De los tiempos en que había cabinas de teléfono por las calles (que sí, jóvenes, esas que salen en Cuéntame), nos ha quedado el tópico de la parejita que después de dos horas al teléfono llegan al momento de despedirse. Tras las buenas noches, tequieros y besos, empezaba el ritual que alargaba la llamada hasta el absurdo, para desesperación de los que esperábamos turno: “Cuelga tú”, “No, cuelga tú”, “Venga, tú”, “Que no, cari, cuelga tú primero”. Al final terminaban acordando que colgarían los dos a la de una, a la de dos y a la de tres. Y a veces ni por esas.
Algo así van a tener que hacer PSOE y Podemos para poner fin a su “negociación”. Que den una rueda de prensa conjunta Pedro y Pablo, y a la de tres, lo suelten a la vez: “¡No hay posibilidad de acuerdo contigo!” Hala, qué descanso.
Si no fuera porque ya le han puesto fecha a la investidura, podrían estar durante meses enviándose documentos, reuniéndose, dejándose la piel, tendiendo la mano, yendo muy en serio, insistiendo en que los españoles no pueden esperar más, proponiendo gobiernos de cambio, progresistas, reformistas y segundas transiciones. Y por las noches, cada uno en su cabina: “Cuelga tú, Pedro”. “No, cuelga tú, Pablo”.
El precio a pagar por colgar esta negociación es aparecer ante los electores como el culpable de la repetición de elecciones, el inflexible, el que pone por delante sus intereses partidistas y retrasa las medidas urgentes. Ninguno se fía del otro, y sus formas de ganar confianza son incompatibles: para el PSOE, tener a Podemos cuanto más lejos mejor; para Podemos, sentarse en el consejo de ministros. Por eso llevan semanas metiéndose el dedo en el ojo mutuamente, a ver si el otro se anima y da un portazo. Pero nada. Por más que se hacen feos, los dos aguantan agarrados al teléfono. “Cuelga tú, imbécil”, “No, tú, cretino”.
Que Podemos no quiere ni ver a Ciudadanos, pues va Pedro Sánchez estrecha lazos con Rivera. Que el PSOE quiere gobernar en solitario, pues Iglesias le hace el organigrama ministerial y refuerza su vicepresidencia hasta convertir la presidencia en un bonito florero. Que el PSOE presenta un documento de 50 páginas, Podemos otro de 100. Yo te mando al gallinero, tú me montas un numerito al salir de Zarzuela.
Ah, y el referéndum catalán, que es el Macguffin de esta negociación: tras leer el documento de Podemos, yo diría que no es el referéndum el mayor sapo para el PSOE. Gracias a él se ahorra rechazar otras medidas económicas, políticas y sociales de gran calado que sí ha propuesto Podemos. Cualquier día va Pablo y le dice a Pedro que vale, que aparca el referéndum, y a ver qué contesta entonces.
“Cuelga tú, que la investidura me la ha encargado el rey a mí”. “Cuelga tú, que solo has sacado 300.000 votos más que yo”. “Cuelga tú, que gobernar contigo genera inquietud”. “Cuelga tú, que si te doy los votos luego haces con ellos lo que quieres”. “Cuelga tú, que vas a conseguir que gobierne el PP”. “Cuelga tú, que vas a acabar en la gran coalición”. “Cuelga tú, que en el partido me comen”. “Cuelga tú, que tengo lío con las confluencias”.
Venga, chicos, los dos a la vez, a la de una, dos y tres.