alto impacto. De las que serán recordadas en la vertiente mediterránea”, advirtió en X el doctor en Física y meteorólogo de la AEMET Juan Jesús González Alemán. Acompañó el texto de un gráfico elaborado el pasado viernes en el que mostraba la ubicación de la borrasca en ese momento.
Así que la primera constatación es que no falló la predicción sino la prevención. ¿Por qué la alerta que la Generalitat Valenciana envió a los móviles para evitar desplazamientos se mandó cuando centenares de personas ya estaban atrapadas? El mensaje se recibió automáticamente en todos los teléfonos de la provincia de València a las 20:12 del martes. A esa hora había ya centenares de personas atrapadas en polígonos, carreteras o centros comerciales. También en urbanizaciones que no deberían haberse construido donde están. Es pronto para tener todas las respuestas. Pero habrá que darlas en algún momento.
Muchos de los comentarios a la alerta que el meteorólogo de la AEMET colgó en X asustan aunque no deberían sorprender porque los negacionistas y retardistas climáticos son activos en redes y fuera. Hace solo unos meses, José Gosálbez, uno de los concejales de Vox en el Ayuntamiento de València, negó la evidente emergencia en la que estamos. “Ese discurso de la burbuja climática no ha servido más que de señuelo ideológico y de derroche de dinero público”, afirmó en un discurso.
Joan Escuer, profesor de Geología, subrayaba este miércoles que el cambio climático provoca y provocará cada vez más episodios como este. Los expertos llevan tiempo anunciando que serán más habituales y de mayor intensidad. Es obvio que de un día para otro no podrá frenarse la tendencia. Ojalá. Pero se sabe desde hace tiempo que el aumento de temperatura que nuestras emisiones han provocado en el Mediterráneo sumado a la mayor humedad atmosférica ayudan a explicar el comportamiento meteorológico y episodios extremos como este. Nos lo han recalcado, otra cosa es que queramos entenderlo y aceptar cambios imprescindibles. En 2018, el Grupo Intergubernamental de Expertos Climáticos (IPCC), tan citado como poco escuchado, advirtió que se necesita una “transformación social sin precedentes”.
El economista David Lizoain argumenta en su libro ‘Crimen climático’ (Debate) cómo la política climática concierne a todo y a todos. “Vivimos en plena emergencia climática. Ahora, toda la política es política climática. La guerra, la peste, el hambre, la sequía, las migraciones…; nada puede separarse del telón de fondo que es la transformación total de la Tierra provocada por las acciones humanas”, subraya en su ensayo.
La transformación social imprescindible para evitar nuevas muertes sean por las sequías, las hambrunas que provocan, las inundaciones u otros fenómenos extremos pasaría por un cambio de modelo económico. Porque la emergencia climática tiene responsables y unos países y compañías más culpables que otros.
Las emisiones se dividen por países. Un dato: la mitad de las emisiones históricas de carbono a nivel mundial proceden de América del Norte y Europa. China es el mayor emisor mundial seguido por Estados Unidos y la India. Y solo cien empresas de todas las existentes están vinculadas al 71% de las emisiones industriales. Ahí destacan, entre otras, Saudi Aramco y Shell. O sea que los “criminales climáticos” tienen nombre aunque la mayoría de gobernantes prefieran no saberlo o no enfrentarse a ellos.
Muchos de esos gobernantes son los que han permitido un urbanismo descontrolado y aquí no hay mejor ejemplo que la Comunitat Valenciana. El mapa del Mediterráneo como zona cero de la España inundable que publicamos en elDiario.es nos retrata como país. Entre las provincias de Valencia, Alicante y Murcia hay 280.000 domicilios construidos en zonas inundables (el 27% del total en perímetros de riesgo en España). Algunos de los vídeos y fotos de la catástrofe corresponden a esas calles.
El tiempo se agota. Lizoain recordaba en esta entrevista que un informe de la ONU ha calculado que, en el peor de sus escenarios, habría 100 millones de muertes extra en 2100. Los fallecidos por la que es la peor DANA en lo que llevamos de siglo forman ya parte de la lista de muertes que nunca deberían haberse producido.