“El míster que trajo la estabilidad al partido”. Podría parecer que este titular se refiere al entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, pero a un gallego no le asombrará descubrir que se proviene de la crónica que hizo la TVG, la televisión gallega, en el día de la despedida de Alberto Nuñez Feijóo como presidente de la Xunta de Galicia. El titular exacto era este: “Cuatro mayorías absolutas para trece años de estabilidad”; mientras a su sucesor, Alfonso Rueda, se le presentaba como garante de la continuidad, con fotos institucionales por todo el estudio, a lo comunity manager del Real Madrid celebrando el título de liga. Al informativo regional de aquel día sólo le faltó una imagen de Feijóo subido a la fuente de los Caballos de Santiago, con el cántico de “cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer” de fondo.
Feijóo deja Galicia con la huelga más larga de un medio de comunicación público en España: los Venres negros (los viernes negros) de los trabajadores de la CRTVG suman ya más de 200 semanas de protestas. Tras casi cuatro años de movilizaciones, “la dirección de la CRTVG no ha dado ningún paso para avanzar hacia unos medios públicos plurales, imparciales y neutrales”, denuncia la plataforma Defende a Galega que se ha quejado reiteradamente de que Alberto Núñez Feijóo ha convertido a los medios públicos en un instrumento “al servicio del Partido Popular”. Por cierto, en el 2019 se otorgó a este colectivo el premio José Couso por su defensa del derecho a la información. Por supuesto, el premio no salió publicado en ningún informativo de la casa. Quizá ahora que Feijóo vive en Madrid sí se hable más de esta histórica huelga porque bien es sabido que la única forma de que se traten algunos temas informativamente es hacerlo desde la capital.
A Feijóo no le gusta que le pregunten por este asunto –ni que le pregunten en general, sospecho- y las pocas veces que ha respondido sobre esta cuestión ha salido con el balón en vertical con la misma calidad que Benzemá. Cuando los trabajadores convocaron una huelga de 24 horas la respuesta de Feijóo fue: “Las cuestiones de la CRTVG, que las conteste la CRTVG”. La verdad, incontestable. También ha dicho alguna vez que “le corresponde al director, a su equipo y a su consejo de administración la labor de control y de seguimiento de la CRTVG”. Claro que el director de la CRTVG, Alfonso Sánchez Izquierdo, fue designado por el PP -es decir, por el propio Feijóo- para dirigir el ente sin consenso político.
Hace unos cuantos años, cuando estaba en la oposición, el presidente del PP se quejaba con vehemencia de la instrumentalización partidaria de los medios de comunicación por parte del bipartito. En un pleno constató que las noticias de TVG le dedican al PP sólo el 8% de la información. Incluso llegó a denunciar que se le dedicaba más tiempo a una vaca de Badajoz que a él mismo. Hay que tener cuidado con las cosas que uno denuncia en el pasado porque pueden terminar regresando al presente como un boomerang mordaz, especialmente si tal denuncia involucra a una vaca, animal siempre respetado y venerado en los medios de comunicación gallegos.
Feijóo deja Galicia acostumbrado a no ejercer demasiadas rendiciones de cuentas. Por eso puso cara de “Bueno, venga, ¿cuándo nos centramos en el pulpo y dejamos esto de las preguntas?” mientras conversaba con Bertín Osborne en su cocina el pasado sábado. El resto de España irá descubriendo, poco a poco, su maestría para contener el exceso dialéctico y huir de los debates incómodos, como el de los pactos con VOX. Tiene Feijóo tanta experiencia sorteando debates que en Galicia hasta huyó de los electorales.
El problema para el presidente del PP es que la despolitización mediática que tan bien le funcionó en Galicia resulta difícilmente trasladable a nivel nacional. Desde Madrid se hace política de todo. También, por supuesto, de los silencios.