Fue José María Aznar quien presumió de “poner los pies encima de la mesa” y decirle a George Bush: “Yo hago 10 kilómetros en 5 minutos”. Si lo de Aznar fue una fanfarronada ridícula, uno de sus “cachorros”, Pablo Casado, acaba de confirmarnos que su título de Derecho no fue una carrera, sino un auténtico sprint. La mitad, 12 asignaturas, se las ventiló en las convocatorias de junio y septiembre del mismo año. Según Casado, “es algo muy habitual”.
Pablo Casado se ha preguntado “qué estamos haciendo con el periodismo en España”, porque lamenta ser víctima de “un verdadero acoso”. El dirigente del PP asegura que solo falta que le saquen “el título de EGB o unos análisis de sangre para decir que hay consumo de estupefacientes”. No se ha llegado a ese punto. Casado simplemente debe aclarar las exclusivas que han ido destapando varios medios y demostrar que no hizo su carrera dopado. Porque “muy frecuente” no es. Por lo menos, está al alcance de unos pocos.
Pablo Casado saltó a la fama en 2008, cuando nos dijo que “si eres joven y eres español, eres del PP, aunque no lo sepas”. Por entonces, el presidente de Nuevas Generaciones en Madrid ya tenía la carrera de Derecho, finalizada en tiempo récord un año antes, según ha publicado El Mundo. Con el título bajo el brazo, la joven promesa de Génova arengaba a los suyos afirmando que “en pleno siglo XXI no puede estar de moda ser de izquierdas”.
En 2008, Pablo Casado presumía de ser un joven liberal, lanzó la polémica de “los carcas que están todo el día con la guerra del abuelo y las fosas de no sé quién” y obtuvo sus “posgrados” en Harvard o Georgetown. Qué noche la de aquel año. Después supimos, a través de eldiario.es, que lo de Harvard era un curso en Aravaca, que todos estos títulos eran cursillos de entre dos y diez días y que fue becado en casi todas estas matrículas por ser parlamentario autonómico.
La crisis económica acababa de estallar, había jóvenes carcas que seguían siendo de izquierdas y Pablo Casado fue a por el máster. Al año siguiente, ya tenía uno como el de Cifuentes, según publicó El País. Casado lo obtuvo con convalidaciones y con cuatro trabajos de sobresaliente. Sin clases, sin exámenes y bajo la tutela del mismo director que tuvo la expresidenta madrileña. La jueza también se ha puesto a investigarlo y el dirigente del PP asegura que no hubo “ninguna irregularidad”.
Pablo Casado hace gala de buen trato con la prensa, aunque asegura que no entregó a los medios esos trabajos, “porque esto no es periodismo, sino un pim, pam, pum con puro escarnio”. Casado tampoco hace público su expediente universitario, “por ser datos privados amparados por la ley”. Yerra el dirigente del PP al comparar y decir que “es como si yo acusara a los periodistas de yo qué sé… de maltratar animales”.
No es maltrato, sino información. En manos de Pablo Casado está también desmentirla. “Muy habitual” no es, como él dice, ni su forma de obtener la carrera, ni los posgrados, ni el máster. Más normal parece que al ciudadano medio le sorprenda que un diputado logre la mitad de las asignaturas de Derecho en las convocatorias de junio y septiembre del mismo curso. Por eso, debe explicarlo. Si para superar la otra mitad de la carrera tardó siete años y cambió de universidad “para estar más cerca del trabajo como político”, debe asumir que en este cargo va también ser plenamente transparente. Y a partir de ahora, el tiempo dirá si Pablo Casado corrió mucho para ganar o para perder la carrera de político rápidamente.